Mantén tu inodoro limpio: esto puede sonar obvio, pero realmente hay que limpiar el excusado con frecuencia y prolijidad. Los limpiadores desinfectantes son perfectos para ese trabajo, y si quieres algo más económico, puedes recurrir al vinagre de vino blanco o al bicarbonato de sodio. También puedes hacerte con uno de esos ambientadores que se pegan a un lado del inodoro y desprenden un olor agradable cada vez que jalas de la cadena.
Mantenlo seco: a la mayoría de las plagas les encanta la humedad, y por eso se sentirán atraídas por los pisos húmedos del baño. Por lo tanto, es importante deshacerse del agua estancada del fregadero o del suelo después de ducharse. Si notas alguna fuga en tu tubería, llama a un técnico de inmediato y repárala.
Limpia tus tuberías de forma natural: en un recipiente, agrega partes iguales de azúcar, agua, vinagre y 5 a 10 gotas de jabón para platos. Mezcla todo y viértelo en el inodoro o en el lavabo del baño. También puedes verter un poco de agua hirviendo en el excusado.
Llama a una compañía de control de plagas: si no tienes el tiempo o el coraje para lidiar con las plagas tú mismo, llama a profesionales y deja que usen sus limpiadores pesados. Una vez hecho esto, de vez en cuando puedes arrojar agua mezclada con una solución de limpieza por el desagüe para asegurarte de que ninguna plaga suba al inodoro.

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