A pesar de los innumerables anuncios publicitarios que celebran los dientes perfectos y blancos como perlas, es importante recordar que los dientes de cada persona son diferentes. Los diferentes espesores y tonalidades del esmalte dan un color diferente al blanco, que es completamente natural.

Realmente disfruto viendo películas de los 90, principios de los 2000, o mejor dicho, de las chicas y mujeres que aparecen en ellas. No tienen cinco capas de maquillaje que se hagan pasar como “naturales”, no se pegan los abanicos que ahora se llaman pestañas, tienen el cabello un poco esponjoso y las figuras no son de las chicas con un vientre plano que viven en el gimnasio. E incluso los dientes son en su mayoría naturales, no hechos con una regla y de color blanco como un inodoro. Verlas es como un bálsamo para el alma después de ese brillo interminable hecho con Photoshop que se expandió suavemente a las calles de la ciudad. © Oídoporahí — Aquí hablan de ti / VK

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