Con la ayuda de un escáner térmico, se monitorea la temperatura corporal para evitar que pasajeros enfermos aborden el medio de transporte. Se ejerce un estrecho control durante los brotes de influenza. El dispositivo determina la temperatura del cuerpo humano a una distancia de 10 metros, con una precisión de 0,1 °.
En algunos aeropuertos hay “perfiladores”, especialistas que analizan los gestos, las expresiones faciales y el comportamiento de los pasajeros, y, con la información obtenida, identifican a los individuos potencialmente peligrosos.
Los escáneres diseñados para inspeccionar a los ciudadanos son absolutamente seguros. La máquina de rayos X del hospital produce alrededor de 600 microsieverts, y los escáneres modernos para inspección no superan el límite de 0,5 microsieverts.
Las imágenes de videovigilancia de la sala son procesadas por un programa informático capaz de evaluar el estado psicoemocional y convertir los movimientos más leves de una persona en indicadores de color. Si se ve verde, el pasajero es seguro; si prevalece el rojo, hay motivos para registrarlo.
Las bandejas de plástico en el área de inspección son los artículos más sucios en el aeropuerto. Los científicos han identificado en muestras tomadas de ellas 10 virus respiratorios diferentes, incluido el de la influenza A, y más de 100 microorganismos patógenos.
Para los servicios de seguridad, algunas de las prendas de vestir más sospechosas que podrían llevarte al control de seguridad adicional son los pantalones sueltos con bolsillos de parche, las faldas y los vestidos largos.
Al servicio de seguridad le molesta la mención de armas (incluso en broma), una cantidad sospechosamente grande de dinero en efectivo, así como el nerviosismo del pasajero causado por el miedo al próximo vuelo.
Es muy probable que un pasajero que tenga un peinado extraño o un cabello cuidadosamente trenzado sea llevado al registro adicional, porque es probable que oculte algo en su melena.

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