15 Frases de padres que solo hacen que los hijos les pierdan confianza
Ser madre no es una tarea fácil y en el camino es entendible cometer errores, aún más si tenemos en cuenta que la forma en la que nuestros padres nos criaron termina influyendo de una u otra manera en como lo hacemos nosotras con nuestros hijos. Sin embargo, hoy existen muchos recursos que pueden darte consejos para ser una mejor madre.
1. “No lo recuerdo, entonces no pasó”
Ahora todos sabemos sobre el gaslighting y entendemos que la negación de los hechos reales es una forma de violencia psicológica. Pero cuando éramos niños, muchos de nosotros escuchamos la frase “¡Lo estás inventando! ¡Eso nunca pasó!” de nuestros padres, quienes realmente no querían admitir que se habían equivocado.
Como resultado, los niños comienzan a dudar de su percepción de la realidad y de la utilidad de su propia memoria. Esto es extremadamente perjudicial para su capacidad de confiar en sí mismos y en el mundo porque las personas más cercanas, sus padres, les muestran que, en realidad, algo anda mal con ellos, ya que “recuerdan lo que no fue”.
2. “Puedes hacerlo mejor”
No hay límite para la perfección, pero muchos padres piensan de manera diferente. Desde los primeros pasos le ponen a su hijo una expectativa tan alta que el pequeño tiene que alcanzar lo inalcanzable todo el tiempo. A la vez, los adultos a menudo se olvidan de recompensar al niño por los resultados obtenidos porque no son un motivo de orgullo, sino solo una señal de que es hora de establecer nuevas metas.
Un niño que vive en la eterna carrera por el ideal paterno no sabe valorarse y disfrutar el proceso de su trabajo. Y, por supuesto, le resulta difícil evitar las neurosis y el estrés, porque siempre hay algo por lo que luchar. Estos niños a menudo se enferman, caen en la procrastinación y abandonan la carrera, cansados de girar eternamente en la rueda de las ambiciones de otras personas.
3. “En esta casa nada es tuyo”
Algunos padres están sinceramente convencidos de que un niño se convierte en una persona independiente solo cuando puede mantenerse a sí mismo. En consecuencia, hasta ese momento, uno puede ignorar su opinión, sentimientos, necesidades especiales, etc. La idea tóxica de que mientras una persona no esté ganando dinero “no es nadie” está creando una generación de adictos al trabajo acomplejados.
Los niños que han aprendido desde la cuna la idea de que nada en el hogar de sus padres les pertenece nunca se sienten seguros. La infancia perdida, la depresión, la ansiedad, los sentimientos debilitantes de culpa y vergüenza y la baja autoestima son solo algunas de las consecuencias frecuentes de esta forma de crianza.
Tales actitudes de los padres son la mejor manera de motivar a un adolescente a alejarse rápidamente de mamá y papá, para finalmente proporcionar a su pequeño mundo al menos algún tipo de estabilidad. Se irán a vivir fuera aunque sea a un rincón en un albergue, pero con la ilusión de que sea “su” lugar. Estas personas, por regla general, trabajan duro, porque es la única forma en que sienten su valía.
4. “Eres un nene” / “Eres una nena”
A muchos niños se les prohíben ciertas acciones y comportamientos debido a los roles de género. Tradicionalmente, se supone que los niños no deben llorar, ser tiernos ni vestir de rosa; y las niñas no deben trepar a los árboles, jugar a los carritos o al hockey. Estas restricciones impiden que los niños aprendan libremente sobre el mundo que los rodea y expresen abiertamente sus sentimientos.
Además, estas frases forman conceptos erróneos en los niños. Los varones crecen con la sensación de que sus compañeras son inferiores a ellos porque ser “como una niña” es vergonzoso. A las chicas les parece que todos los niños son gamberros agresivos, de los que es mejor mantenerse lejos. Esto puede conducir a problemas en las relaciones con el sexo opuesto para ambas partes.
5. “No lo necesitas”
Esta frase tiene muchos análogos, desde “¿para qué lo quieres?” hasta “sobrevivirás sin eso”. Su significado se reduce al hecho de que el niño debe olvidarse de sus sueños y deseos, y no porque sean irrealizables, sino porque los padres no consideran necesario cumplirlos.
Con el tiempo, los niños simplemente dejan de soñar con algo porque comprenden que nunca se hará realidad. Ya saben que en lugar de la muñeca tan esperada, debajo del árbol de Navidad habrá un suéter, y en lugar de un bocadillo en un café, mamá dirá: “¿Acaso no tenemos comida en casa?” (incluso si no hay problemas económicos en la familia). ¿Por qué? “¡Porque yo lo decidí, por eso!”.
6. “Haces todo mal, mejor lo hago yo”
Nadie nace con la capacidad de cocinar, lavar o planchar una camisa: todo viene con la experiencia, que debe surgir de prueba y error. A menudo es más fácil para los padres hacer algo ellos mismos en vez de enseñarle a un niño una nueva ocupación, porque eso lleva tiempo y luego hay que eliminar las consecuencias de sus experimentos y rehacer todo.
Muchas madres y padres tratan de proteger al pequeño de las preocupaciones innecesarias, olvidando que las tareas del hogar son una parte importante de la crianza de los hijos. Tal trabajo ayuda al desarrollo del autocontrol y la disciplina (después de todo, no tiene sentido tirar basura donde tú mismo lavarás los pisos), y ambas cualidades definitivamente serán útiles para los niños en la vida.
Los pequeños que no tienen la oportunidad de aprender de sus errores junto a sus padres, en la edad adulta se sienten inválidos domésticos, tienen miedo de emprender cosas nuevas y no creen en sus propias fuerzas.
7. “¡Eres el / la mayor!”
Cuando a la familia llegan niños más pequeños, los mayores a menudo tienen que crecer muy rápido. A los ojos de muchos padres, pierden el derecho a ser pequeños, incluso si la diferencia de edad es muy chica. Se les asigna una serie de responsabilidades: volverse más sabios, más serenos, más independientes. Y no importa que el niño en ese momento tenga entre 2 y 3 años.
La maduración temprana y a la fuerza aún no ha beneficiado a nadie. Sí, un niño así está más adaptado a la vida y puede lograr mucho, pero el costo del éxito termina siendo la infancia perdida, el resentimiento hacia los padres y “los más pequeños”. Esto no contribuye a las relaciones familiares cálidas de ninguna manera y, a menudo, se convierte en un obstáculo psicológico para crear una familia propia.
8. “No eres una belleza...”
Los padres son el primer espejo en el que un niño se mira para comprender cómo es él mismo. Y si mamá y papá le repiten regularmente que su cabello es demasiado fino, sus piernas están torcidas y en lugar de una nariz tiene una papa, así es exactamente como el niño se percibirá. Con tales actitudes, no puede haber nada ni remotamente parecido a la autoestima.
Esto no significa que haya que mentir imprudentemente a los pequeños sobre su belleza sobrenatural, pero a muchos padres no les haría daño empezar a notar lo bueno y enfatizar las ventajas de la apariencia del niño. Conocer sus fortalezas ayudará al niño a sentirse más seguro, mientras que la información persistente sobre sus deficiencias lo hará acomplejado y cerrado en sí mismo.
9. “No lograrás nada en la vida”
La desconfianza de los padres en las capacidades de los niños afecta fuertemente su autoestima: “¿Quién me necesita si mis propios padres me consideran un inútil incapaz de nada?”. Si se inculcan constantemente tales pensamientos en los niños, aprenderán una sola cosa: “Algo está mal conmigo”. Se necesitan muchos años de terapia seria para superar este sentimiento.
En la vida adulta, los niños en los que sus padres no creían suelen comportarse de manera diametralmente opuesta: o se rinden de antemano y ni siquiera intentan lograr algo (porque están programados para fallar), o dedican su vida a demostrarles a mamá y papá que estaban equivocados.
10. “¿Estás leyendo? Mejor haz algo útil”
Muchos padres creían sinceramente que un niño debía estar constantemente ocupado con algo: prepararse para las lecciones, estudiar en talleres y cursos, poner las cosas en orden en la habitación. Solo soñar o leer un libro parecía algo vergonzoso, una especie de ociosidad. Como resultado, ha crecido toda una generación de adultos que simplemente no saben cómo descansar. Ni un poco.
11. “Te dedicamos toda nuestra vida y tú... ¡Ingrato!”
Los padres hacen un gran esfuerzo para asegurarse de que sus hijos vivan mejor que ellos. Para algunos, el niño se convierte en el centro del universo alrededor del cual gira el mundo. Pero el pequeño no elige esa posición y no está obligado a pagarles a sus padres una deuda toda su vida por lo que han invertido en él. Porque fue la elección de ellos, no la suya.
Un niño a quien se le inculca desde la infancia la idea de que él es el sentido de la existencia de alguien, carga sobre sus hombros el peso de la responsabilidad por el bienestar de los adultos y un sentimiento de culpa por no siempre cumplir con sus expectativas. Parece existir “a crédito” en lugar de simplemente vivir.
¿Cuál es una frase que te dijeron tus padres y recuerdas hasta el día de hoy? ¿Cómo reaccionas cuando replicas esas actitudes con tus hijos?