Cómo Sylvester Stallone y su perro superaron los momentos más duros probando que el amor todo lo vence
Si nos mencionan a Sylvester Stallone, es probable que lo primero que se nos venga a la mente sea su interpretación en la icónica película Rocky. Gracias a ese papel, el actor logró llegar a la cima de la fama. Pero quizás no conozcas sobre su vida antes de su gran éxito. En aquel entonces, la situación económica no era para nada favorable para él, pero su mejor amigo de cuatro patas, Butkus, lo acompañaba. Desgraciadamente, su mal momento lo llevó a tomar una difícil decisión.
En Bella y Genial queremos que conozcas la conmovedora historia de este actor y su adorable perro. Luego de leer todo lo que atravesaron juntos, ¡seguro irás a abrazar a tu mascota!
La difícil vida de Sylvester Stallone antes de Rocky
Antes de convertirse en Rocky Balboa, Sylvester se enfrentaba a una dura realidad. Como él mismo describió: “Estaba totalmente en quiebra, tenía dos pares de pantalones que apenas me quedaban, zapatos con agujeros y los sueños de tener éxito estaban tan lejos como el sol”. Además, al no tener un hogar propio, debía vivir en un albergue para indigentes sobre una parada de metro.
Fue en ese ambiente donde Sylvester comenzó a aprender el oficio de escribir guiones, ya que “no tenía mucho más que hacer”. Un oficio que, tiempo después, lo convertiría en una gran estrella mundial. Sin embargo, no estaba solo. En aquel difícil día a día que le tocaba vivir, él contaba con la cálida compañía de su perro Butkus, un amigo muy especial para el actor.
A más de 40 años del estreno de Rocky, en 1976, Sylvester quiso recordar a su amigo canino en su perfil de Instagram. “Era mi confidente, quien siempre se reía de mis bromas. Soportaba mis cambios de humor y era el único ser vivo que me amaba por lo que era. Él era mi mejor amigo”, escribió el actor en su cuenta.
No obstante, no todo era color de rosa para el dúo. Debido a la poca cantidad de dinero que ganaba, a Sylvester a penas le alcanzaba para cubrir las necesidades básicas. Según contó en una entrevista, había ocasiones en donde tenía decidir quién no comía en el día, si él, su esposa o su perro, ya que ganaba tan solo unos 36 USD a la semana.
Con la perspectiva de no poder alimentar ni mantener en buenas condiciones a su leal amigo, Sylvester tomó una muy dura decisión. “Cuando las cosas empeoraron, tuve que venderlo por 40 USD frente a una tienda 7-Eleven, porque no podía pagarle la comida”, comentó. Entonces, ambos se vieron obligados a enfrentar la agridulce despedida.
Un giro inesperado en la historia de Sylvester
Por fortuna, su vida comenzó a ser iluminada por las oportunidades. Gracias a una pelea de boxeo entre Chuck Wepner y Muhammad Ali, él se inspiró para crear el guion de Rocky. El primer borrador lo hizo en unos 3 días. “Me levantaba a las 6 de la mañana y lo escribía a mano, con un bolígrafo Bic en hojas de papel de cuaderno rayado. Luego, mi esposa, Sasha, lo escribía en una máquina”, comentó.
Desde el primer momento, Stallone sabía que quería interpretar a Rocky. Sin embargo, la mayoría de los productores tenían la intención de colocar a un actor de renombre en el papel estelar, como Robert Redford o Burt Reynolds. Aun así, Sylvester insistió e insistió, hasta que logró dar con una productora que lo dejara protagonizar la película.
Un final feliz para Sylvester y su perro
Cuando logró estabilizar su situación económica (mejor dicho, transformarla totalmente), a Sylvester aún le faltaba algo para que su vida estuviera completa. En vez de dejar todo su pasado difícil atrás y concentrarse en el éxito que iba construyendo, el actor recordó al leal amigo que lo había apoyado, y no dudó un segundo en recuperarlo.
Stallone buscó al hombre que se quedó con Butkus con la intención de comprarlo de vuelta. Al principio, el nuevo dueño no quiso regresarlo. Finalmente, pidió la suma de 15 000 USD para entregarle el perro. “¡Valió cada centavo!”, afirmó el actor. Además de esto, el antiguo dueño pidió poder participar en la película, y lo hizo. Es uno de los extras que aparece al inicio.
Aquel hombre no fue el único que formó parte de la película. Butkus acompañó a su amigo en Rocky y Rocky II, haciendo de la mascota de Rocky Balboa. Allí, podemos observar la innegable química con la que el dúo contaba, y el amor en los ojos de Sylvester al ver y acariciar a su perro. Lamentablemente, Butkus falleció en 1981 por un ataque al corazón.
“Aunque tuve mucho éxito y he sido bendecido, ¡extraño esas caminatas matutinas con mi amigo de cuatro patas! Literalmente, pasábamos las 24 horas del día juntos. Éramos inseparables, los mejores amigos, se podría decir. Yo lo amaba y, afortunadamente, no volveré a encontrar un perro como él”, recuerda Sylvester, demostrándonos que la amistad entre un hombre y su mascota es la más pura.
¿Cuál es tu anécdota favorita junto a tu mascota? Si quieres, puedes compartir una foto de tu amado compañero en los comentarios.