La historia entre Meryl Streep y Don Gummer, una relación de más de 40 años que nació desde la tragedia
Cuando encuentras a la persona ideal, esa con la que quieres pasar el resto de tu vida, esperas que ambos compartan años y años de felicidad juntos. Haces planes para envejecer a su lado e imaginas muchas nuevas experiencias que guardarás como preciados recuerdos. Pero nunca esperarías perderla repentinamente para siempre y tener que seguir sin él o ella. En 1978, Meryl Streep recibió la noticia de que su joven amado había fallecido, y la historia que leerás a continuación trata sobre cómo el amor le salvó la vida y le dio una segunda oportunidad para querer a alguien de nuevo.
En Bella y Genial creemos que el amor lo supera todo, por lo que queremos compartir contigo el testimonio esperanzador de Meryl Streep y Don Gummer, quienes construyeron su relación desde la tragedia y ahora llevan más de 40 años unidos.
Meryl Streep conoció a John Cazale en 1976, mientras actuaban en una adaptación de una obra de Shakespeare. Él era 14 años mayor que ella, y un actor reconocido por su papel en El padrino. Ambos se vieron flechados y se volvieron pareja en muy poco tiempo.
Cuando empezaron a filmar El francotirador, en 1977, Cazale notó que algo andaba mal. Después de una consulta y muchos estudios, el diagnóstico fue devastador: a John le quedaban pocos meses de vida. Streep amaba a ese hombre que poco a poco se apagaba. Ambos lucharon juntos dos años contra el cáncer, y la joven Streep nunca se doblegó ante la enfermedad, siempre se mantuvo fuerte cuidándolo. Su entrega fue tan conmovedora que impactó a Al Pacino para siempre:
“No he visto a casi nadie tan devoto de alguien que está muriendo”, y agregó: “Verla en ese acto de amor por ese hombre fue inconsolable. Lo más sorprendente fue ver cómo estuvo a su lado durante toda la enfermedad. Cuando vi a esa chica allí con él pensé que eso era lo importante para mí. Por muy buena que sea en su trabajo, lo que veo cuando pienso en ella es ese momento, eso es lo que recuerdo”.
Meryl aceptó un papel en la serie Holocausto para poder pagar los gastos del tratamiento y ayudar a su novio, y recibió la ayuda de dos de sus grandes amigos: Robert De Niro y Al Pacino. Este último lo cuidaba mientras Meryl filmaba en Europa. Decía de su amigo: “Aprendí sobre actuación de él más que de ningún otro. Todo lo que deseaba era trabajar con John para toda mi vida”.
Meryl lo acompañó en el hospital hasta que, en marzo de 1978, el doctor le dijo que John había fallecido. Ella, en shock, colapsó sobre su pecho, rogándole que despertara. Por un segundo, Cazale abrió los ojos y le aseguró a Meryl que iba a estar bien, pero finalmente murió.
En medio de su duelo, a Meryl la desalojaron de su departamento. Su hermano, preocupado, quería evitar que ella reviviera el dolor mientras hacía la mudanza, por lo que se ofreció a ayudar. Fue entonces cuando todo cambió para la actriz, porque él llegó acompañado de su amigo, Don.
Cuando Don Gummer, un prestigioso escultor, descubrió que Meryl estaba siendo desalojada, le ofreció mudarse a su loft, ya que él se iría de viaje y el lugar quedaría vacío. Siguieron en contacto a través de cartas, y seis meses más tarde, Meryl y Don se casaron en una pequeña ceremonia en el jardín de la casa de sus padres a fines de 1978. A las críticas de su madre, preocupada por la premura del casamiento, Meryl respondió: “No superé la muerte de John, pero tengo que seguir viviendo, y Don me enseñó cómo hacerlo”.
A fines del año siguiente nació su primer hijo, Henry. Luego llegaron dos hijas, Mamie y Grace, y en 1991 tuvieron a su tercera y última niña, Louisa. Más allá de eso, Meryl nunca quiso exponer a sus hijos a la prensa, aunque la mayoría eligió carreras artísticas: dos de sus hijas son actrices, y su hijo es músico.
“Eran mi oasis. Me dio mucho placer ver crecer a mis hijos, ser su confidente y disfrutar todo lo que conllevaba ayudarlos a transformarse en jóvenes independientes”, dijo Meryl. La actriz siempre habla bien de su esposo, de cómo cuidaba de sus hijos cuando ella estaba de viaje filmando, pero nunca la hacía sentir culpable por su ausencia.
Una vez que sus hijos se fueron de casa, Meryl y Don se mudaron a Nueva York. Ninguno de los dos suele aparecer en las noticias, pero él siempre la acompaña a todas las entregas de premios. Podemos verlo en prácticamente todas estas ceremonias.
En 2012, cuando Meryl ganó el Óscar a mejor actriz por su papel en Julie y Julia, empezó sus agradecimientos nombrando a su marido.
“Primero quiero agradecerle a Don, porque cuando agradeces a tu marido al final del discurso, siempre ponen música para que termines. Y yo quiero que sepas que todo lo más preciado de nuestras vidas me lo has dado tú”, dijo Meryl en su discurso, con la voz quebrada.
A Meryl se le ha preguntado sobre la relación de la pareja. Streep se refirió a ella y a su esposo como “la extraña pareja dispareja”, porque dijo que sus diferencias de personalidad les han permitido tener éxito como esposos durante todo el tiempo que lo han sido, afirmando que “Don es un hombre de pocas palabras, yo soy la que mantiene un flujo constante de charla en la casa. Él escucha con mucha paciencia y luego vuelve a su trabajo. También me quiere como soy, ansiosa e hiperactiva, incluso a esta edad”.
La pareja ya lleva más de 40 años casada, y ambos cosechan el éxito que han construido juntos. Streep ha confesado que cree que el secreto para mantener el matrimonio es hablar de cualquier problema que pueda surgir, incluso si es algo pequeño. “Tienes que escuchar los problemas, las sugerencias y los consejos de tu pareja, y aceptar que no siempre tienes la razón. Conversar es la clave para un matrimonio exitoso”.
¿Cómo crees que es posible sobrellevar la muerte de un ser amado? Comparte este artículo con quienes también disfruten de historias conmovedoras como estas.