Bella y Genial
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Hombre vende el auto de su esposa para hacer sándwiches y ahora prepara 200 al día

Mariano Piazza nunca se imaginó que apostar lo único que tenía le abriría las puertas al éxito culinario. Decidió dejar lo poco que tenía y vendió el auto de su esposa, desempleada y embarazada en ese momento, para comprar lo básico para su negocio de fiambrería. Quién diría que cuando su hijo le sugirió subir a TikTok las recetas de sus famosos sándwiches, la gente se volvería loca por probar sus delicias y se haría un fenómeno viral en las redes sociales.

Los momentos difíciles pueden ser oportunidades disfrazadas

A veces, cuando nos sentimos perdidos y creemos que lo poco que tenemos puede desaparecer, es cuando reflexionamos profundamente sobre lo que importa en nuestra vida y lo que queremos lograr realmente con ella. Puede que nos decidamos a proteger lo que nos resta de valor, o puede que le apostemos a la suerte y tomemos ese momento para reiniciar un nuevo proyecto que habíamos pospuesto hace años. Pues, como dice el dicho, si tocamos fondo, lo único que podemos hacer es subir hacia arriba. Y Mariano nos demuestra que los sueños sí se vuelven realidad.

Mariano Piazza es un amante de la cocina que nació en la Ciudad de Villa María, Córdoba, España. Pero realmente no es muy conocido por su nombre, sino por su apodo en su barrio, que ya se volvió su sello en TikTok: El pelado. Relata que nunca tuvo una vida fácil y agradece que siempre estuvo acostumbrado a trabajar desde pequeño para ayudar a su familia, pues desde joven comenzó vendiendo plátanos y manzanas.

Sin embargo, tuvo que iniciarse en el negocio de repuestos de automóviles con su padre porque este sufrió de un ataque de isquemia cerebral, así que necesitaba de alguien que lo ayudara a trasladarse y se hiciera cargo del trabajo pesado.

Todo o nada

Piazza recuerda que él y su esposa, Valeria Ballatore, tenían un auto, pero tuvieron que venderlo porque ella quedó desempleada. Además, no solo eran ellos dos, sino que ya tenían dos hijos, Jeremías y Agustín; y estaban esperando a Amparo, último miembro de la familia que llegó al comenzar su gran aventura.

Con lo que sacaron de la venta del Volkswagen Gol 2009, compraron las cosas básicas para una fiambrería, pues decidieron invertir el dinero en un negocio propio que, además, impactará positivamente al barrio donde ellos vivían. Así que les ajustó para una heladera, un mostrador, una cortadora de fiambre y otros cachivaches más. Las estanterías las hizo él mismo y cada peso que ganaban lo invertían en ampliar la variedad de mercadería que ofrecían en la tienda.

Mariano cuenta su gran proceso en una entrevista:"Cuando arrancamos, nos dedicábamos a hacer picadas, tablas de fiambres. En aquel entonces, el éxito estaba en Facebook. Así que, además de las ventas de fiambres, aprovechamos ese canal para publicitarnos. Las tablas se vendían como pan caliente, todos los días."

Él continúa recordando: “la tienda donde empezamos era tan chiquitita que los vecinos debían hacer fila un buen rato y esperar hasta que pudieran pasar porque solo cabían unos cuantos adentro. Teníamos dos aires acondicionados y ni así nos dábamos abasto”. Como por arte de magia, resulta que su mamá tenía un local contiguo, donde antes había funcionado un gimnasio. Cuando se acabó el contrato de alquiler, ellos lo tomaron y lograron que el negocio fuer más apto para su creciente clientela y demanda.

Si amas las historias de superación, eres un amante de la comida y todas sus experiencias y crees que la familia es un motor de cambio, te invitamos a que cheques nuestros artículos, aquí, acá y por acá también.

Al principio, cuando empezaron a ver resultados, se pusieron muy contentos. Pero pronto se dieron cuenta de que lo más importante era reinvertir en el negocio. “Compramos heladeras, muebles, más mercadería... Queríamos ofrecer variedad, pero siempre con calidad. Cosas que no se encontraban en otros lugares, esa fue nuestra esencia desde el principio: trabajar con productos de calidad”, explicó Piazza.

Hoy en día, la tienda cuenta con la lealtad y el cariño de sus clientes. Él recuerda que uno de los principales proveedores de Villa María se negaba a venderle los productos si no los pagaba de una vez: “Me tocó comprar medio queso, media paleta... con eso arrancamos. Cada vez que vendíamos, tenía que salir corriendo por más”, contó con una sonrisa. Pero, poco a poco, el negocio fue creciendo, hasta que “estaba a punto de reventar de mercadería”. De hecho, les fue tan bien que se animaron a abrir otra tienda, más chiquita, en el mismo Villa María. Aun con tanto trabajo, El Pelado siguió apoyando a su papá.

Pero no todo fue color de rosa, según Mariano, ahora reciben llamadas de frigoríficos que quieren venderles sus productos, “pero no siempre fue así”. “Pasé por momentos muy duros, pero nunca le debí nada a nadie”. Lo que sí le preocupa es el tema de la electricidad: “Pagamos 300 mil pesos al mes. Quería sacar un préstamo para poner paneles solares y ahorrar algo, pero no me lo aprobaron”.

TikTok y el toque mágico de los sándwiches

“Hago entre 280 y 300 por día. Diría que un promedio de 2000 sándwiches por semana”

Mariano se volvió muy popular gracias a que su hijo le sugirió subir videos sobre las recetas de los sándwiches que ofrecían en la fiambrería. Al subirlos a TikTok, InstagramFacebook, El pelado de TikTok ya no tuvo vuelta atrás. Pues, contó que hace unos cuatro o cinco años comenzó a preparar “sanguchitos” para que probaran los fiambres y quesos que vendían, de esa forma siempre volverían por más a la tienda. Parece que funcionó, porque ahora son uno de los productos estrellas del lugar y de las redes sociales.

Al principio, Mariano y Valeria tomaban pedidos por WhatsApp, pero la cosa se les fue de las manos. La demanda era tan grande que tuvieron que cancelar ese canal y hacer todo de manera personal. Lo mismo pasó con otras aplicaciones de comida para llevar, en 20 minutos se saturaban de tantos pedidos. Con tanta clientela, Mariano expresa que es muy cansado atender a tantas personas, y por ello agradece a sus empleadas, que a pesar del constante cambio de precios y el ajetreo, siempre dan un servicio de primera; y agradece a las personas que consumen sus productos también.

Sueños por cumplir

A pesar de todas las cosas que este hombre ha logrado, aún le falta un sueño muy grande: tener su propio terreno y construir una casa para él y su familia.Todavía vivimos en un gran apartamento que es de mi mamá. El auto que tenemos lo sigo pagando. Pero pude comprarme una moto para salir de apuros y espero que podamos tomarnos unas vacaciones” expresó, Piazza. Incluso, además de un nuevo hogar, Mariano cuenta que le gustaría abrir otro local en las Sierras de Córdoba, en Santa Rosa de Calamuchita, para poder rendir los miles de pedidos que llegan de todas partes. Pues varias personas han viajado desde lejos a Villa María para comprarse sus famosos “sanguchitos”. ¡Ojalá que pronto lo podamos ver recolectando más éxitos!

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