La historia de un interno en Bolivia que se disfrazó de oveja para escapar de la cárcel
¿Has visto series o películas sobre prisioneros que se escapan de la cárcel de formas complicadísimas? Que si cavan un túnel, o se tatúan los planos de la prisión, o incluso planean por meses saltarse una cerca. Bueno, pues esta historia no le pide nada a esos guiones hollywoodenses. Este boliviano decidió que la mejor forma de salir de prisión era disfrazado de oveja. Aquí te contamos todos los detalles de la historia.
En la noche oscura del 4 de febrero, ocurrió algo insólito en la cárcel de máxima seguridad de Chonchocoro, Bolivia. Un interno llamado José Luis Callisaya Díaz, apodado como ’Araña’, se embarcó en un plan atrevido para huir de su encarcelamiento: disfrazarse de oveja. ¿Puede creerse semejante idea descabellada?
Aprovechando la lluvia y la oscuridad reinante, ’Araña’ ejecutó su estrategia meticulosamente. Con una piel de oveja cubriendo su espalda, se arrastró por el césped sigilosamente, acercándose cada vez más a la libertad. Sin embargo, el destino le jugó una mala pasada, y cuando estaba a punto de alcanzar su objetivo, fue descubierto inesperadamente.
La ausencia de ’Araña’ no pasó desapercibida para los atentos guardias, quienes rápidamente organizaron un intenso operativo de búsqueda. Su rastro los condujo hasta el momento en que lo encontraron, tendido en el suelo, fruto de su infortunio. Casi lo había logrado, pero el destino tenía otros planes reservados para él.
El director de Régimen Penitenciario, Juan Carlos Limpias, declaró: “Efectivos policiales de seguridad penitenciaria del Centro Penitenciario de San Pedro de Chonchocoro evitaron la evasión del privado de libertad José Luis Callisaya Diaz (alias ‘el Araña’), quien aprovechó las inclemencias del tiempo para intentar darse a la fuga por uno de los muros del perímetro externo del penal”.
Esa prisión en Bolivia ha sido testigo de fugas poco convencionales en más de una ocasión. Durante el transcurso del año 2022, un recluso de nacionalidad brasileña intentó escapar en circunstancias sorprendentes. Todo comenzó cuando la médica de la penitenciaría accedió a firmar una autorización para su traslado a una clínica especializada. La implicación de la doctora en este asunto resultó en su propia detención, enfrentando acusaciones de abuso de poder, negligencia en sus responsabilidades y falsificación de documentos.
Y esta es una historia más que podría tomarse como base para hacer una película porque, como pasa constantemente, la realidad supera a la ficción.