7 Cosas que hacen los franceses para ahorrar
A la mayoría le gusta evitar gastar de más, pero muchas veces lo vemos casi imposible porque estamos muy acostumbrados a vivir de cierta manera. Sin embargo, en Francia, a diferencia de lo que se podría imaginar, la mayoría de los ciudadanos son muy razonables a la hora de comprar. De esta manera, existen ciertas formas para ahorrar que ellos aplican y que probablemente podrían ayudarnos a administrar mejor nuestro dinero.
1. Usan sus prendas durante mucho tiempo y no persiguen la moda
A los franceses no les importa tanto el prestigio de las prendas, sino que se enfocan en el sentido práctico. Además, se considera de mal gusto hablar de los precios y hacer ostentación, incluso en el círculo de los conocidos cercanos. Los franceses consideran normal, por ejemplo, usar teléfonos viejos y no cambiarlos por nuevos modelos. Asimismo, las compras demasiado costosas incluso pueden causar burlas por parte de tus amigos: definitivamente, te recordarán que has caído en la trampa de la publicidad intrusiva. Lo mismo sucede con la ropa y los accesorios costosos, en especial si hacen hincapié en la apariencia de riqueza.
2. Ahorran en servicios
Los servicios en Francia cuestan mucho dinero, por eso los que saben ahorrar en ellos se consideran dueños racionales. En el sur de Francia, prácticamente no hay calentadores en los hogares, dado que los habitantes locales consideran innecesario instalarlos solo por un par de meses al año. Las demás zonas del país no cuentan con un sistema de calefacción, por eso los gastos de la vivienda solo dependen de los hábitos de los propietarios. Por ejemplo, se pueden programar los calentadores solo para aquellas horas en que los dueños lo consideran indispensable.
Además, los franceses no suelen usar ropa ligera en casa durante la temporada fría. Los pijamas y la ropa de casa abrigada aquí son muy populares.
3. Les gusta ahorrar dinero, pero nunca hablan sobre ello
Crear ahorros es una regla de vida que siguen incluso los jóvenes. Las estadísticas reflejan la situación real, y los franceses pueden participar en las encuestas de forma anónima. Pero en ninguna ocasión hablarán sobre su sueldo y sus ahorros. Las conversaciones sobre este tema, al igual que sobre el costo de las prendas, se consideran intolerables.
4. Prefieren los coches no costosos
Además de que los franceses son fanáticos de la industria automovilística de su país, que tiene marcas como Renault, Peugeot y Citroën, la mayoría les da preferencia a los coches de clase económica o al transporte público. Y si surge la necesidad de poseer un coche costoso, entonces en este caso pocos franceses lo comprarán pidiendo un enorme préstamo. A lo mejor, elegirán un arrendamiento, pero en general se negarán a comprarlo. Las ciudades francesas no son tan cómodas para los conductores de autos: las calles son estrechas y, debido a esto, surge el peligro de que se dañe el carro. Sin embargo, los habitantes locales tratan estos problemas de forma filosófica.
Últimamente, en las ciudades francesas se volvieron populares las bicicletas y los monopatines eléctricos, y una parte de los habitantes, en particular los jóvenes, los comenzaron a usar. Para este transporte móvil, ya están introduciendo reglas especiales para no crear accidentes, aunque al principio no estaba regulada la circulación en los monopatines eléctricos.
5. No se avergüenzan de comprar productos semielaborados para la comida y la cena
La cocina francesa se considera una de las más exquisitas del mundo. Pero junto con eso, los franceses tratan de forma simple la comida normal. No significa que usen productos de baja calidad. Sin embargo, no evitan los productos semielaborados y tampoco consideran algo vergonzoso pedir pizza o hacer sopa instantánea. En el país existe una red de tiendas muy popular, Picard, donde se venden solo productos congelados. Tienen un gran surtido de platillos. Y solo hay una cosa que los une: para prepararlos, solo necesitar calentarlos.
Por ejemplo, aquí puedes comprar verduras, frutas, aperitivos, ensaladas, platillos fuertes, pan, pastelitos, postres, helados y salsas. Además, cuenta con una sección de productos orgánicos y una división especial para la comida de los niños.
6. Les encantan los mercados de pulgas y les dan una segunda vida a los objetos
Los mercados de pulgas y las tiendas de segunda mano son los representantes más brillantes de la actividad comercial en Francia. Los habitantes locales suelen ir allí porque pueden encontrar cosas verdaderamente únicas. Y si hace falta algo para el interior, entonces es más probable que los franceses comiencen con una tienda de segunda mano que con los grandes almacenes para el hogar como IKEA. Ellos prefieren comprar pequeñeces de interior y muebles anticuados en los mercados de pulgas. En tales mercadillos es posible deshacerse de los artículos innecesarios de forma rentable.
7. Consideran que es mejor comprar poco, pero de buena calidad
Las francesas tienen fama de ser creadoras de tendencias, pero en la vida cotidiana se visten de manera simple y discreta. Prefieren la calidad que la cantidad. Por lo tanto, es poco probable que encuentres a una francesa comprando un montón de prendas en liquidación.
Además, según las estadísticas, los franceses son los que gastan menos en ropa en comparación con el resto de Europa. Y casi un 70 por ciento de los habitantes de Francia declararon que no les interesaba la moda.
Bono: Están seguros de que el descanso los ayuda a trabajar
En general, es difícil declarar a los franceses como personas trabajadoras; prefieren mantener una moderación en su trabajo y saben descansar bien. En Francia no encontrarás tiendas abiertas las 24 horas. El domingo, la ciudad se detiene hasta que llega el lunes.
Existen algunas tradiciones que muestran cuán importante es el descanso para los habitantes locales.
¿Y tú qué haces para ahorrar?