26 Platillos que los meseros y chefs no pedirían ni en su propio restaurante
¿Has tenido alguna vez una mala experiencia en un restaurante al probar un platillo que no era lo que esperabas? Todos hemos estado ahí, pero los cocineros y meseros tienen una ventaja sobre los comensales, ya que saben qué platos es mejor evitar. Si quieres disfrutar de una experiencia culinaria segura, te invitamos a descubrir los platillos que los profesionales del servicio en los restaurantes no pedirían. Sigue leyendo para saber más.
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Normalmente, para un fettuccine con camarones u otros mariscos, se eligen los productos más baratos congelados, ya que su sabor estará oculto bajo una salsa.
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En los platillos “del chef” normalmente se agregan productos que se encuentran casi preparados, fueron calentados o congelados varias veces, en pocas palabras, no de la mejor calidad. Por lo tanto, el restaurante trata de deshacerse de los ingredientes que se usan rara vez.
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Las salsas de espinaca normalmente se preparan en el horno de microondas a partir de comida congelada y no de hierbas frescas. Para mejorar la imagen de un platillo, en el plato sirven botanas de papa o papas a la francesa.
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El pastel de chocolate se encuentra en la carta de muchos restaurantes y cafeterías porque algunos están seguros de que, en un buen establecimiento, siempre debe estar presente en el menú. En realidad, en lugar de un pastel de chocolate, frecuentemente sirven un postre de chocolate sencillo, el cual se prepara de productos semielaborados: tiene menos chocolate y no contiene harina; además, es muy seco.
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El pollo rostizado es muy fácil de preparar, se puede hacer en casa. Pero lo más importante es que, a través de este platillo, se puede contagiar de salmonelosis porque, a menudo, la carne no se prepara por completo.
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Lo más probable es que, en cualquier establecimiento no especializado, una pizza esté lejos de la perfección: será muy aguada o muy tostada. A veces puede tener mucho queso. Por eso es mejor pedir una clásica italiana en los restaurantes temáticos.
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Lo mismo aplica a los fish & chips: si el establecimiento no se especializa en comida inglesa, probablemente no tengan una freidora adecuada y las porciones serán pequeñas.
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Es mejor evitar comer un sándwich con atún: en combinación con una salsa (en especial con mayonesa) el platillo se echa a perder más rápido y se convierte en un ambiente agradable para reproducción de microorganismos dañinos.
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Un buen risotto requiere de mucho tiempo y literalmente mezclarlo constantemente. En los restaurantes populares, el chef no le puede prestar tanta atención, por eso es muy raro encontrarlo en la carta. Si se encuentra en el menú, lo más probable que esté mal preparado y termines decepcionado.
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Nunca pidas nachos: normalmente, son frituras de maíz baratas cubiertas con queso derretido y carne de mala calidad.
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En los restaurantes japoneses, es mejor no probar tempura (verduras o mariscos fritos): únicamente los trabajadores de la cocina saben cuándo fue la última vez que cambiaron el aceite para los alimentos.
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Por la tarde o noche, es mejor abstenerse de los platillos con sashimi: rebanadas de pescado o mariscos crudas. Frecuentemente, estos son restos de comida que no llegaron a otros platillos. En lugar de esto, ordena una sopa, o si quieres probar sashimi, acude al establecimiento más temprano, cuando los productos estén frescos.
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No ordenes nada del menú secreto de Starbucks porque simplemente no existe. Quieres un “Capuchino Nutella”, “Caramel Snickerdoodle Macchiato” o algo más, indica la bebida base y agrega coberturas. Si tú simplemente mencionas el nombre, los empleados de la cafetería se verán en la necesidad de inventar los ingredientes y podrán hacer algo que no esperabas.
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Los sándwiches de carne asada, especialmente en las redes de comida rápida populares, no son preparados con el pollo más fresco: la carne se remoja en una salsa y después se mantiene por un largo tiempo en la estufa.
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Los palitos de pollo o nuggets: frecuentemente, para este platillo se utilizan los restos de carne de baja calidad.
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No ordenes platillos con tomates frescos, aunque sea una hamburguesa, porque tales tomates son un ambiente favorable para la propagación de agentes patógenos. Excepción: los buenos restaurantes italianos, en donde los productos frecuentemente son verificados, o el establecimiento tiene un chef graduado de la academia culinaria Le Cordon Bleu.
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No ordenes un pez espada incluso si quieres probar algo exótico. Los parásitos pueden estar en cualquier animal marino, pero el pez espada literalmente está lleno de ellos.
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Si al pescado le agregan hinojo, significa que no está fresco. El hinojo oculta un desagradable aroma. Un pescado fresco no necesita de una gran cantidad de especias y hierbas aromáticas.
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Las bebidas de promoción que no se muestran en el menú frecuentemente se ofrecen en la “hora feliz”. Por lo general, se elaboran con componentes de mala calidad en combinación con jarabes dulces.
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Es mejor no ordenar platillos que el mesero enérgicamente recomiende probar: esto significa que, si el platillo no se vende hoy, entonces las provisiones se tendrán que tirar.
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No vale la pena probar mariscos en un restaurante que se encuentre lejos de la costa, a menos que estés seguro de que todos los días reciben productos directamente desde el muelle. En caso contrario, se congelarán reiteradamente, o su fecha de caducidad estará a punto de llegar al final, lo que significa que puedes olvidarte de su sabor.
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Los apetitosos pedazos de baguette, chapata y demás, frecuentemente se pasan de una cesta de pan a otra. Es muy grande la probabilidad de que en tu mesa haya pan que anteriormente se sirvió en la cesta de otro comensal. Sobre esto escribió una exmesera de nombre Debra Ginsberg en su libro Confesiones de meseros. Lo mismo aplica para los aperitivos, tales como los cacahuates.
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En un lugar extraño, no ordenes porciones con una gran cantidad de especias: frecuentemente se agrega un gran número de especias para ocultar la carne en mal estado.
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El ragú, curry, pasta boloñesa son platillos en los que fácilmente se pueden colocar restos de comida. Muchos restaurantes “reúsan” los ingredientes y no tiran los restos de comida intactos de otros comensales: tomates, hongos, rodajas de papa, entre otros. Si no quieres terminar un platillo, entonces, pica los productos intactos: así reducirás la probabilidad de que vuelvan a ser utilizados nuevamente.
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Es mejor elegir jugo pasteurizado y no uno recién exprimido. En los jugos recién exprimidos puede haber bacterias que con frecuencia provocan intoxicaciones alimentarias.
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La hamburguesa con carne término medio es más peligrosa que un filete con el mismo nivel de cocción por una sencilla razón. Durante la preparación de la carne, caen bacterias de cuchillos y superficies de la cocina. Si se trata de un filete, entonces los microorganismos no penetran dentro del pedazo, sino que se encuentran en su superficie y, por consiguiente, desparecen debido a las altas temperaturas. En el caso de la carne molida, las bacterias pueden estar dentro de la carne y la cocción término medio puede ser no suficiente para eliminarlas.