10 Pruebas de lo peculiar que podía ser la moda del pasado
¿A quién no le encanta estar en la onda de la moda actual? Si estás a la moda, la gente te acepta, tienes un estilo moderno y genial. Es por eso que seguimos las tendencias, aunque a veces sea difícil lograrlo y se convierta en una pesadilla para nosotras.
1. Maquillaje nocivo para la salud
Durante el siglo XVI, la reina Isabel I de Inglaterra estableció las tendencias de belleza de la época. El canon de belleza ideal incluía cabello rubio, piel pálida, ojos brillantes y labios rojos. Para conseguir una piel blanca, símbolo de riqueza, las mujeres usaban mezclas que contenían plomo y vinagre. A menudo, estas infusiones también incluían ingredientes tóxicos como azufre, trementina y mercurio, lo que resultaba en una piel gris y arrugada. Para suavizar la piel, se aplicaba clara de huevo cruda sobre la cara.
Para colorear los labios de rojo, las mujeres utilizaban sulfuro de mercurio. Para blanquear los ojos, usaban gotas de jugo de belladona y aplicaban pintura de antimonio en polvo. Las damas de la época isabelina a menudo intentaban imitar la apariencia de la reina, quien había perdido algunos dientes debido a su amor por los dulces, pintándolos de negro para simular su ausencia.
2. La incómoda lechuguilla
La prenda conocida como lechuguilla fue muy popular en los siglos XVI y XVII entre hombres, mujeres y niños de la nobleza. En la década de 1560, en Inglaterra, el almidón obtenido del trigo y el maíz era abundante, lo que aumentó la popularidad de esta prenda. Hubo controversia ética en torno al uso del almidón para fines vanidosos, como lo expresó el primer ministro de la reina Isabel I, “¿No es una pena que desperdiciemos almidón para nuestra vanidad, mientras que muchos se mueren de hambre por falta de pan?”. Sin embargo, a pesar de esto, la lechuguilla se siguió utilizando, ya que mostrar un cuello de este tipo indicaba riqueza y estatus social, ya que quien lo usaba claramente no realizaba trabajos manuales.
La lechuguilla era una prenda que se usaba solo una vez debido a que perdía su forma con facilidad por el calor corporal y otros factores ambientales. Su uso influía en la postura del portador, quien debía mantener la barbilla en alto y mantener una postura rígida, orgullosa y arrogante. Esta prenda afectaba significativamente la forma en que las personas se veían y se presentaban a sí mismas en la sociedad.
Si quieres conocer más sobre curiosidades sobre las vestimentas del pasado, puedes leer estos artículos (uno, dos).
3. Zapatos puntiagudos
Durante los siglos XIV y XV, los seguidores de la moda en Europa consideraban que los zapatos puntiagudos de punta larga, conocidos como poulaines, estaban muy de moda. Sin embargo, muchos sacerdotes no aprobaban este calzado. En un poema inglés de 1388, el autor se quejaba de que los hombres no podían arrodillarse para rezar debido a que las puntas de los zapatos eran demasiado largas. Además, la iglesia también los consideró pecaminosos debido a su forma ambigua.
En Inglaterra, se atribuye la aparición de esta moda al matrimonio de Ricardo II de Inglaterra y Ana de Luxemburgo. Un autor monje anónimo escribió: “Esta reina de Bohemia trajo a Inglaterra estos vicios de medio metro de largo. Antes de poder caminar con estos zapatos, era necesario atarlos a las espinillas con cadenas de plata”. Sin embargo, hay indicios de que los poulaines comenzaron a usarse un poco antes. Un autor de mediados del siglo XIV describió así a los hombres que los usaban: “Parecían más garras demoníacas que un adorno para los hombres”.
Para mantener la forma de la punta aguda de los zapatos poulaines, se rellenaban con musgo y pelo de caballo. Pronto, esta moda también se extendió a los uniformes militares de los siglos XIV y XV, que comenzaron a incluir escarpes, es decir, zapatos con una punta larga.
4. Pestañas postizas
En la actualidad, las pestañas postizas se fabrican con una amplia variedad de materiales y se pueden encontrar en cualquier longitud y forma. Sin embargo, la primera patente documentada de pestañas artificiales data de 1911 y fue presentada por la canadiense Anna Taylor. Estas pestañas estaban hechas de tela, preferiblemente transparente o del color de la piel, y cabello.
Aunque las primeras pestañas postizas en el cine fueron utilizadas por la actriz Seena Owen. En 1916, el famoso director y productor de cine D. W. Griffith comenzó a filmar “Intolerancia”, donde Seena tenía que interpretar el papel de una hermosa princesa. Griffith quería que los ojos de la protagonista brillaran, por lo que se le ocurrió la idea de usar pestañas postizas. La peluquera de la película tomó cabello y, con la ayuda de pegamento teatral y gasa, lo pegó en los párpados de la actriz. Sin embargo, no fue la forma más cómoda de alargar las pestañas, y la actriz Seena Owen tuvo problemas con la hinchazón de los párpados, según su colega.
Es interesante señalar que a pesar de que la película no le trajo muchos ingresos a Griffith, no patentó las pestañas postizas, lo que es una lástima. Ahora, las pestañas postizas son un producto popular y común en la industria cosmética.
5. Trajes de baño de madera contrachapada
Antes de la década de 1920, los trajes de baño para mujeres eran bastante incómodos y voluminosos. En su mayoría, eran vestidos largos con pantalones cortos, hechos de telas densas, como la lana. Sin embargo, la moda cambió junto con la emancipación femenina, y los trajes de baño se hicieron más abiertos, generalmente consistían en una túnica y calzoncillos.
Aunque también había variantes más extravagantes, como los trajes de baño de enchapado de abeto presentados en el estado de Washington en 1929. Estos trajes de baño eran considerados baratos, fáciles de fabricar, elegantes y modernos. La región que producía estos trajes era famosa por su industria maderera, y los artesanos locales decidieron utilizar láminas de madera enchapada en lugar de tela para hacer trajes de baño.
6. Maquillaje de rodillas
En los años 20, las mujeres se maquillaban las rodillas para destacar esta parte del cuerpo, que antes no había sido exhibida. Todo comenzó con un rubor para las rodillas, pero con el tiempo se convirtió en pintura, donde se dibujaban patrones y dibujos complicados. Sin embargo, estas exhibiciones de belleza solo se veían durante los bailes, ya que en la vida cotidiana, las mujeres no solían usar faldas por encima de la rodilla.
Es importante mencionar que no todas las seguidoras de la moda se atrevían a realizar tales trucos. Esto era una práctica común entre las “chicas flapper”, quienes personificaban la generación de los felices años veinte y se caracterizaban por tener una moral más liberada. Estas mujeres tenían cortes de pelo cortos, se maquillaban de manera llamativa, escuchaban música prohibida (como el jazz) e incluso conducían automóviles.
Si de tendencias extrañas de la época pasada hablamos, aquí hay más artículos (uno, dos) que hablan sobre los tratamientos de belleza más inusuales de aquellos tiempos.
7. Cinturón menstrual
En la actualidad, los días de menstruación todavía se consideran una etapa incómoda en la vida de una mujer. Sin embargo, en el pasado, las mujeres tenían que lidiar con situaciones más difíciles. Durante mucho tiempo, las mujeres han utilizado diferentes tipos de telas para controlar el sangrado, pero esto no era muy cómodo. A principios del siglo XX, se inventó el cinturón menstrual, el cual consistía en un cinturón elástico con clips pequeños en la parte delantera y trasera, en los que se colocan almohadillas especiales. A pesar de que algunas mujeres lo usaron, no era el accesorio más cómodo, según los testimonios de mujeres que lo usaron.
Más adelante, se desarrollaron las toallas femeninas con cinta adhesiva que se pueden pegar a la ropa interior.
8. Vestidos hechos con tela de costales de papa
Durante la década de 1930, muchas mujeres estadounidenses se confeccionaban vestidos utilizando sacos de tela en los que originalmente se transportaban alimentos como harina, alimento para animales o papas. En tiempos anteriores, los productos se transportaban en barriles o contenedores de madera, pero estos fueron reemplazados por sacos de tela debido a razones económicas. Los comerciantes se dieron cuenta de que la gente estaba utilizando los sacos para hacer ropa en tiempos difíciles, ya que era barato y práctico. Para hacer la tela más atractiva, los fabricantes comenzaron a agregar patrones y diseños, como flores y soles. Además, había recetas especiales para eliminar el logo del fabricante de harina o alimento de los sacos, utilizando queroseno.
Por cierto, en una famosa fotografía de 1951, Marilyn Monroe posó con un vestido hecho de un saco de papas. Sin embargo, aún no está claro por qué decidió hacer esta sesión de fotos. Tal vez una periodista la persuadió después de considerar que uno de los vestidos que llevaba era demasiado vulgar y notó que Monroe se vería mejor con un vestido de saco. O tal vez alguien simplemente sugirió que Monroe se vería hermosa incluso con un saco puesto.
9. Pelucas extravagantes
Durante el siglo XVI, el uso de pelucas se volvió popular como una forma de ocultar la calvicie. La reina Isabel I de Inglaterra, por ejemplo, adquirió una colección de pelucas rojas que se peinaban al estilo romano a medida que envejecía. Además, debido a la falta de higiene en la época, las pelucas ayudaban a prevenir enfermedades como la tiña y los piojos, así como a ocultar la suciedad.
Con el tiempo, los diseños de las pelucas evolucionaron y se volvieron cada vez más elaborados, pesados e incómodos. En el siglo XVIII, las pelucas se empolvaban para lograr un tono blanco distintivo. Se dice que las damas de la corte usaban pelucas tan voluminosas y decoradas que se veían obligadas a inclinar la cabeza en sus carruajes para evitar que sus aparatosos tocados se estropearan. A pesar de lo incómodas que eran, las pelucas eran consideradas un símbolo de riqueza y alto estatus social, por lo que su uso era ampliamente aceptado.
10. El temible corsé
El corsé es una prenda femenina que ha sido usada para moldear y estilizar la figura de la mujer en diferentes épocas, variando según los estándares de belleza de la época. Durante la época victoriana, el corsé era usado para resaltar la cintura y se ajustaba demasiado, lo que provocó problemas de salud para las mujeres. Según la historiadora Summer Strevens, el corsé fue el origen del “pecho jadeante” victoriano, lo que provocaba problemas de salud como indigestión, constipación, mareos frecuentes y hemorragias internas debido a la dificultad para respirar.
Además, Strevens explica que las mujeres no solo debían soportar estas consecuencias, sino que también se exponían a daños en otros órganos internos al tener que modificar su posición natural para adaptarse a la nueva forma ósea. ¿Por qué se prefería que el corsé fuera más ajustado? Porque se creía que esto dotaba a las mujeres de respeto y honor, ya que se interpretaba que no eran vulgares o pobres, lo que también funcionaba como un símbolo de estatus social.