12 Atuendos de época que prueban que estar a la moda a veces significaba asumir riesgos
- Por alguna razón, las mujeres con vestidos verdes comenzaron a acudir al médico con más frecuencia.
- A principios del siglo XX, los peines “autoinflamables” estaban de moda.
- Algunas damas sufrieron quemaduras graves debido a que los vestidos se incendiaban con facilidad.
1. El verde era mortal
Incluso las seguidoras de la moda más empedernidas del siglo XVIII tuvieron que prescindir de los atuendos de color verde: los costureros de esa época simplemente no contaban con un pigmento adecuado. Este problema fue resuelto con una invención casual del alemán Carl Wilhelm Scheele, quien probó mezclar cobre con arsénico. El resultado fue fascinante: el color verde esmeralda obtenido tenía una intensidad y un brillo increíbles.
Pronto, los eventos sociales se llenaron de todos los matices de este color, que el químico apodó como “Verde de Scheele”. Los objetos como la ropa, las joyas, el papel tapiz e incluso juguetes para niños de pronto adquirieron este color novedoso. Pero por alguna razón, las mujeres con vestidos verdes comenzaron a acudir al médico con más frecuencia, y el papel tapiz verde en la habitación de Napoleón una vez lo llevó hasta la intoxicación. Solo en el siglo XIX se reconoció el pigmento “Verde de Scheele” como venenoso, y desde entonces se ha utilizado solo como pesticida.
2. Los paños ocultaban la ausencia de los dientes
En aquellos tiempos, cuando los servicios de los dentistas se limitaban solo a la extracción de los dientes, las amantes de los dulces inventaron una forma original que les ayudaba a ocultar las mejillas huecas. De esta manera, es bien sabido que Isabel I aparecía ante el público con paños metidos detrás de sus mejillas para que nadie pudiera notar sus problemas dentales.
3. Cuellos almidonados
A los caballeros en el siglo XIX les fue un poco difícil, ya que la moda masculina de esa época requería usar un accesorio pequeño y aparentemente inocuo: un cuello postizo. Y todo estaría bien, pero este cuello almidonado estrecho apretaba mucho la arteria carótida, causando desmayos.
4. Miriñaque
En el pasado no tan lejano, cualquier dama usaba el miriñaque, una construcción simple para dar forma a una falda voluminosa. La mayor parte de este artículo estaba hecha de varillas y ayudaba a mantener a los hombres a distancia, ocultaba defectos de la figura e incluso el embarazo de su portadora. Sin embargo, el uso del miriñaque tenía sus desventajas: las damas a menudo no podían subir al carruaje o se quedaban atrapadas en las puertas.
5.Tocado a la fontange
En el siglo XVIII este peinado femenino originalmente se presentaba como una cola de caballo descuidada, pero la moda ha transformado el fontange en una acumulación rara de cabello, con carcasa sólida y encaje.
Las seguidoras de la moda de la Ilustración aplicaban claras de huevo en su cabello para que se fijara mejor. Y aunque durante algún tiempo el tocado a la fontange alegró a sus portadoras, con el paso de tiempo los huevos apestaban. Y el perfume servía como un tipo de distracción de este olor solo por un rato.
6. Zapatos tóxicos
El nitrobenceno es una sustancia extremadamente peligrosa que nuestros antepasados usaban para mantener la belleza de los zapatos. Aunque el producto fácilmente podría causar serios problemas de salud, los fabricantes durante mucho tiempo lo lanzaban bajo etiquetas bonitas y completamente inofensivas, llamando al nitrobenceno “aceite de almendras” por su agradable olor.
7. Chapín
Estos zapatos venecianos se llaman chapín o chapines y en su época trajeron muchos problemas a las seguidoras de la moda italiana de la Edad Media. Inicialmente, los chapines cumplían una función muy útil: protegían a las chicas de la suciedad de las calles y mostraban el alto estatus social de sus portadoras. Sin embargo, en la práctica, los chapines no servían: las seguidoras de la moda medieval podían usarlos solo con la ayuda de su esposo o su doncella. Y es lógico, porque la altura de algunos zapatos alcanzaba los 50 cm.
8. Sombreros enormes con alfileres
A principios del siglo XX, las seguidoras de la moda estaban locas por los sombreros voluminosos, que se sujetaban al cabello con ayuda de alfileres especiales. Y todo estaría bien, pero el tamaño de tales alfileres a veces alcanzaba los 30 centímetros. La punta afilada de los objetos podría lastimar fácilmente la cara de los transeúntes. Sin embargo, las damas no tenían prisa por dejar de usar este accesorio de moda, debido a la posibilidad de usar este alfiler como un tipo de autodefensa.
9. Peines de celuloide
A principios del siglo XX, los peines “autoinflamables” estaban de moda entre las mujeres de clase baja. El plástico de celulosa era ligero y barato, pero extremadamente peligroso debido a su capacidad de incendiarse al exponerse a la luz solar.
10. Los sombrereros sí estaban locos
Los sombreros, tanto para hombres como para mujeres, significaban más que un simple adorno, eran el símbolo de su estatus social y su poder económico. Sin embargo, a los que no les iba muy bien era a sus creadores. Pues, resulta que los sombrereros sacrificaban su salud y su cordura en la fabricación de este accesorio porque curaban las pieles con mercurio. Este elemento poco a poco les causaba un envenenamiento sin cura ni retorno.
11. Corsé
Para obtener una cintura delgada, las mujeres usaban un corsé hecho de varillas y por eso tenían problemas como la deformación del tórax, compresión de órganos internos, atrofia muscular y ataques de asfixia. La empresaria francesa Herminie Cadolle inventó un prototipo del brasier moderno y salvó al mundo del uso de este objeto tan desagradable.
12. Vestidos inflamables
A pesar de que admires los laboriosos atuendos de época, probablemente no sepas que estos eran sumamente inflamables por la gran cantidad de tela de algodón de la que eran hechos, y por la tecnología de la época: pues las velas eran la luz del hogar. Desafortunadamente, muchas mujeres murieron por culpa de la mala suerte y del vestido que traían puesto, ya que el fuego se dispersaba con bastante rapidez en él. Seguro ahora lo pensarás dos veces si te ofrecieran ponerte uno.
Sabiendo todo esto, ¿qué estarías dispuesta a rescatar de la moda de épocas pasadas?