6 Buenas razones para tomar un baño cada dos días
Bañarnos una vez al día podría estar haciéndonos más daño que bien. Sorprendentemente, las duchas frecuentes pueden tener efectos negativos en nuestro aspecto y salud, ¡y no nos imaginábamos cuánto! ¿Te animas a descubrir qué pasaría si redujeras la cantidad veces que te bañas? Acompáñanos y averigua por qué tal vez deberías abandonar este hábito.
1. Tu cabello puede empezar a crecer más rápido
Aunque suene contradictorio, lavarse el pelo a diario puede hacer que parezca aún más apagado y graso. Si te lavas el cabello todos los días, eliminarás una capa externa de sebo que sirve de escudo protector contra los daños. Como respuesta, tus poros comenzarán a producir aún más de esta sustancia, lo que hará que tu cuero cabelludo sienta picazón e irritación y, finalmente, obstruirá los poros. Esto, a su vez, puede sabotear el crecimiento del pelo, evitando que tu cabello se sienta y se vea mejor.
2. Es mejor para tu salud reproductiva
Al igual que nuestra piel, la delicada zona que rodea las partes íntimas también necesita su equilibrio bacteriano para mantenerse sana. El agua con la que nos limpiamos puede contener metales pesados y otras sustancias químicas nocivas, por no hablar de los numerosos perfumes y aditivos artificiales presentes en jabones y geles de ducha. Exponerse diariamente a estos elementos puede alterar las bacterias buenas del interior de las partes íntimas, provocando picores, irritaciones y diversas infecciones.
3. Estarás menos expuesto a infecciones
Puede que pienses que ducharse todos los días es más saludable que hacerlo con menos frecuencia, pero en realidad funciona al revés. Las duchas frecuentes pueden alterar el equilibrio de los microorganismos de la piel, dejándola menos protegida y más vulnerable a las infecciones. Nuestro sistema inmunitario necesita cierta estimulación por parte de las bacterias y la suciedad, y ducharse con demasiada frecuencia puede debilitar su capacidad para protegernos de los virus.
4. Serás menos propenso a las reacciones alérgicas
Ducharse con demasiada frecuencia puede ser un factor que contribuya a las molestas alergias. Cuando se daña el manto ácido de la piel, se reduce su capacidad para luchar contra los estímulos externos. Lavar toda la suciedad de la dermis hace que nuestro sistema inmunitario se vuelva “perezoso”, lo que, a su vez, puede provocar alergias, asma e incluso diabetes.
5. Tu piel te lo agradecerá
Las duchas largas y calientes pueden resultar relajantes y dejar la piel impecable, pero también pueden contribuir a su envejecimiento prematuro. Nuestra piel está cubierta por una capa externa de grasa que retiene la humedad para mantenerla tersa y con un aspecto más joven durante más tiempo. El lavado y la exfoliación pueden eliminar esta capa protectora, dejando la piel irritada, arrugada y seca.
6. Puedes perder peso extra
Tomar una ducha relajante justo después de una deliciosa comida puede parecer atractivo, pero este hábito puede hacer que ganes peso extra. La digestión de los alimentos requiere un flujo sanguíneo adecuado hacia el estómago. Cuando te metes en la ducha, la temperatura de tu cuerpo baja, lo que confunde a tu sistema digestivo. Si se hace con regularidad, esto puede dañar ese sistema, haciendo que aumentes de peso.