10 Acciones de los padres que lejos de ayudar al niño a madurar, lo perjudican
Lejos de lo que se cree, la crianza no es tarea fácil. No solo se trata de darle educación y alimento a un niño, si no también, de guiarlo para que sea un adulto sano y funcional. Sin embargo, como en todo, una siempre puede cometer errores. No somos perfectas y tampoco lo sabemos todo. Pero podemos aprender para evitarlos lo más posible. Por eso reunimos algunos consejos de psicólogos, que te ayudarán a identificar aquellas cosas que hacemos que impiden que tu hijo madure.
1. Avergonzar a los niños por sus travesuras
En lugar de enseñar a los niños a sentirse culpables, es mejor ver sus errores como una oportunidad para enseñarles algo nuevo. Explica a tu hijo por qué no estás contento con su comportamiento y cómo puede arreglar la situación con la persona a la que ha hecho daño: pedir disculpas, compartir su juguete.
2. Promover que el niño sea desorganizado
Si un niño que está creciendo tiene siempre problemas porque se acuerda de las cosas importantes en el último momento o las deja para el último minuto, al ayudarle estás fomentando su desorganización. Muestra comprensión y empatía, pero deja que resuelva su problema por sí mismo o que se enfrente a las consecuencias reales de su negligencia. Y al día siguiente, discute con él sobre qué puede hacer para evitar que se repitan situaciones similares en el futuro.
Por tu parte, puedes darle a tu hijo una agenda y ofrecerle que anote en ella todas sus próximas tareas y actividades.
3. No enseñarles a manejar el dinero
Ya a partir de los 4-5 años, a los niños se les puede dar una pequeña cantidad de dinero de bolsillo para que aprendan a administrarlo; la cantidad debe basarse en el presupuesto familiar y en las necesidades del niño, no en lo que reciben sus amigos. Obtén una alcancía o tarjeta bancaria para tu hijo y transfiere (o entrégale) la misma cantidad en los días acordados: una vez a la semana, cada dos semanas o cada mes. Si tu hijo o hija se ha gastado toda la cantidad, no añadas más dinero hasta el día acordado. Enseña también a tu hijo a ir de compras con una lista y a evitar las compras impulsivas: si está ansioso por comprar un juguete nuevo con el dinero recibido, ofrécele retrasar esta decisión al menos un día.
4. Enfocarse en la capacidad intelectual del niño más que en su esfuerzo
Para que un niño tenga un propósito y sea persistente en la edad adulta, es mejor prestar más atención al esfuerzo que realiza para conseguir un objetivo que a sus capacidades intelectuales. Incluso los triunfadores mediocres logran el éxito gracias a la perseverancia, mientras que los talentosos e inteligentes suelen quedarse atrás porque no están acostumbrados a esforzarse.
5. Liberar a los niños de las tareas del hogar
Los niños que se ocupan de las tareas domésticas aprenden a cuidar de sí mismos, a organizar su tiempo y a reservar tiempo para el placer. Todas estas habilidades les serán útiles en la edad adulta y les harán personas más felices y exitosas.
Lo mejor es enseñar a los niños pequeños a realizar las tareas domésticas desde una edad temprana, a partir de los 3-4 años, para que adquieran el hábito antes de que se den cuenta de que es un trabajo. Según las investigaciones, los niños que realizan tareas desde pequeños tienen más probabilidades de tener una relación feliz con su familia, sus amigos y sus seres queridos cuando son adultos. Así, incluso un niño de 2 años puede aprender a hacer su propia cama o a juntar sus propios juguetes, aunque esto suponga más molestias para los padres que beneficios.
6. Ocuparse de las tareas domésticas en lugar de trabajar
Las madres trabajadoras dan un buen ejemplo a sus hijas, quienes tienen más probabilidades de ocupar puestos de liderazgo y ganar más dinero cuando son adultas. Las madres que renuncian a su papel de amas de casa también influyen positivamente en sus hijos. Suelen ser más maduros en sus relaciones cuando crecen: son más propensos a cuidar de los niños y no son reacios a las tareas domésticas.
7. Vivir no para sí mismos, sino para sus hijos
Si los padres viven para sus hijos en lugar de tener sus propias aficiones y deseos, el niño se vuelve rápidamente dependiente de ellos. Puede llegar a la conclusión de que todo su valor reside en lo bien que cumple las expectativas de papá o mamá, y hacer lo que sea necesario para ser alabado. Incluso de adulto, la persona puede seguir viviendo pendiente de sus padres, tratando de complacerlos y evitar ser juzgada.
8. Ignorar a un niño cuando tiene una rabieta
Se puede ignorar el mal comportamiento de un niño, pero no se puede ignorar al propio niño. En primer lugar, esto muestra que nuestro amor por él no es constante. En segundo lugar, no enseña al niño a gestionar sus emociones y, por tanto, no puede convertirse en un adulto equilibrado. Y además, algunos comportamientos del niño pueden tener como objetivo llamar la atención de mamá o papá.
Recuerda que tu hijo o hija puede no escuchar tus instrucciones cuando está abrumado por las emociones. Ayúdalos a calmarse primero: puedes invitarles a sentarse en tu regazo, a golpear una almohada, a dibujar, a colorear un libro para colorear o a tirar pelotas al cesto.
Para los niños más grandes, es adecuado un método calmante llamado “3+10”. El niño primero hace 3 inspiraciones profundas y contiene la respiración en cada una de ellas y luego exhala lentamente. Luego debe contar lentamente hasta 10 y tratar de sumar todos los números en su mente.
Solo después de que la tormenta se haya calmado puedes describir lo que has visto, evitando juzgar: “No te gustó que te dijera que guardaras los juguetes, así que los tiraste al piso”, y ofrecer una solución: “¿Volvamos a ponerlos en su lugar, así nadie se tropezará con ellos?”.
9. Dar mucha libertad a los niños
Persuadiendo a los niños para que coman alimentos saludables y ofreciéndoles un “soborno” en forma de dulces, parece que les estamos pidiendo un favor; está claro que esto no inspira respeto a los padres. Por el contrario, al establecer reglas estrictas, por ejemplo, “los dulces solo los fines de semana”, mostramos nuestra autoridad.
Para enseñar la independencia, es útil dar al niño el derecho a elegir (de qué color comprar una chamarra de primavera, dónde pasar su cumpleaños), pero no en asuntos de los que dependa su bienestar o su salud. No hay que tener miedo a parecer exigente en lo que respecta a la comida, las rutinas y otras cosas importantes: los niños pequeños no pueden tomar buenas decisiones por sí mismos y según las investigaciones, de adultos sufren más a menudo la ansiedad, diversas adicciones y tienen menos probabilidades de conseguir un trabajo si no fueron controlados cuando eran niños.
10. Resolverle todos sus problemas
Los padres que eliminan todos los obstáculos del camino de un niño le impiden madurar. Es bueno que los niños se enfrenten a retos y frustraciones y aprendan a superarlos por sí mismos. Para ayudar a tu hijo a crecer, puedes hablar de tus propias experiencias de superación del fracaso y prestar más atención a la forma en que el niño ve el problema y a lo que realmente quiere.
¿Cómo solías ser en tu infancia? ¿Dónde crees que está el límite entre la independencia de un niño y la intervención de los padres?