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7 Consecuencias de darle todo lo que piden nuestros hijos

Decirle que no a nuestros hijos a veces es difícil, pero también necesario. Seguramente has pasado por alguna situación en el supermercado, tienda o en la calle donde el berrinche se hizo inminente, y precisamente esas situaciones son las que querríamos evitar, ¿pero cómo?

En Bella y Genial te compartimos los motivos que nos orillan a decir “sí” a todo lo que nuestros pequeños nos piden, y las consecuencias de no poner un alto a tiempo. No dejes de ver el bono final y conoce a las famosas que han optado por una crianza con límites.

De dónde viene la necesidad de darle a los hijos todo lo que piden

Por lo general, los padres que tienden a darles a sus hijos todo aquello que quieren y se les antoja lo hacen por motivos relacionados con el sentimiento de culpa y por la falta de tiempo suficiente para dedicarles.

Cuando los padres tienen la sensación o el sentimiento de que no lo están haciendo bien, de que no están siendo tan buenos padres como deberían o de que no están cumpliendo con su labor parental, surge la culpa. La culpa puede convertirse en un peligroso compañero que nos orienta hacia el lado equivocado de las cosas, hacia la opción errónea, en lugar de mostrarnos la solución real. La culpa llega para aplicar una especie de parche momentáneo, transitorio y, realmente, insuficiente.

Los motivos de la culpa pueden ser muy diversos, pero uno de los más habituales es la ausencia de tiempo. La certeza de que como padres están perdiéndose valiosos momentos junto a sus hijos, que no se está compartiendo lo suficiente o que a causa de la falta de tiempo no existe una conexión paterno-filial. Sin embargo, de este modo no se conseguirá enmendar o resarcir a los niños, no se les estará haciendo un bien, sino que, por el contrario, se los estará perjudicando seriamente en el presente y a futuro.

Las consecuencias de facilitarles todo a nuestros hijos

Las consecuencias que puede acarrear el facilitarles y darles todo hecho a los hijos son diversas, importantes y se podrán ver tanto a corto como a largo plazo.

1. Frustración y baja tolerancia ante ella

Cuando un niño recibe todo cuanto quiere con tan solo pedirlo u obtiene lo que desea sin ningún esfuerzo, se le concede todo y por tanto, el pequeño desconoce el sabor de la palabra “no”. Cuando a un niño se le dice “no”, puede frustrarse por no obtener lo que quiere, pero comprende que no se puede tener todo en cada momento, que en ocasiones le darán una negativa, y de ese modo comenzará a aprender a lidiar con la frustración, a manejarla y a controlarla.

Si desconoce lo que significa la frustración o lo que es obtener un “no” por respuesta, en un futuro, cuando crezca y se enfrente solo a la vida adulta, se encontrará con que en ocasiones habrá puertas que se cierren, gente que no estará dispuesta a ayudarlo o a darle lo que él quiere; en esos casos, la frustración se multiplicará.

2. No conocen el valor del trabajo y el esfuerzo

Si en todo momento, en cada situación y a cada caso, el pequeño recibe aquello que quiere sin ningún tipo de dificultad, no le estarán enseñando la importancia del esfuerzo y el trabajo para lograr aquello que desea. El niño aprende que solo con abrir la boca y decir “quiero”, lo obtendrá, interiorizará esta enseñanza y pensará que siempre va a ser de ese modo. En cambio, sabemos que no es así, que cuando sea grande las cosas no serán tan sencillas.

3. Puede aparecer la ansiedad

Estos pequeños tampoco están aprendiendo el valor fundamental de la paciencia y de la espera, lo quieren todo y lo quieren ya, sin demora. Por eso, cuando las cosas no salen como desean, cuando no obtienen lo que piden en ese mismo instante, puede aparecer la ansiedad (con todo lo que conlleva) ocasionada por la impaciencia, seguida de episodios de llanto y un gran berrinche.

4. La depresión puede hacer acto de presencia

Cuando ese niño vaya creciendo, su nivel de exigencia será cada vez mayor y resultará cada vez más difícil complacer sus peticiones y demandas. Si esto ocurre y el niño no ve satisfechos sus deseos, experimentará algo desconocido para él hasta ese momento: la frustración. La desesperación y el desconcierto que puede provocarle ese (para él) inesperado e incomprensible momento pueden derivar en comportamientos agresivos por su parte y, finalmente, lo pueden transformar en un joven insatisfecho y deprimido.

5. Desarrollo de una personalidad intolerante

Los niños conocen la frustración y el significado de las primeras negativas a temprana edad, pero cuando esto no sucede a causa de la satisfacción sistemática de sus peticiones, se tornan intolerantes. Cuando por norma general piden y obtienen, si sucede lo contrario, no podrán manejar su frustración (ya que no la conocen) y no tolerarán la negativa. Son inflexibles.

6. Constantes berrinches y pataletas

Acostumbrado a tener todo, nunca será suficiente, siempre querrá más porque sabe que lo puede obtener. Una vez arraigada esta costumbre, los berrinches serán continuos tanto para conseguir lo que quiere como para pedirlo, o por inconformidad. Según vaya creciendo y se vaya topando con respuestas que nada tienen que ver con las que solía obtener en casa, las rabietas serán cada vez más y más grandes.

7. Dependencia

A causa de tener padres complacientes y proveedores de todas las facilidades posibles, el niño no habrá logrado desarrollar su independencia y, por tanto, no será capaz de valerse por sí mismo para una multitud de cosas: será dependiente de sus padres. El pequeño no ha aprendido a esforzarse para conseguir lo que quiere o necesita y tampoco sabe cómo hacerlo, por lo que no es autosuficiente.

Como hemos podido ver, las consecuencias de facilitarle y proporcionarle todo al niño derivan en un individuo que no conoce ni sabe manejar la frustración, que ignora lo que es el esfuerzo para lograr un objetivo, con tendencias a la ansiedad y la depresión, con una personalidad intolerante y dependiente. Si el objetivo de los padres es resarcir al pequeño por su ausencia o acallar el sentimiento de culpa, el resultado es totalmente opuesto.

Por todo ello, es importante e imprescindible aprender a decirles “no” a tiempo a nuestros hijos a pesar de la rabieta que esto podría ocasionar. Al final de cuentas, estos pequeños serán los adultos del mañana y es ahora cuando se está forjando su personalidad.

Bono. Celebridades que decidieron enseñar a sus hijos el valor del dinero

1. Julia Roberts

La actriz, famosa por su sonrisa y talento escénico, es respetuosa con el medio ambiente y ha querido inculcarle eso a sus hijos. Julia suele comprar ropa en tiendas de segunda mano para ella y sus hijos, incluso para lucir en eventos de gala.

2. Kristen Bell

Kristen ha admitido públicamente lo mucho que le gusta ahorrar, de hecho su boda solamente costó 100 dólares y en su vida diaria compra todo lo que puede con cupones de descuento.

3. Mariska Hargitay

Famosa por su participación en la serie “La Ley y el Orden”, Mariska y su familia llevan una vida austera, pues asegura que quiere enseñarle a sus hijos a apreciar y agradecer todo lo que tienen.

Cuando eras pequeña, ¿cómo lo hicieron tus padres? ¿Cómo has decidido llevar la crianza de tus hijos para enseñarles el valor del trabajo y esfuerzo?

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