Bella y Genial
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Un médico argentino tuvo un hijo a los 83 años, probando que el amor todo lo puede

La llegada de un niño o niña es motivo de felicidad y celebración en todas las parejas que anhelan ser padres. Según ciertas normas culturales, lo “normal” es que eso suceda entre los 20 y 40. Sin embargo, ese no fue el caso del prestigioso médico argentino Alberto Cormillot, quien se casó con una mujer de 36 años y decidió ser papá a sus 83 años.

En Bella y Genial creemos que la edad avanzada no es motivo para renunciar a lo que uno desea o hacer lo que nos apasione. Por ese motivo, te compartimos la historia de este gran médico, quien fue padre a una edad fuera de lo común.

Nació el 31 de agosto de 1938 en Buenos Aires, y es el médico nutricionista más famoso de Argentina. A lo largo de su extensa trayectoria, ayudó a miles de personas con trastornos alimenticios a cambiar su vida a través de sus instituciones dedicadas al tratamiento de la obesidad, sus actividades educativas y sus mensajes en los medios de comunicación.

Una vida dedicada a mejorar la salud de un país

El amor más puro no entiende de edades ni prejuicios

Aunque es reconocido por su gran carrera, su vida personal se puso en el ojo público en 2019, cuando anunció que se iba a casar con Estefanía Pasquini, una mujer 48 años menor que él: “Queremos hacerlo y nos pareció una buena idea, que a algunos les puede gustar y a otros no, pero es un tema que nosotros decidimos”, comentó.

Cuando comenzaron su relación, la familia de Estefanía estuvo en contra por la diferencia de edad: “Ella (su madre) asociaba que alguien joven estaría con alguien grande por el dinero. No le entraba en la cabeza que yo nada más quería alguien que me quisiera. Mi papá llegó a decirme que no fuera más a la casa [...]. Tardaron más de un año en conocerlo”, confesó Pasquini.

Pero finalmente terminaron aceptándolo, y ahora son una gran familia ensamblada junto a los otros hijos del médico, Adrián y Reneé.

Pero la nueva vida en pareja no iba a quedarse solo en ellos dos, sino que la idea de agrandar la familia estaba presente: “Estefanía es muy joven, está ilusionada con tener su primer hijo y yo también. Es una cosa hablada, no es una sorpresa. Si se da, bienvenida”, dijo cuando le preguntaron si quería volver a ser padre.

Y la noticia no tardó en llegar, ya que un día después de haber manifestado su intención, confirmó que su nuevo pequeño estaba en camino.

Ante la novedad de su paternidad a esa edad, los comentarios prejuiciosos de terceros lamentablemente no se hicieron esperar, como cuando unos periodistas ironizaron que “estaba por tener una huerfanita”, y cuestionaron cuánto tiempo iba a poder estar presente en la vida de su hijo.

Pero la pareja se mantuvo fuerte frente a las críticas, ya que ambos estaban convencidos de su decisión, y nadie les iba a quitar la alegría. “Todo lo que ha hablado la gente en esta semana, nosotros ya lo hablamos hace tres meses [...]. La pregunta (sobre la edad) no me la hacía, me la hago recién ahora, desde que la gente empezó a mencionarlo”, comentó el doctor.

Por su parte, ella es consciente de que un día él no va a estar más, pero es algo que está lista para afrontar cuando llegue el momento: “No dicen nada que yo no sepa, ni que Alberto no sepa ni que no hayamos hablado [...]. Lo hablé con mis amigos y me dijeron ’Sí, va a pasar, vas a tener un niño y el día de mañana no va a estar él, por cuestiones lógicas de la vida [...]. Y cuando él ya no esté, vamos a estar todos nosotros para sacarte adelante’”, confesó.

Finalmente, el sueño de la pareja se hizo realidad el 17 de septiembre de 2021, cuando el ansiado bebé, Emilio, nació en perfectas condiciones. Dos días después, fueron a casa para comenzar esta nueva aventura.

Cormillot ya sabía lo que era ser papá desde hacía más de 50 años, tras el nacimiento de su hija, Reneé, y más tarde de Adrián. Pero la cantidad de tiempo que pasó entre el nacimiento de su último hijo y el nuevo, confesó, lo hace sentir como un padre primerizo, ya que está descubriendo las cosas modernas de los bebés de ahora:

“Ya mucho no me acuerdo de lo que es la experiencia. Ayer fuimos a ver carriolas, entonces hicimos un curso de carriolas. Ni existían estas, antes eran mucho más primitivas [...]. Antes estaban los pañales de tela que se lavaban y se cambiaban, y hoy es totalmente distinto”, comentó.

Ellos aceptaron la decisión de la nueva vida de su padre y su nuevo hermanito a pesar de los años que los separan: “Mi hijo dijo que va a tener a alguien con quien patear balones, y tener un hermano varón es una cosa que le va a gustar. Y Reneé, como hija mujer, está ambivalente. Por un lado está contenta y por otro le cuesta”, afirmó.

La tercera edad como una nueva posibilidad de hacerlo todo

Tener un hijo a los 83 años es un hito. Alberto es fiel reflejo de que la tercera edad puede ser vivida de una manera muy positiva, y critica la connotación negativa que la sociedad tiene sobre eso:

“La gente tiene sesgo con respecto a un adulto mayor, hay un cliché: una persona mayor no puede tener hijos ni puede divertirse [...]. Sí puede tener un hijo una familia monoparental, pero no un adulto mayor. No es muy juicioso el tema. Un adulto mayor es una sobrecarga, es desechable, descartable, ni siquiera reciclable, y mucha gente compra eso. Y yo no lo compro ni lo compré”, admitió.

Aunque la vida lo haya golpeado, su manera de encarar la edad es destacable. Se mantiene activo bailando taphaciendo danza aérea: “Tuve cáncer dos veces, que es una enfermedad asociada con las personas mayores, y en las radiografías se ve que mis rodillas están hechas polvo, igual que los hombros y la columna. En total, acumulé más de treinta lesiones. Pareciera que hay una contradicción entre mi historia clínica y mi vida, porque me ves y te das cuenta de que hago las mismas cosas que hice siempre”, confesó.

Además de la impronta con la que encara su edad, dijo que quiere vivir hasta los 105 años para ver a su pequeño hijo graduado. “No voy a poder estar como puede estar un joven de 30, eso es seguro, pero estaré con lo que pueda estar”, afirmó ante su realidad, y agregó que le dejó un regalo muy especial para cuando Emilio sea más grande: “Le habilité un teléfono con una línea y le envío mensajes de WhatsApp y le grabo cuentos o historias, le mando fotos y le digo lo que estoy haciendo”.

¿Qué piensas sobre la idea de tener un hijo cuando transitas la vejez? ¿Alguna vez tomaste una decisión fuera de lo “normal”?

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