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Katya Echazarreta, la primera astronauta mexicana en llegar al espacio

¿Alguna vez has imaginado como sería ir al espacio? Podría parecer algo imposible, pero hay personas que lo han conseguido. Tal es el caso de Katya Echazarreta, una astronauta que no solo consiguió lograr este sueño a temprana edad, sino que fue la primera mexicana en hacerlo. Gracias a ello, se ha convertido en ejemplo de muchas otras mujeres para alcanzar sus metas, incluso, la marca Barbie hizo una muñeca inspirada en ella. Nosotras te contamos cómo lo logró y cuál fue su camino hacia el éxito.

¿Quién es Katya Echazarreta?

Ser mujer en un contexto que parece estar diseñado para y por los hombres como la NASA no es una tarea fácil, pero Katya Echazarreta logró ganarse un lugar y se convirtió en la primera astronauta mexicana en viajar al espacio.

Con solo 27 años, la joven oriunda de Jalisco ha logrado muchos éxitos en su vida. Se graduó como Ingeniera Electrónica de la Universidad de California en los Estados Unidos y después de realizar una pasantía en la agencia espacial, se convirtió en un miembro indispensable de la institución.

Sin embargo, su mayor hazaña hasta ahora fue su participación en la misión NS-21 a bordo del quinto vuelo tripulado de la compañía aeroespacial de transporte Blue Origin. No solo se convirtió en la primera mujer mexicana en alcanzar el espacio exterior, sino también en la más joven en hacerlo.

La primera mexicana en traspasar la atmósfera

Katya Echazarreta tuvo que superar obstáculos de desigualdad de género para alcanzar su sueño de convertirse en astronauta. La mexicana enfrentó burlas y dificultades desde su época universitaria y en su entorno cercano. Esto no solo se debió a su género, sino también a su ambición.

Como mujer latina en una industria espacial aún dominada por hombres, Katya considera crucial dar visibilidad a las mujeres desde la niñez, especialmente en carreras relacionadas con la ciencia. De esta manera, las niñas interesadas en estas áreas podrán perseguir sus sueños y cumplir sus metas sin limitaciones de género. En sus propias palabras, en una entrevista compartió que en México, este tipo de carreras aún son consideradas únicamente para hombres: “Cuando eres niña y te estás dando cuenta de la realidad de la sociedad, de que carreras como estas no son muy comunes para mujeres, especialmente mexicanas, eso fue un poco difícil porque pues no entiendes el por qué”.

Pero la historia de su madre, y los impedimentos que tuvo en su época para realizarse como profesional, también fueron motivantes para lograr sus metas: “Para ella lo más importante era que sus hijas fueran independientes porque ella no lo pudo ser. Siempre quiso tener una carrera, siempre quiso estudiar, y no la dejaron, su esposo no la dejó, su papá no la dejó. Y es por eso que lo que más quería en la vida, era que no le pasara lo mismo a sus hijas. Así que desde el día en que nacimos, mi mamá nos enseñó a ser mujeres independientes, fuertes y a que no nos importara lo que dijera la gente. La realidad es que yo le doy las gracias a mi mamá por todo. Mi mamá es la razón por la que yo estoy aquí”, dijo la joven astronauta en una plática con Vogue.

Aunque no siempre estuvo segura de continuar. También hubo momentos en donde flaqueó y sopesó la idea de no continuar con sus deseos. Al estar en la Universidad de California, Echazarreta estaba rodeada de estudiantes modelo y la presión por ser una de ellos, casi la hace desertar: “Cuando pones a todas esas personas juntas, cada una de ellas está acostumbrada a ser la mejor y es muy difícil porque no todos pueden ser el mejor, de hecho casi nadie puede. Para una persona que nunca ha tenido que vivir con fracaso, eso es muy difícil”. Sin embargo, comparte que en el momento en que desechó de su cabeza la idea de “ser perfecta”, las comparaciones, los prejuicios y perdió el miedo a equivocarse y al fracaso, fue entonces cuando logró dar un salto y despegar: “Tuve que preguntarme a mí misma si en realidad importaba: ‘¿en realidad importa que no eres la mejor, o te gusta tanto esto que vas a seguir adelante?’ Decidí que sí, decidí que es lo que quería hacer, pero que nunca más me iba a comparar a mí con otras personas, que tenía que competir solo conmigo misma siempre. Ahí fue cuando todo cambió para mí, cuando decidí no compararme con nadie, fue cuando me convertí en una de las mejores”.

Historias de superación hay muchas, y la de Katya, es solo una de tantas que nos demuestran que las mujeres podemos alcanzar nuestros sueños a la edad que sea y sin importar nuestra raza.

Inspiración para las niñas y jóvenes

Ahora, la ingeniera electrónica mexicana tiene su propia muñeca Barbie. La muñeca, creada por Mattel como parte de su colección Role Model, no será comercializada y reconoce a mujeres que han roto barreras para inspirar a las generaciones más jóvenes.

La figura de Echazarreta lleva un traje espacial azul marino con parches que incluyen el lema de la organización Space of Humanity, que seleccionó a la joven para el viaje al espacio. Además, la muñeca tiene el mismo color y corte de cabello que la ingeniera y su piel morena, algo que Echazarreta valora y defiende como una característica importante, pues ha sido algo que muchas mujeres han tenido que esconder por años.

Katya cuenta que, cuando era niña, solía quitar los delantales de las muñecas Barbie que, por ser de piel morena, solían ser representadas únicamente como amas de casa y, en su lugar, ella las imaginaba haciendo lo que quisieran. Ahora, Katya Echazarreta, la primera astronauta mexicana en llegar al espacio, tiene una de estas icónicas muñecas hecha a su imagen y todavía le cuesta creerlo, así lo dijo en una publicación compartida en sus redes sociales: “A los 7 años, cuando solía jugar que mi barbie era una astronauta que viajaba por la galaxia, nunca podría haber imaginado que algún día tendría mi propia Barbie”.

“Por supuesto que los tiempos han cambiado y yo admiro mucho a Barbie, ya que a medida que pasaron los años, la empresa se dio cuenta de que tenía que evolucionar. Debían entender la responsabilidad social que tiene una muñeca en las niñas y, eventualmente, en las mujeres”, afirmó Echazarreta.

La Barbie de Echazarreta se presentó unos pocos días antes del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Con esto, la astronauta buscaba transmitir un mensaje de hermandad a las mujeres para que, cuando sientan envidia hacia sus compañeras, reflexionen sobre el motivo detrás de esa emoción.

Además, Katya también invitó a todos a pensar sobre la idea de éxito, ya que para ella, el significado de esta palabra cambió drásticamente después de ver el planeta Tierra desde el espacio. Además, confesó que en aquel momento también se dio cuenta de sus errores y de las personas a las que había perdido en el camino “por ser como era”, es decir, por haber renunciado a su familia y amigos para progresar en su carrera.

“Es algo horrible darte cuenta de eso, es algo muy triste... Realmente, para mí, el éxito es sentir la felicidad de haber ayudado a las personas, sentir esa satisfacción en mi corazón, en mi alma, en mi mente, de que todo lo que he logrado no es para mí, sino para que los demás puedan tener más oportunidades, y no estoy sacrificando a las personas importantes en mi vida para lograrlo”, concluyó la astronauta.

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