La historia de una actriz cuya mala suerte fue ser demasiado hermosa
Así como el estatus social no está peleado con ser una persona educada, la belleza tampoco es un obstáculo para la inteligencia, y hubo una actriz de Hollywood que se ganó la lotería en ambas. Hedy Lamarr fue una estrella de Hollywood de los años 30 y 40 que incluso salió con Charlie Chaplin y fue considerada la mujer más bella del mundo. Pero también creó un dispositivo que ahora tendría un valor de 30 mil millones de dólares.
Una belleza sin igual
Quizá a primera vista no la reconozcas, pero Hedy Lamarr fue una famosa actriz de Hollywood de los años treinta y cuarenta, que inspiró la imagen de la princesa de Disney, Blancanieves, por su delicada belleza. Su vida puede considerarse como una película fascinante, rodeada de leyendas y especulaciones durante mucho tiempo.
Hedy nació en Viena en 1914 con el nombre de Hedwig Eva Maria Kiesler, en una familia de personas educadas e inteligentes de origen judío. Su padre era director de un banco y su madre, pianista. Desde muy joven, Hedwig se interesó por el teatro y el cine, y también estudió piano y ballet.
En 1933, uno de los hombres más ricos de Austria, Friedrich Mandl, vio a la joven en el escenario del teatro de Viena. Fue tan persistente en sus pretensiones que Hedy, a pesar del disgusto de sus padres, se casó con él. Pero cometió un error que poco tiempo después lamentaría.
Bajo la tiranía de un marido celoso
El matrimonio se convirtió en una jaula para Hedy, y ni siquiera en una jaula de oro. Su celoso marido le prohibió actuar en películas, intervenía sus llamadas telefónicas y la mantuvo encerrada. Solo la dejaba salir de casa cuando iba acompañada de una criada, y le daba muy poco dinero para vivir. Incluso las joyas de la actriz estaban guardadas en una caja fuerte. La idea de que alguien más viera a su esposa en una película lo perturbaba tanto que estableció una cacería de las copias de la película que la llevó a la fama, Ecstasy.
Finalmente, Hedy no pudo aguantar más y decidió huir. En una de las fiestas del celoso marido, a la que llevó a su esposa para presumir ante los demás, ella le pidió ayuda a un oficial británico. Él estuvo de acuerdo, pero justo cuando la actriz ya estaba haciendo las maletas, llegó su marido. Así que la joven tomó medidas extremas: se puso el uniforme de sirvienta y cosió en el forro de su traje todas las joyas que había logrado conseguir. Esa misma noche huyó a Londres.
Un giro afortunado que la llevó al estrellato
Hedy Lamarr y Louis Mayer, presidente de Metro-Goldwyn-Mayer.
Las circunstancias fueron afortunadas para Hedy: justo cuando llegó a Londres, Louis Mayer, el director de la compañía cinematográfica Metro-Goldwyn-Mayer, estaba allí. A través de un agente del estudio, que buscaba talentos, Hedy concertó una reunión con él. Mayer le ofreció un contrato de seis meses a 125 USD por semana. Ella se negó, porque sabía que su talento valía más.
Pero cuando se fue, Hedy se dio cuenta de repente de que se había equivocado, porque era una buena oportunidad para convertirse en una estrella de Hollywood. Pero ya era demasiado tarde: Mayer iba a embarcarse en un transatlántico de vuelta a Estados Unidos, y todos los boletos para el barco se habían agotado. Hedy volvió a lanzarse a la aventura: subió a bordo haciéndose pasar por la niñera de una pasajera de 14 años. Mayer quedó tan impresionado por la audacia de la actriz y por la reacción que provocó su belleza en el crucero, que lo pensó mejor y le ofreció un contrato por 7 años con un pago semanal de 550 USD.
Nace la nueva estrella de Hollywood
Mayer le sugirió que adoptara el seudónimo de Hedy Lamarr, en honor a la actriz de cine mudo Barbara La Marr, a quien su esposa admiraba. Le dio uno de los papeles principales en la película Argel (1938) y comenzó a promocionarla como una actriz austriaca muy popular y “la mujer más bella del mundo”. Y en este último punto definitivamente no se equivocó: cuando la gente entró al auditorio, entusiasmada por la expectativa de conocer en la pantalla a una diva del cine desconocida, quedó impresionada. La belleza de Hedy Lamarr los dejó sin aliento.
Desde ese momento, a Hedy se le quedó grabada la imagen de una belleza incomparable de origen exótico. Su mayor éxito fue el papel de Dalila en el filme de 1949 Sansón y Dalila. Pero aunque protagonizó muchas películas populares de la época junto a Clark Gable, Judy Garland y Charles Boyer y se convirtió en una estrella, la mayoría de sus personajes solo pronunciaban unas pocas frases. Sufría en silencio al no poder demostrar su talento. Y mientras en la pantalla Hedy Lamarr estaba rodeada de brillo y de atención masculina, la Hedy Lamarr real languidecía de aburrimiento, soledad y nostalgia.
La pasión secreta de Hedy Lamarr
De niña, Hedy paseaba con su padre y escuchaba con fascinación sus historias sobre el funcionamiento de las cosas. A los 5 años, desarmó y armó una caja de música ella sola. Más tarde, su mente curiosa absorbió toda la información que escuchó de los científicos en las reuniones organizadas por su primer marido, Friedrich Mandl. Descansando en su tráiler de su trabajo como actriz, hizo verdaderos descubrimientos.
Y entonces, en una cena en 1940, Hedy conoció a un hombre que compartía su pasión. Junto con el compositor George Antheil, desarrolló la idea de un dispositivo que patentaron como “sistema de comunicación secreta”. Y aunque se adelantaron demasiado a su tiempo, ya que la idea fue rechazada, décadas más tarde se desarrollaron el Wi-Fi y el Bluetooth, basados en el concepto original de Lamarr y Antheil.
Sin suerte en el amor
Hedy Lamarr había tenido seis maridos y muchos amantes. Pero su último marido fue... su abogado de divorcio. Una vez separada de él, Hedy nunca se volvió a casar. Y la mujer cuyo encantador rostro inspiró a los artistas de Disney para crear la imagen de Blancanieves vivió los últimos 35 años sola.
En los años 60, cuando su belleza empezó a desvanecerse, la actriz ya no era necesaria en Hollywood y su carrera comenzó a decaer. Como resultado, Hedy Lamarr vivía con una pequeña pensión de 48 USD a la semana.
Recién en 1997, recibió el Premio Pioneer de la Electronic Frontier Foundation, pero nunca ganó dinero con ninguno de sus inventos. Sin embargo, durante el resto de su vida siguió inventando cosas: un collar fluorescente, un nuevo tipo de semáforo y modificaciones para los aviones supersónicos. Estos inventos tampoco fueron recompensados.
Bono. Una hermosa actriz interpretando a otra
La vida de Hedy Lamarr fue como una película fascinante, y hay otro hecho que no podemos pasar por alto. La actriz participó una vez en una recaudación de fondos y anunció que besaría a todo aquel que gastara 25 000 USD en bonos. Se dice que acabó teniendo que besar a 680 personas y que recaudó 17 millones de dólares. Sin embargo, lo más probable es que siempre y en todo momento besara al mismo hombre: el marinero Eddie Rhodes, que la acompañaba a recaudar fondos por todo el país y que antes de cada actuación se escondía entre la multitud.
La vida de Hedy Lamarr fue tan sorprendente, que se ha informado sobre la producción de una serie protagonizada por Gal Gadot sobre la vida de la actriz. Definitivamente se trata de una hermosa actriz representando la vida de quien fuera nombrada la más bella de la época.
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