La historia de la esposa de Tutankamón, cuya misteriosa vida le robó el sueño a muchos arqueólogos
Hoy en día, nos vemos fascinadas por las imponentes pirámides de Egipto, el misterio de sus momias y las increíbles teorías alienígenas alrededor de su cultura. Sobre todo, escuchamos de los grandes imperios de sus reyes y los enigmas acerca de sus majestuosas tumbas. Sin embargo, no solo los faraones cuentan con historias interesantes, también sus esposas. Hay algunos rumores sobre una reina perdida de Egipto que intentaron borrar de la cronología egipcia por atreverse a lo que nadie hubiera imaginado para preservar el reinado de su esposo, y esta es su historia.
En Bella y Genial, decidimos desempolvar los rumores y averiguar más sobre la mujer que durante siglos ha permanecido en el misterio de la cultura egipcia.
En 1922, el mundo se conmocionó con la noticia del descubrimiento de la tumba intacta del faraón Tutankamón por el arqueólogo Howard Carter. Durante un cuidadoso estudio del contenido de la tumba, este descubrió algunas referencias sobre la joven esposa de Tutankamón, la reina Anjesenamón. El nombre sorprendió a Howard, ya que anteriormente no había encontrado datos sobre esta mujer. Al analizar profundamente, él pudo descubrir algunos detalles de la vida de la joven reina.
Anjesenamón fue la tercera hija de Nefertiti y Akenatón. Al nacer, obtuvo el nombre de Ankhesenpaaten. La infancia de la princesa transcurrió en la ciudad construida por su padre, Akenatón, en cuyos bajorrelieves se han conservado menciones sobre ella.
Después de la muerte de Akenatón, el trono pasó a manos del joven Tutankamón, quien se casó con Ankhesenpaaten. Supuestamente, después de 3 años de matrimonio, el joven faraón celebró una nueva reforma religiosa, restableciendo el viejo culto al dios Amón, después de la cual la reina cambió su nombre a Anjesenamón.
La joven pareja gobernó Egipto durante 10 años, pero hoy sabemos que su unión no fue solo política. Tutankamón y su esposa se amaban mutuamente. Muchos hallazgos en la tumba del faraón hablan sobre su conmovedora relación. Por ejemplo, en uno de los frescos se representa a la reina otorgándole a su esposo un ramo de hermosos lotos.
Por desgracia, la pareja no tuvo hijos, ya que los dos embarazos de Anjesenamón terminaron de forma lamentable: las niñas nacieron prematuramente y no sobrevivieron. Sus restos, enterrados con amor y cuidado, fueron encontrados en la tumba de Tutankamón, en la base de su sarcófago.
Gracias a los estudios recientes, sabemos que el joven faraón sufría de escoliosis porque los frescos lo representan con un bastón. Y, aunque hoy en día se desconoce qué causó la muerte del rey, algunos científicos consideran que la razón pudo haber sido malaria, un trauma obtenido al caer de su carruaje o varias patologías que lo afectaron poco a poco. Tutankamón murió repentinamente, y Anjesenamón se convirtió en la última representante de la familia real.
Anjesenamón quedó viuda tras la muerte de su esposo a los 19 años, y no consiguió dar a luz a un heredero, así que se atrevió a casarse nuevamente para conservar el trono y proteger al imperio de los que estaban sedientos de poder.
El visir Ay, primer consejero y mentor de Tutankamón, era una de sus opciones, pero la reina detestaba la idea de casarse con un viejo funcionario. Según una de las versiones, ella le escribió una carta al rey de los hititas: “Mi esposo ha muerto sin dejar hijos. Tú tienes muchos. Dame uno de ellos para que se convierta en mi marido. No tomaré a ninguno de mis súbditos como esposo”.
El gobernante de los hititas estaba encantado y envió a uno de sus hijos para que se casara con Anjesenamón. Los historiadores no han conseguido averiguar qué ocurrió con el príncipe hitita. Únicamente se sabe que murió de camino a la novia. Pero es posible que se haya convertido en víctima de los conspiradores, que no querían dejar que los hititas tuvieran acceso al trono egipcio.
Se cree que Anjesenamón, al verse privada de otra elección, se convirtió en la esposa del viejo Ay porque unos arqueólogos encontraron unos anillos con sus nombres. Después de esto, la historia de Anjesenamón se detiene misteriosamente.
Todos los descubrimientos posteriores demuestran que Ay se casó con una mujer de nombre Tey y en su tumba solo se menciona a ella como su esposa. Pero, cerca de la tumba de Tutankamón, se halló otra presencia femenina porque en su interior había cosas de mujer, joyas y otros artefactos que indicaban que esta había sido preparada para Anjesenamón. Pero no se encontraron sus restos.
A inicios del siglo XIX, los arqueólogos descubrieron en el Valle de los Reyes una tumba con dos momias mujeres. En 2010, los científicos realizaron un análisis de ADN, según los resultados, ellos sugirieron que una de ellas podría ser la madre biológica de la niña encontrada en la tumba de Tutankamón. Por eso es posible que los restos pertenezcan a Anjesenamón.
Su imagen se ha utilizado más de una vez en la industria cinematográfica; sin embargo, ninguna de ellas ha representado con certeza la trágica y corta vida de esta reina egipcia.
Anjesenamón vivió una vida llena de infortunados acontecimientos, pero a pesar de las dificultades, fue una esposa cariñosa y un apoyo para su joven marido. Hasta el final de sus días, conservó la dignidad y el orgullo que le habían heredado sus grandes padres, Nefertiti y Akenatón.
Y tú, ¿conoces a otras mujeres célebres que hayan dejado huella en la historia y sean poco conocidas? Déjanos saber en los comentarios y comparte este artículo para que la historia de Anjesenamón siga siendo difundida.