Una mujer guardaparques se jubiló a los 100 años: “El trabajo le dio sentido a mis últimos días”
En 2007, a la edad de 85 años, Betty Reid Soskin se convirtió en la guardabosques más antigua del Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos. Durante los siguientes 15 años, trabajó en el parque histórico nacional y se convirtió en una figura icónica allí y en la comunidad. Continuó dando charlas y presentaciones, y su presencia en el parque inspiró a personas de todas las edades.
Nunca es tarde para empezar
La historia de Betty es una inspiración que demuestra que nunca es tarde para seguir nuestras pasiones y hacer lo que realmente nos gusta. A sus 85 años, decidió embarcarse en una nueva aventura como guardabosques en el Parque Histórico Nacional Rosie the Riveter / World War II Home Front en California, Estados Unidos.
Pese a los desafíos que podrían surgir a su edad, Betty se comprometió a aprender todo lo que pudiera sobre su nuevo trabajo y demostrar que podía hacerlo. Con determinación y dedicación, se adaptó rápidamente a las tareas que le fueron asignadas y se convirtió en una parte valiosa del equipo. “Ser una fuente principal para compartir esa historia, mi historia, y dar forma a un nuevo parque nacional ha sido emocionante y gratificante”, dijo Soskin. “Ha demostrado dar sentido a mis últimos años”
A pesar de las numerosas barreras que tuvo que enfrentar como mujer de color en una época en la que el racismo era usual, Betty encontró una gran satisfacción en compartir sus experiencias y conocimientos con los visitantes del parque. Para ella, era importante educar a las personas sobre la importancia del trabajo que se llevó a cabo en el hogar durante la Segunda Guerra Mundial y honrar a las mujeres que desempeñaron un papel vital en el esfuerzo de guerra.
El amor y la pasión de Betty por su trabajo le permitieron trabajar durante 15 años en el Servicio de Parques Nacionales (NPS) y retirarse a la edad de 100 años, con la satisfacción de haber hecho lo que amaba durante toda su carrera. Durante sus años como guardabosques, se convirtió en una figura respetada y admirada en su comunidad local y en el parque, y fue honrada con varios premios y reconocimientos por su dedicación y servicio.
A lo largo de sus 15 años de servicio como guardabosques, Betty se convirtió en una fuente de inspiración para muchos visitantes. A menudo compartía sus propias experiencias y conocimientos sobre el papel crucial de las mujeres afroamericanas en el esfuerzo de guerra, y cómo el trabajo que realizaron en el hogar contribuyó significativamente a la victoria de los Aliados. El impacto de Betty no solo se sintió en el parque, sino que su historia también inspiró a muchas personas de todo el país. En 2015, recibió la Medalla de Oro del Congreso, el más alto honor civil otorgado por el Congreso de los Estados Unidos, por su servicio y dedicación al país.
El Servicio de Parques Nacionales se despidió de Betty con todos los honores, reconociendo su contribución única y valiosa al parque y a la sociedad en general: ¡Estamos agradecidos por la dedicación de toda la vida de Betty para compartir su historia y le deseamos todo lo mejor en su jubilación!". Su legado perdura como una inspiración para aquellos que buscan seguir sus pasiones, superar las barreras y hacer una diferencia en el mundo. La historia de Betty es una prueba de que nunca es demasiado tarde para hacer una diferencia en la vida de los demás y alcanzar nuestros sueños más preciados.
Cómo Betty, otras mujeres encontraron lo que estaban buscando en un momento de su vida que la mayoría de las personas llamaría “demasiado tarde”. Sus ejemplos demuestran que la edad es solo un número y no determina nuestro camino. Lee sus historias aquí, aquí y aquí.
Bono: Mujeres brillantes que dejaron huella en la historia
1. Hedy Lamarr
Hedy Lamarr, nacida en Viena en 1914, fue una actriz de cine e inventora austriaca naturalizada estadounidense. Su historia es particularmente interesante, ya que, a pesar de haber dedicado gran parte de su vida a la actuación, también fue co-inventora de la primera versión de espectro ensanchado que permitía las comunicaciones inalámbricas de larga distancia, es decir, el wifi. Junto al músico George Antheil, desarrolló la técnica de encriptación conocida como “salto de frecuencia”.
Sin embargo, antes de este descubrimiento, Hedy vivió una situación de pesadilla. Su esposo, Friedrich Alexander Maria Fritz Mandl, la tuvo cautiva en su propia casa bajo un estricto control y la obligó a dejar la industria cinematográfica. En 1937, logró escapar e irse a París para continuar con su carrera artística. Allí conoció a Louis B. Mayer, presidente de Metro Goldwyn-Mayer, con quien firmó un contrato para Hollywood.
En 1942, Hedy registró la patente de su método de comunicación secreto que buscaba evitar la detección de torpedos por las tropas aliadas. Hedy propuso que si se lograba que tanto el transmisor como el receptor saltaran simultáneamente de frecuencia a frecuencia, entonces cualquiera que intentara interrumpir esa señal no sabría dónde estaba. Desafortunadamente, Hedy no recibió los créditos correspondientes a su invención.
2. Margarita Salas
Margarita Salas, nacida en España en 1938, es licenciada en ciencias químicas por la Universidad Complutense de Madrid. Se ha encargado de impulsar la investigación española en el campo de la bioquímica y de la biología molecular. El trabajo de Margarita se ha destacado por contribuir a la investigación de la lectura de la información genética. Su estudio se centra sobre el virus bacteriano Phi29; ha permitido conocer cómo se comporta el ADN, cómo el virus bacteriano transforma a las proteínas y cómo estas se relacionan entre ellas para formar un virus funcional.
Ha obtenido diferentes reconocimientos, uno de ellos fue el nombramiento como investigadora europea en 1999 por la UNESCO. También fue nombrada directora del Instituto de España (1995-2003), organismo que agrupa a la totalidad de las Reales Academias Españolas. En diciembre de 2018, el colegio Eliseo Godoy de Zaragoza fue cambiado por el nombre de Margarita Salas.
3. Rita Levi-Montalcini
Rita Levi-Montalcini nació en Turín en 1909 y se convirtió en una científica destacada en neurología, llegando a recibir el Premio Nobel de Fisiología o Medicina. Sin embargo, su camino no fue fácil. Durante la Segunda Guerra Mundial, Rita enfrentó dificultades como mujer y judía tratando de continuar sus estudios en una universidad en Italia, donde se aplicaban leyes discriminatorias de Benito Mussolini. Tuvo que dejar su trabajo y crear un laboratorio casero en su dormitorio con algunos utensilios adaptados.
Pero las dificultades continuaron y en 1941, la ciudad de Turín fue bombardeada, por lo que Rita se trasladó a una casa de campo en las montañas con todos sus instrumentos. Luego tuvo que huir hacia el sur para escapar de las tropas nazis. Después de la guerra, en colaboración con el bioquímico Stanley Cohen, Rita logró aislar el Factor de Crecimiento Nervioso, una proteína esencial para la supervivencia de las neuronas. Este hallazgo fue el primero en descubrir la comunicación entre células.