Pareja rescata a un bebé gorrión y el ave decide quedarse con ellos para siempre
¿Crees que es posible crear una relación de amor y agradecimiento con animales salvajes? Quizá la historia de Chibi, una pequeña bebé gorrión, sea el testimonio perfecto de que una mano amiga siempre puede ganar corazones, aunque no estén domesticados. Pues, cuando parecía que el ave no tendría posibilidades de sobrevivir, una pareja decidió acogerla y cuidarla hasta que sanara. Nadie se imaginaría la forma tan peculiar en la que este pajarillo decidió “pagar” el favor a sus protectores.
Amistad es amistad
Probablemente, nos llevemos mejor con los animales que por años han estado más cerca de nosotros, como perros, gatos, y animalitos de granja, porque los animales domésticos buscan y disfrutan interactuar con los humanos. Pero, cuando nos enfrentamos a los que son salvajes o han crecido lejos del contacto humano, las cosas parecen complicarse bastante, y es que nos aterramos porque desconocemos su forma de reaccionar y su comportamiento. Sin embargo, aun así, hay quienes se han atrevido a entablar una relación con ellos y se han llevado gratas sorpresas.
Uno de los casos más sonados es el vínculo que Dian Fossey formó con un grupo de gorilas: después de pasar tiempo con ellos logró desarrollar una forma de comunicarse y la aceptaron como parte de la manada. Incluso los gorilas pudieron reconocer a Fossey cuando volvió con ellos, luego de pasar un tiempo alejada. Su amistad fue más allá y llevó a la doctora a comprometerse para protegerlos, llegando a dar la vida por sus preciados amigos. Otro caso es el de Barbara Smuts y una manada de babuinos. Con el tiempo en el que convivieron, los babuinos la trataron como a una de ellos. Otro más es el del contacto de ballenas grises con los humanos, pues se ha documentado que muchas de ellas se dejan acariciar por personas de forma gentil y tímidamente.
La amistad que podemos tener con cualquier animalito podría darse gracias a que ambos descubren que pueden beneficiarse uno del otro. Quizá los humanos briden alimento y cuidados, mientras que ellos puedan dar compañía y beneficios de salud como reducir el estrés, la presión arterial, entre otros. Sin embargo, también podemos formar un vínculo de manera emocional cuando cualquiera de los dos da todo lo posible por el otro, pues se vuelve más un acto de reconocimiento y agradecimiento que ya no necesita de otras condicionales. Así es el lazo que une a Janja Èerne y Aleš Zariè con la gorrioncita, Chibi, y esta es su historia.
Chibi
Cuando una cría de ave se cae del nido, su destino parece estar sellado, ya que sin la protección y los cuidados de su madre, su vida corre peligro y cada minuto juega en su contra. Sin embargo, gracias a la rápida intervención de un residente de Eslovenia, uno de los miles de pájaros que habitan en la región costera del país tuvo la oportunidad de sobrevivir. El hombre supo exactamente a quién llamar para ayudar al vulnerable pichón y asegurar su bienestar.
La pareja, conformada por la educadora Janja Èerne, de 34 años, y Aleš Zariè, de 38, quien trabaja en la industria del juego, viven en la región costera de Eslovenia y comparten una pasión por los animales. En mayo de 2020, fueron ellos a quienes contactaron para hacerse cargo de una cría de pájaro que había caído del nido. La pareja respondió inmediatamente al llamado y fueron a brindar toda la ayuda al pequeño animal.
Zariè explicó en una entrevista que recibió una llamada de su amiga Suzana informándole que su vecina había encontrado un gorrión en el suelo, cerca de su casa. Desafortunadamente, se trataba de dos, pero uno ya había fallecido y el nido no estaba en ninguna parte. La pareja no tuvo que pensarlo dos veces y acudió de inmediato a recoger al ave. Según afirmó Zariè, no tenían en mente mantener al ave como parte de su familia.
El pequeño pájaro tenía cerca de diez días de vida, lo cual se determinó por la forma de su pico y la cantidad de plumas en su cuerpo. Aunque no presentaba heridas ni parásitos, era tan diminuto que cabía fácilmente en la palma de una mano.
A pesar de no tener formación veterinaria, la pareja investigó cómo mantener al ave con vida e improvisaron. “Nos esforzamos por adquirir conocimientos y comenzamos a alimentarlo con una mezcla de comida húmeda para gatos, tofu y plátanos porque teníamos que idear algo rápidamente. La mayoría de las aves pequeñas necesitan proteínas para crecer y estas pueden ser 100% vegetales”, “hay que alimentar a los volantones casi cada media hora, así que no sabemos cómo lo habríamos logrado si no hubiera sido por la pandemia y trabajar desde casa” explicó Zariè.
Le armaron una pequeña incubadora con cartón, provista de agujeros para la ventilación y un sistema de calefacción, que luego rellenaron con mantas suaves. Y luego, poco a poco, la cría que antes se encontraba serena, comenzó a anticipar la hora de la comida con fuertes gorjeos, estirando su cuello hacia arriba y abriendo su pico para comer. Esto llenó de esperanza a sus cuidadores, ya que indicaba que el pequeño pájaro estaba progresando. “Tenía las condiciones ideales y nuestra atención constante, no es sorprendente que se haya adaptado rápidamente”, declaró Zariè.
La pareja había planeado liberar al gorrión una vez que pudiera volar. Al vivir en un piso alto, comenzaron a buscar un lugar seguro para soltarlo y finalmente decidieron hacerlo en el jardín de un amigo. Colocarían la casita de madera del pájaro en un árbol y lo dejarían volar. Sin embargo, el gorrión ya había desarrollado “un apego increíble” hacia la pareja, durmiendo en sus manos, jugando y comiendo con ellos.
Zariè contó la historia: “La soltamos, pero volvió. ¡Esa es la versión corta!”. “El gorrión voló hasta un árbol y luego regresó. Fue una de las cosas más increíbles que habíamos visto: volvía a nuestro lado y quería ir a casa a comer puré de patatas. Intentamos liberarlo de nuevo al día siguiente y al siguiente, pero siempre volvía. Fue entonces cuando decidimos que su hogar estaba con nosotros y no miramos hacia atrás”.
La cría fue bautizada con el nombre de Chibi. La pareja grabó cada momento de ella desde su primer día y decidió compartir su historia con el mundo a través de Instagram y YouTube. Chibi, quien ahora tiene tres años, está completamente integrado con sus cuidadores humanos, quienes adaptaron su hogar para que el ave pueda vivir feliz. Vuela por toda la casa, hace nidos con ramitas y papel, y acompaña a Janja y Aleš a donde sea que vayan. La gorrioncita no es totalmente doméstica, sino que también tiene la capacidad de interactuar con otros pájaros y volar libremente. Sin embargo, siempre regresa a su hogar.
La pareja afirma: “Puede que le hayamos salvado la vida, pero ella cambió tanto la nuestra que nunca podremos compensarle. Confiamos plenamente en Chibi y creemos firmemente que nunca nos abandonará. Este sentimiento de confianza y vínculo es realmente especial y difícil de explicar. Probablemente, se podría usar la palabra amor”.
Si las historias donde las personas hacen de todo por los animalitos son lo tuyo, entonces no te pierdas los artículos que seguramente te van a derretir el corazón de tanta ternura: aquí, acá y por acá también.