Courteney Cox se cansó de las cirugías plásticas: una lección sobre la aceptación del envejecimiento
¿Alguna vez te has preguntado cómo las celebridades luchan desesperadamente contra el implacable paso del tiempo? Descubre la fascinante historia de Courteney Cox y su transformación épica. Desde su etapa como ícono de la juventud hasta su valiente decisión de decir “no más” a las cirugías, esta famosa actriz nos muestra que el envejecimiento puede ser abrazado con gracia y estilo.
En una reciente entrevista, Courteney Cox reveló que su estrella en el Hall de la Fama de Hollywood era algo impensable en su vida. A pesar de haber sido nominada siete veces al SAG como Mejor Actriz de Comedia y convertirse en una de las figuras más destacadas y mejor remuneradas de la industria gracias a su papel como Monica Geller en Friends, Cox creció en Alabama, donde el mundo del espectáculo era ajeno a su realidad. En un entorno dominado por obreros siderúrgicos y médicos, su trayectoria en la industria del entretenimiento parecía inimaginable.
Así fue como el comercial que catapultó a Courteney Cox a la fama en 1985, al convertirse en el rostro de una marca de tampones, generó una reacción de shock entre sus antiguas compañeras de la tradicional secundaria sureña de Mountain Brook. Este hito marcó el inicio de un camino en el que, sin pretenderlo, Cox se convertiría en una voz que visibilizaría en numerosas ocasiones los temas fundamentales que afectan la vida de las mujeres.
Cuando tenía 20 años, abandonó sus estudios de arquitectura y se mudó a Nueva York junto a su novio, quien era representante de bandas y sobrino de su padrastro, Ian Copeland. Este último le consiguió un lugar en su compañía y le sugirió que incursionara como modelo y actriz. Sorprendentemente, no le llevó mucho tiempo destacarse: rápidamente firmó un contrato con Ford Models, una de las agencias de talento más prestigiosas de la época. “Me reinventaron por completo: tomaron la frescura de Alabama y la transformaron por completo, dijeron que había nacido en Kentucky y que mi apellido sería Myles. ¡Ni siquiera sé por qué!”, comentó. Nunca imaginó que este cambio de identidad resultaría en una carrera que ama y de la cual ha aprendido tanto, y sigue aprendiendo hasta el día de hoy.
Cox nació en una familia adinerada como la menor de los cuatro hijos de Richard Cox, un empresario, y Courteney Bass. Tenía tan solo diez años cuando sus padres se divorciaron en 1974. Durante su crecimiento, la llamaban CeCe, y se destacó como líder de las porristas y reina del baile de graduación. Sin embargo, tuvo que adaptarse a ser la hermana del medio, ya que sus padres tuvieron nueve hijos más con sus nuevas parejas. Mientras su padre se mudó a Florida, su madre contrajo matrimonio con el empresario y financiero Hunter Copeland. Courteney pasó su adolescencia en Birmingham, uno de los suburbios más ricos y conservadores de Estados Unidos, junto a su madre y padrastro. Fue educada para ser una auténtica dama sureña, con acceso a los clubes más prestigiosos y su belleza como su mejor carta de presentación.
No fue un camino fácil desafiar ese destino. En sus inicios, su origen se convirtió en un obstáculo para sus aspiraciones como actriz. Pasó meses tomando clases de dicción para deshacerse de su acento, aunque en su primera aparición pública, captó la atención sin siquiera tener que hablar. Fue en el video de la canción “Dancing in the Dark” que Bruce Springsteen grabó en 1984 y que recibiría premios en los MTV Video Awards al año siguiente. Se cuenta que durante la filmación, el músico, al elegir a Cox entre el público, no se dio cuenta de que era una actriz hasta que terminaron de grabar. A pesar de que iba a ganar fortunas, Cox solo recibió 350 dólares por subir al escenario a bailar con Springsteen, luciendo como una fan con el pelo corto y una camiseta de musculosa de estilo rockero, en sintonía con la imagen de su supuesto ídolo.
Pero su verdadera oportunidad llegó cuando obtuvo un papel regular como la novia de Michael J. Fox en la serie Family Ties, desde 1987 hasta 1989. Fue en ese momento cuando decidió dedicarse por completo a la actuación. Utilizó lo que había ganado como modelo para pagar sus clases de teatro y consiguió roles en películas como Amos del Universo (1987) y Cocoon (1988). “Estaba realmente nerviosa”, comentó sobre su papel en Family Ties. “Es muy difícil unirse a un programa exitoso. Y no era una estrella invitada, tenía un personaje recurrente, ¡pero siempre me sentía como si estuviera empezando desde cero! Trabajar en una serie con Michael J. Fox fue la mejor lección de actuación y comedia que he tenido. Él podía tomar una sola línea de diálogo, dividirla en tres partes distintas y conseguir tres grandes risas. Es un maestro y fue una experiencia increíble, aunque yo estaba llena de nervios”.
Estaba cerca de finalizar su participación en la icónica serie de los años 80 cuando mencionó a un amigo lo impresionada que estaba por el trabajo de Michael Keaton en Clean and Sober (1988), una película que marcó un cambio en su carrera como actriz cómica. Su amigo actuó como intermediario y organizó una primera cita en casa de Cox, que duró cinco horas en las que no dejaron de hablar “sobre nuestras casas de ensueño, las más grandes que habíamos visto y las que nos encantaría construir algún día”. Estuvieron juntos durante casi seis años.
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