Bella y Genial
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La chocante historia de Lynda Carter, de enfrentar abusos en el set a dejar un legado como la primera Mujer Maravilla

¿Alguna vez te has preguntado qué batallas tuvo que librar la Mujer Maravilla detrás de las cámaras en el glamuroso Hollywood? Prepárate para una historia sorprendente y emotiva que revela los desafíos a los que se enfrentó esta superheroína fuera de la pantalla. No te quedes con la duda, sigue leyendo para descubrir los secretos y luchas de la Mujer Maravilla que Hollywood intentó ocultar.

Cuando su representante la contactó para informarle que había sido seleccionada para el papel principal en la serie La Mujer Maravilla, Lynda Carter era una joven de 24 años con apenas 25 dólares en su cuenta bancaria. Su situación financiera era tal que ni siquiera podía costear un billete de vuelta de Los Ángeles a Phoenix, Arizona, contemplando el aparente fracaso de su carrera actoral.

La noticia la tomó por sorpresa, ya que no tenía expectativas de obtener el papel en la serie. El año anterior, había sido excluida del elenco de la película que precedía a la serie, cuyo papel principal recayó en Cathy Lee Crosby.

Su inicio en la industria del cine de Hollywood

Era 1975 y Lynda había estado en el epicentro de la industria del entretenimiento durante tres años, desde que fue coronada Miss Estados Unidos en 1972. Aunque llegó con la esperanza de que su título de belleza le facilitaría el acceso a oportunidades, se encontró con que la mayoría de las puertas estaban cerradas. Solo había logrado obtener roles menores en series de televisión como Starsky y Hutch, Cos y Nakia.

Al recibir la confirmación de su papel, el productor de la serie le informó que su elección se debía más a su apariencia física que a su habilidad actoral. Con su estatura de 1.80, su belleza y su impresionante condición física, era perfecta para el papel de una superheroína.

También le advirtió que, aunque sería admirada por los hombres, podría generar envidia entre las mujeres.

En una entrevista posterior, Lynda compartió su respuesta a esa advertencia: “Verás que no será así. No me van a odiar porque voy a interpretar a mi personaje de tal manera que todas las mujeres querrán ser como yo, o al menos serán mis mejores amigas”, aseguró.

Esa no fue su única contribución: encontró una solución única al eterno desafío de la transformación de los superhéroes. Mientras Clark Kent necesitaba una cabina telefónica para quitarse la ropa y convertirse en Superman, y Bruce Wayne necesitaba la Baticueva para metamorfosearse en Batman, ella sugirió una alternativa. Propuso que su personaje comenzara a girar rápidamente frente a la cámara y, mediante un truco de edición, transformarse de Diana Prince — el nombre de su alter ego — a la Mujer Maravilla en un parpadeo.

Su contribución al desarrollo del personaje

“Propuse hacer unos giros o una voltereta. Luego, solo agregaron algunos efectos de chispas y explosiones”, describió. También decidió, salvo en circunstancias excepcionales, no utilizar especialistas para las escenas de riesgo. Realizó personalmente la mayoría de las escenas peligrosas, incluida una en la que se colgaba de un helicóptero.

Tenía algunas dobles de acción, pero al final, hice la mayoría de las escenas de combate por mi cuenta. Las especialistas me enseñaron cómo lanzar un golpe y, finalmente, me nombraron miembro honorario de la Asociación de Mujeres Dobles de Riesgo”, compartió en retrospectiva.

La serie se estrenó en noviembre de 1975, transformando completamente su vida. La hasta entonces desconocida Lynda Carter se convirtió en un icono y un modelo a seguir. Sin embargo, esto no alteró su esencia.

“Este es mi primer papel principal. Anteriormente, solo había hecho dos pequeños roles y una prueba de cámara para este papel. Después, simplemente esperé y esperé a que me llamaran”, compartió en una entrevista con Johnny Carson poco después del lanzamiento de la serie. También prometió que a pesar de los superpoderes de su personaje, ella se mantendría humilde y con los pies en la tierra.

“Hay un concepto erróneo sobre los actores novatos. Mis amigos me llaman y preguntan acerca de lo que hago con todas las ganancias que estoy acumulando, pero no comprenden que todavía estoy sin empleo, solo que ahora gano 90 dólares en lugar de 27, debido a mi papel principal. La gente no entiende que cuando empiezas, empiezas desde cero, como todos los demás”, aclaró.

Incluso cuatro años después, siendo la actriz mejor remunerada en los Estados Unidos y tras concluir la última temporada de la serie, su perspectiva se mantuvo inalterada.

Fue esta firme personalidad la que le permitió lidiar con los desafíos que la vida le presentó: el acoso escolar, el abuso sexual y el alcoholismo, temas sobre los que Lynda Carter, que hoy celebra su 72º cumpleaños, hablaría abiertamente mucho más adelante.

La joven de origen hispano

Linda Jean Córdova Carter vio la luz por primera vez en Phoenix, Arizona, el 24 de julio de 1951. Su amor por el canto y la danza se manifestó desde que tenía apenas cinco años. Sin embargo, su etapa escolar no fue fácil. Sus compañeros de escuela se mofaban de ella, apodándola Olivia — la pareja de Popeye — debido a su altura y delgadez notables. El hecho de ser de ascendencia mexicana también contribuyó a sus desafíos.

Durante esos tiempos difíciles, se apoyó en el carácter resiliente de su madre. “Crecí en la generación de mujeres que fueron jóvenes y enérgicas durante la Segunda Guerra Mundial. Realizaron todos los trabajos para los hombres, y luego los hombres intentaron reprimir esa independencia, pero no pudieron. Mi madre siempre decía: ’Eres capaz de hacer cualquier cosa que te propongas. Las mujeres estuvimos allí en las fábricas, haciendo todos esos trabajos que siempre nos dijeron que no podíamos hacer. Y cuando nos necesitaron, respondimos’”, rememoró en una entrevista con Entertainment Weekly muchos años después.

Poco después de concluir la escuela secundaria, participó en un certamen de belleza en Phoenix, lo cual la llevó a la competencia estatal que también ganó. A la edad de 21 años, como representante de Arizona, obtuvo el título de Miss Estados Unidos y ese mismo año, 1972, fue una de las 15 semifinalistas en el concurso de Miss Mundo celebrado en Londres.

Para entonces ya había comenzado su carrera como modelo, pero aspiraba a convertirse en actriz, y con esa meta en mente llegó a Los Ángeles.

Logró realizar ese sueño — tras varios intentos fallidos — cuando la cadena ABC la seleccionó para interpretar a la Mujer Maravilla, ese personaje con superpoderes que surgió del mundo de los cómics en 1941, irrumpiendo en un universo donde todos los superhéroes eran hombres.

El personaje del cómic fue ideado por el psicólogo William Moulton Marston. La narrativa inicial se ubica durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el mayor Steve Trevor Jr. resulta herido por las fuerzas nazis en una isla aislada. Es salvado por un conjunto de amazonas, entre ellas Diana, la hija de la reina. Diana es quien lo lleva a Washington en un avión invisible, donde el militar la emplea en la Agencia de Defensa Especial para aprovechar sus habilidades sobrehumanas.

El personaje catapultó a Lynda Carter no solo como una actriz reconocida, sino también como un modelo a seguir para las mujeres en los Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de su brillante presencia delante de las cámaras y en los televisores de todo el país, detrás de escena, Lynda residía en un mundo envuelto en penumbras.

Agresiones en su contra

Lynda Carter ya había experimentado agresiones sexuales durante sus días como modelo y en los comienzos de su carrera actoral. Sin embargo, el rodaje de la Mujer Maravilla se transformó en una prueba angustiosa cuyos detalles solo compartiría muchos años más tarde.

Lidiar con los hombres se volvió difícil para mí, siempre temía que intentaran propasarse. Había un camarógrafo que perforaba agujeros en mi vestuario para espiar mientras me cambiaba. Fue descubierto y despedido”, compartió.

Fue solo hace cinco años cuando habló abiertamente sobre los abusos que sufrió durante el rodaje, que en varias ocasiones llegaron a ser violaciones.

Sin identificarlo explícitamente, mencionó a uno de sus agresores. “No pienso en demandarlo, otras mujeres ya lo han hecho por mí. Cualquier castigo que la justicia le imponga a ese hombre, no será suficiente. No solo me violó a mí, también abusó de muchas otras mujeres”, expresó.

Además, desveló por qué no había presentado una denuncia en aquel momento. “Porque si lo hacías, te ponían en una lista negra. Así que sabías que nadie te iba a creer y, además, perderías tu trabajo”, aclaró.

Su caída

La inesperada celebridad y el tormento que desató detrás de escena, conformaron una combinación peligrosa que la empujó al borde del precipicio. Su matrimonio con el productor Ron Samuels se vio afectado por una crisis que los condujo a la separación poco después de la conclusión de la serie.

Años más tarde, Lynda revelaría que uno de los factores decisivos para el final de su primer matrimonio fue su recurso al alcohol como mecanismo de afrontamiento. “El problema del alcoholismo es tan poderoso que causa vergüenza. Cuando tienes problemas personales, eres más propenso a caer en la adicción. Es devastador”, compartió durante una entrevista con Oprah Winfrey.

“Pienso que recurrí al alcohol debido a la gran infelicidad que sentía en mi primer matrimonio, y bebía por la misma razón que cualquier persona lo haría. Sin embargo, mirando hacia atrás, creo que estaba más ebria que la mayoría de las personas. Lo escondes de todos, pero las personas cercanas a ti lo saben”, también recordó.

Su adicción también amenazó su carrera. Después de terminar la Mujer Maravilla, protagonizó varias películas para televisión con éxito moderado, como The Last Song, Born to be SoldThe Love Goddess, pero experimentó problemas durante las filmaciones debido a su alcoholismo.

En ese momento, conoció al abogado Robert Altman, con quien contrajo matrimonio en 1984 y tuvo dos hijos. Decidió trasladarse con él a Washington y se alejó de la pantalla, creyendo que eso le permitiría abordar mejor su adicción.

Con el apoyo de su esposo y sus dos hijos, logró rehabilitarse. “Fue un proceso difícil, pero puedo decir que llevo más de veinte años sobria y me esfuerzo por hacer ejercicio y mantenerme saludable”, confesó.

El regreso de la Mujer Maravilla

Ese mismo año, se encontró en el centro de un episodio que atrajo la atención de los medios y la relacionaron nuevamente con el personaje que la catapultó a la fama.

Mientras realizaba una de sus habituales salidas a remar en el río Potomac, en Washington, notó el cuerpo de un hombre flotando en el agua. Como no llevaba su teléfono móvil, gritó a unos pescadores en la orilla para que llamaran a la policía, y se quedó remando cerca del cuerpo hasta que llegaron los socorristas.

“No hice nada que cualquier otra persona no hubiera hecho”, declaró, intentando disipar la publicidad.

No obstante, años después volvió a conectar con su icónico personaje. Sucedió en 2017, cuando la directora Patty Jenkins la convocó para que la asesorara en el rodaje de la adaptación La Mujer Maravilla 1984, protagonizada por Gal Gadot, donde Carter realizó una breve aparición especial.

El anhelo de cantar

Lynda Carter, a pesar de realizar apariciones ocasionales en series y películas, no volvió a asumir roles protagónicos. En cambio, retomó sus raíces para perseguir otra pasión que había surgido en su niñez, la música.

En 2009, publicó su primer álbum, “At Last”, con una discográfica independiente. El álbum, que presentaba doce clásicos del jazz y del blues, alcanzó el sexto lugar en la lista de los álbumes de jazz más vendidos de Billboard en la semana de su lanzamiento, gracias al entusiasmo anticipado de sus fans y a las excelentes críticas que recibió de revistas especializadas. También realizó una gira de conciertos para promocionar el material.

Dos años después, lanzó un nuevo disco, “Crazy Little Things”, donde destaca su interpretación del clásico de Queen “Crazy Little Thing Called Love”. Desde entonces, la Mujer Maravilla no ha dejado de entonar melodías.

En 2018, cuando se reveló su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, compartió que llevaba más de veinte años sobria y que ese era el logro más significativo de su vida. Y afirmó: “Pero soy una alcohólica, y eso es algo que nunca debo olvidar si quiero mantenerme así”.

Lynda Carter ha demostrado que el superpoder más fuerte es la resiliencia. Asegúrate de no perderte nuestro próximo artículo para explorar más profundamente la vida de muchas otras estrellas que han dejado su huella inspiradora.

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