“Red”, una nueva película de Disney que rompe con el tabú de la menstruación
Los cambios físicos y mentales que vienen junto con la pubertad son inevitables. Todas hemos pasado por eso y seguramente lo hemos llevado de la mejor manera posible. Ahora bien, ¿cómo nos hubiéramos sentido si en aquella época, entre las películas infantiles del momento, nos hubiéramos topado con una que hablara exactamente con todas las letras sobre el enamoramiento, la rabia y sí, la menstruación? Aceptémoslo, todo viene entrelazado en la temida e inolvidable pubertad.
Pixar decidió abordar el tema de frente y estrenó Red, una película que habla de todo aquello que hasta ahora parecía no existir en el mundo de la ya avanzada infancia. Hoy, en Bella y Genial te contaremos un poco más sobre esta historia.
Red, lejos de las princesas y los dragones, y muy cerca del universo femenino
Se estrenó el 11 de marzo solo en la plataforma Disney+ y ya ha causado revuelo en las redes. ¿Por qué? Es que la nueva película de Pixar rompe varios tabúes y es transgresora en más de un sentido.
Se trata de la primera del estudio dirigida y producida exclusivamente por mujeres, y tiene a una niña de ascendencia asiática como protagonista. Habla directamente y sin vueltas de un tema que hasta ahora nunca había sido tratado en una cinta de animación destinada a un público infantil: la menstruación.
Domee Shi, quien en 2018 dirigió el corto Bao, por el que ganó el Óscar al mejor cortometraje animado, asegura haberse inspirado en su propia infancia a la hora de pensar el personaje de Mei, la niña de 13 años que comienza a experimentar dentro de ella un torbellino de emociones que parecen no tener retorno.
Roja por la vergüenza y el enfado, pero también por los enamoramientos escolares, las bandas musicales, las primeras salidas y la ansiedad ante todo ese mundo que se abre y que por momentos muestra un abismo. Así se sintió Domee (¿y qué mujer no?) en su pubertad. Sin embargo, para ella, hablar de estos cambios tan propios de esta etapa sin mencionar la regla sería irreal y hubiera dado como resultado una película incompleta.
De niña a panda
Mei es una niña chino-canadiense brillante, muy sociable y llena de energía, que tiene una vida bastante agitada para su edad. Es que además de ir a la escuela y estar con su inseparable grupo de amigas, tiene que cumplir con los exigentes mandatos diarios de su madre, una mujer que parece haber dedicado su vida a intentar reprimir sus emociones más intensas y que se empeña en repetir eso con su hija. Quizá por eso se opone sistemáticamente a todos los gustos de la niña que tienen que ver con desviarse del camino del orden y la corrección.
Mei, por su parte, aunque siente muchas otras cosas, se esfuerza cada vez más por cumplir con las expectativas de su madre y ser su niña buena y perfecta. Sin embargo, la represión causa en ella un efecto paradójico, y ahora, todo eso que no dijo se le impone de un modo ya imposible de ocultar: un panda rojo.
Abrumada, incómoda, enamorada, muy triste y angustiada. Quien ha pasado la pubertad no necesita más que esta enumeración para entender que todas estas sensaciones juntas se alternan vertiginosamente durante el día y nos ponen los pelos de punta.
Claro que Mei no es la excepción, solo que a ella se le hace un tanto más invasivo y difícil de ocultar. Peludo, oloroso, caótico e inadecuado, así es esta versión tierna del increíble Hulk que pone en vertical la vida de la muchacha. ¿Representa a la regla? Sí, claramente, pero más que nada representa una etapa de fuego en la que, junto a la menstruación, se manifiestan muchas otras cosas.
Cambios físicos, fisiológicos y mentales; todo viene en un mismo paquete envuelto con los colores de la pubertad. La mañana en la que Mei despierta convertida en panda, corre a encerrarse en el baño, y su entrometida madre va tras ella con una pila de compresas y analgésicos. Algo ha despertado para siempre en el cuerpo y la mente de la niña: su propia personalidad.
Red, la magia de ser una misma (y que nuestra madre nos deje)
El adorable oso panda es ni más ni menos que nuestra parte más genuina, la que surge cuando estamos formando nuestra personalidad, lo que nos gusta y lo que no nos gusta, cómo queremos ser y que nos vean. Como le ocurre a Mei, de nosotras depende decidir qué haremos con todo eso, ¿lo dejaremos salir o lo esconderemos para siempre?
Esta vez, la varita mágica de Disney se usó para hacer visible lo que hasta el momento parecía transparente, aunque siempre haya tenido la fuerza y la contundencia de un panda rojo.
Para la directora de Red, esta historia puede servir para que madres e hijas puedan hablar naturalmente y sin tapujos sobre la regla, un tema que no siempre sabemos cómo abordar y que suele generar vergüenza, no solo a las niñas, sino también a nosotras, sus mamás. ¡Comparte este artículo con aquella persona que creas que pueda estar pasando un momento parecido y ayúdala a quitarse la vergüenza!