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20+ Personas que se pasaron de creativas con los nombres de sus hijos

Volverse mamá es un momento inolvidable, tanto como la elección del nombre de esa personita a la que cuidaremos por el resto de nuestras vidas. Sea niño o niña, eso nunca ha sido un impedimento para ponerle a nuestras bendiciones el nombre que hemos ideado especialmente para ellos. Sin embargo, algunas personas tienen ideas bastante curiosas a la hora de nombrar a sus bebés.

Así, en Bella y Genial te traemos una recopilación de historias de algunos padres que dejaron volar su imaginación y ahora sus hijos tienen que vivir con nombres muy peculiares.

  • Mi mamá y mi tía estuvieron embarazadas al mismo tiempo, y mi abuela les había dicho que, si eran niñas, la primera que naciera llevaría su nombre. Ahora mi prima me dice: “¿ Por qué no naciste tú primero, infeliz?”, ¡jajajaja! Se llama como mi abuela, María del Rosario, porque ella nació 18 días antes que yo. © Olga Veliz / Facebook
  • Mi nombre es Josefina. Mi padre me quería poner Rebeca, pero mi mamá, que peleaba mucho con él, le dijo: “Le voy a poner como la vieja esa que tenías, para que la recuerdes cada vez que la nombres”. Y es que la esposa anterior de mi padre se llamaba Josefina. Ahora, ¿yo qué culpa tenía? © Muñiz J Flores / Facebook
  • Yo me iba a llamar Hipólita porque a mi mamá le gustaba, no sé por qué, y Aurora por el día en que nací. Pero a mi padre se le ocurrió ponerme el nombre de su amante en turno y me llamó María de los Ángeles. Por supuesto, mi madre se opuso, pero no lo suficiente, y aunque fue una vileza, me gusta mi nombre. © Maria De Los Angeles Flores Carbajal / Facebook
  • Mi hija se llama Brihana Jung Suh. Su segundo nombre me gustó por Escalera al cielo. Era mi novela favorita, ahí dije que mi primera hija llevaría por nombre Jung Suh, y así fue. Casi nadie sabe escribirlo, pero la llaman más por su segundo nombre porque les parece bonito. © Maria Chavez / Facebook
  • Somos seis hermanos en total y yo soy la última. Cuando mi mamá estaba embarazada y faltaba poco tiempo para que diera a luz, les dijo a mis hermanos que me llamaría Mayra y que lo anotaran en el calendario o en la pared. Llegó el día en que tenían que asentar mi partida, mi mamá les preguntó a mis hermanos cómo me iba a llamar y ¡sorpresa! Nadie lo había anotado y nadie se acordaba, ¡jajaja! Yo nací en octubre, mes morado, así que vieron el calendario y, pues, mucho gusto, me llamo Milagros. © Milagritos Llatas Vega / Facebook
  • Cuando nací, mi papá esperaba que yo fuera varón para llamarme Daniel, pero fui su segunda hija mujer y no tenían nombre para ponerme. Dijeron: “Se llamará Noemí”, y yo siempre me inventaba nombres porque odiaba el mío. Un día era Claudia o Marcela, Alejandra o Elena, hasta que leyendo la Biblia encontré la historia de Ruth y Noemí. Entendí su significado en hebreo, que es “dulzura”. Desde entonces, amo ese nombre. © Mimi Vel / Facebook
  • A mí no me pusieron un nombre, sino un título: Reina. Y, para variar un poco, mi segundo nombre es Isabel. O sea, yo soy la Reina Isabel de mi casa, no la del Reino Unido. © Reina Castro / Facebook
  • Mi hijo tiene apellidos que parecen nombres, así que decidí ponerle nombres ingleses para que se notara bien la diferencia y se distinguiera; de otra forma, iba a parecer que tenía cuatro nombres. Se llama Ashley Byron y, antes de que alguien pregunte, Ashley es un nombre que originalmente era masculino, después pasó a ser tanto para hombre como para mujer. © Rosalia Noe / Facebook
  • Bueno, mi verdadero nombre es Nashbil. Mi tía se lo iba a poner a mi primo porque pensó que iba a ser niña, pero al final fue niño, así que le pusieron Edison. Cinco meses más tarde nací yo; a mi mamá le gustó el nombre, por lo que me puso Nashbil. Se parece al de un condado de Texas, Nashville. © Deidara Akatsuki / Facebook
  • Quién sabe cuál era el nombre que me iban a poner mis padres. Resulta que nací viajando en un tren y, mientras mi mamá me daba a luz en el vagón de la bodega, un empleado del ferrocarril le sugirió a mi papá que me pusiera Patricia, por el día de la patria en Argentina (el 9 de julio), e Itatí, porque ese mismo día era el de la Virgen patrona de mi ciudad. © Patricia Itati / Facebook
  • Me iban a poner Úrsula, así como la del calendario, pero gracias a Dios no pasó y no me llamaron así. Acá estoy con mi nombre, Humbrelina. Me encanta, es único y original. © Humbelina Medina Saucedo / Facebook
  • Mi mamá quería que me llamara Judith, mi papá no sé, pero mi abuelito me registró y me puso nombre de hombre. Me llamo Eleazar. © Eleazar Ortiz Martinez / Facebook
  • Yo me llamo Narkis Joel y soy hombre. Desde niño, si llamaban por teléfono o me veía el médico, e incluso hoy día, tenía y tengo que aclarar que soy hombre. En lo particular, conozco a tres Narquis; son mujeres, y sus nombres se escriben así. Supuestamente es griego y significa “flor”, pero yo no lo creo. © Narkis Tovar Castejon / Facebook
  • Cuando nací, mi papá quería que me llamara María Candelaria. Mi mamá protestó: “No, por favor, no le pongas así a la niña”. Cuando estábamos en el registro civil, ella seguía pidiéndole a mi padre: “No, por favor”. Mi papá, al ver la desesperación de mi mamá, le dijo: “Entonces ¿cómo quieres que se llame?”. En ese momento, ella vio el nombre de una secretaria del registro, que se llamaba Susana, por lo que le dijo: “Ponle Susana”. Mi papá le respondió: “Está bien, pero Susana María”. Siempre he dicho que no me salvé del María. Nunca me ha gustado, pero bueno, así me llamo. © Maria Sus Car Garcia / Facebook
  • Mi nombre es Aurelia. Pasé años sufriendo porque no me gustaba cómo me llamaba, hasta que entendí que mi papá me puso así por su mamá, y él amaba a su mamita, así como me amó a mí. Yo era su regalona, era sus ojos. Lo amo y lo extraño. Ahora llevo orgullosa mi nombre. Es muy poco común, y eso es lo mejor. © Aurelia Arredondo / Facebook
  • Cuando era bebé, mi papá quiso que me llamaran María Elena, pero mi mamá tenía otros planes. Viví con la creencia de que ese era mi nombre hasta los once años, cuando cursaba el quinto y necesité unos documentos oficiales para los exámenes. No aparecía en el listado de inscritos de la maestra, María Elena no se correspondía con ninguno de los nombres del récord. Llamaron a mamá para decirle lo que estaba sucediendo y ahí fue cuando me di cuenta de que ese no era mi nombre verdadero. El mío lo habían elegido por una tatarabuela que se llamaba VITALIA ENCARNACIÓN. No sé cómo me crie. © Vitalia Perez / Facebook
  • A mi hermana le iban a poner María de Jesús, ya que tenía el cordón umbilical enredado y su nacimiento fue muy difícil, así que mi madre hizo ese juramento. Pero cuando estaban en el registro, la secretaria tuvo la brillante idea de abreviar María por Ma, así que mi hermana se llama “Ma” de Jesús. © Sandy Belt / Facebook
  • Mi padre creía que era un niño porque le daba muchas patadas a mi madre, y me llamaban Antoñito (como mi abuelo paterno). Cuando le dijeron que era niña, mi papá me quería llamar Adela, como su madre, o Candelaria, como mi mamá. Afortunadamente, a mi madre no le gustaron esos. Una noche estaba viendo a una bailarina de ballet y eligió mi nombre, Ana María, que me encanta. © Ana Maria L. Sanchez / Facebook
  • A mi hija más pequeña le puse Aleinad Daniela. Mis hijas y yo vimos un programa en el que un chico pronunciaba todo lo que le decían al revés. Probamos cómo se oía Daniela y nos gustó, así que decidimos llamarla así. Mi nieta se llama Airam (María), y otra nieta se llama Eneri (Irene). © Esperanza Martinez Gonzalez / Facebook
  • A mí hermana, mi mamá le quería poner Mar (decía que se movía mucho en su vientre y que era como las olas del mar), pero mi papá decía que le pusieran como mi abuelo recién fallecido, Gabriel. Entonces, mi madre hizo una “mezcla”, según ella, ¡jajaja!, y se llama Marleth. Hasta lo llevó escrito el día en que la registraron, porque dijo: “Hay cada persona haciendo actas que mejor lo llevo escrito”. © Karina Hernández Tapia / Facebook

¿Cuál es la historia de tu nombre?

Imagen de portada Olga Veliz / Facebook
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