10 Cánones de belleza del pasado que hoy resultan bastante extraños
Las tendencias siempre están en constante cambio. Lo que consideramos como hermoso o deseable un año, puede que al otro lo veamos como vergonzoso. Uno de los refranes más famosos lo resume muy bien: “la belleza está en el ojo del espectador”. Y si la historia nos dice algo es que, como van cambiando los espectadores, va cambiando lo que definimos como bello.
En Bella y Genial nos cautivaron algunos estándares antiguos de belleza que hoy en día tendrían muy poco sentido y los queremos compartir contigo.
1. Frentes altas
De acuerdo con algunos historiadores, a finales del siglo XIV, la reina Isabel de Baviera se convirtió en la promotora de un extraño, según la moda moderna, gusto por las frentes altas y los cuellos de cisne. Para cumplir con los estándares de belleza, las mujeres se afeitaban el cabello de la frente y de la nuca y se depilaban las cejas.
Las pestañas también padecían: a veces se eliminaban por completo no solo las de la parte superior, sino también las de los párpados inferiores.
2. Dientes blancos
Las personas de la época georgiana no solo decoloraban su piel, sino que sus dientes también sufrían. Para darles un tono de porcelana noble, usaban un polvo con ácido sulfúrico. Por supuesto, los dientes eran destruidos por esa clase de “cuidado”. Sin embargo, los clientes adinerados podían permitirse que se les colocaran los dientes de donantes que se los vendían a los médicos.
Después de la batalla de Waterloo se pusieron de moda las prótesis hechas con dientes de soldados caídos en el campo de batalla. A pesar del hecho de que los sustitutos de porcelana fueron inventados en la segunda mitad del siglo XIX, algunos dentistas se negaron a cambiar al nuevo tipo de prótesis, prefiriendo colmillos e incisivos “prestados” por los fallecidos.
3. Cintura estrecha
Los antepasados de los corsés eran conocidos desde la Edad del Bronce. Pero en el traje europeo aparecieron, según diferentes versiones, en el siglo XV o XVI. El apogeo de esta moda tuvo lugar durante el reinado de Catalina de Médici: en esa época, este artículo de vestuario podía reducir la cintura a 33 cm, lo que tenía un efecto negativo en los órganos internos.
4. Cejas de diferentes colores
Las cejas son, quizás, la parte más sufrida del rostro humano cuando se trata de estándares de belleza. Sin embargo, los habitantes de la China medieval fueron aún más lejos: alrededor de los siglos II y III se pusieron de moda las cejas coloridas. Al menos, en la corte de uno de los gobernantes de la época.
El emperador les ordenó a sus esposas que “usaran” cejas verde azuladas. Para cumplir con la voluntad de su esposo, las mujeres tenían que afeitarse las cejas existentes y luego dibujarlas nuevamente con una costosa tinta traída del exterior del país. Esto también demostraba prosperidad a los que lo rodeaban, ya que solo las personas muy ricas podían permitirse colores importados.
5. Uñas largas
En China, las uñas largas han estado de moda durante varios siglos, y la razón de esto es bastante inusual: este “accesorio” demostraba que su propietario no tenía que hacer nada con sus propias manos ya que podía contratar sirvientes.
En la era de la dinastía Qing, la cual gobernó el país durante casi 300 años, esta moda alcanzó su cénit y las uñas podían llegar hasta los 25 cm de largo. Usarlas no era muy cómodo, así que muchas se limitaban a dejarse crecer solo las del meñique y del anular. Además, para no romperlas, comenzaron a ponerles unas “fundas” especiales, hechas de metales preciosos y piedras.
6. Dientes negros
Si piensas en una sonrisa bonita probablemente te imagines dientes blancos. Sin embargo, en Japón durante el periodo Heian, entre los años 794 y 1185, nació una tradición llamada Ohaguro. Esta tradición consistía en pintarse los dientes de negro. Sí ¡negro!
Inicialmente eran los niños y niñas quienes lo hacían con el propósito de simbolizar que se estaban convirtiendo en adultos. Posteriormente, esta práctica pasó a ser más popular entre mujeres casadas y personas de clase alta. Increíblemente, en la actualidad siguen existiendo lugares en Asia donde todavía se practica el Ohaguro.
7. Piel pálida
La moda de la piel muy blanca llegó a su apogeo en Inglaterra en el siglo XVIII. Para lucir lo más blancas posible las mujeres recurrían a medios muy exóticos, como estiércol seco de caballo. Sin embargo, lo más peligroso del asunto era el plomo, que se usaba para blanquear la cara.
Las mayores concentraciones del metal estaban en la composición de la pintura roja aplicada a los labios y a las mejillas para crear contraste. Además, la blancura de la piel era enfatizada por líneas que imitaban las venas, las cuales eran dibujadas con un lápiz azul.
8. Cabello claro
Gracias a Petrarca y a su musa, Laura, a quien invocaba en sus poemas como un ejemplo no solo de belleza, sino también de virtud, en el siglo XV nació la moda del cabello rubio. Para lograr un tono dorado, las damas teñían sus rizos. Lo cierto es que este procedimiento era mucho más largo que el de ahora y tomaba varios días.
Así, en uno de los tratados del siglo XII, el proceso de teñido del cabello fue descrito en dos etapas: después de aplicar la primera mezcla de varios componentes, la cabeza se cubría con hojas y se dejaba así durante 2 días. Luego se lavaba la primera mezcla y se aplicaba una segunda, que se quitaba solo al cuarto día
9. Peinados altos
En Inglaterra, durante el siglo XX, más específicamente en la época georgiana, las pelucas y los peinados altos estaban a la orden del día. Tanto hombres como mujeres las usaban constantemente. No obstante, las mujeres acostumbraban a hacerse peinados altísimos, de hasta casi un metro de altura.
Estos peinados no solo eran inconvenientes, sino que también tenían efectos negativos en la salud de quienes los portaban. Las mujeres sufrían de dolores de cuello, irritación e infestaciones de piojos, entre otras cosas.
10. Modificación artificial del craneo
Si las pelucas de casi un metro de altura pueden parecer extrañas, este punto te puede sorprender más. Existen registros de diferentes culturas, entre ellas la Maya, que solían deformar el craneo de las personas. Los Mayas, específicamente, lo hacían con el propósito de verse más nobles. Esta modificación estética se lograba amarrando las cabezas de los niños entre tablas de madera.
¿Qué otro estándar antiguo de belleza agregarías a la lista?