10 Consejos para no dejarte engañar por los restaurantes según expertos
Existen formas en las que un restaurante te invita a gastar dinero, incluso sin que te des cuenta. Sus estrategias son tan sutiles que puede que nunca nos percatemos de ellas hasta que las experimentamos, como cuando salimos a comer con alguien, quien pide algo más ligero que tú y resulta que la diferencia con una variante más costosa es mínima en cuestión de ingredientes. Así que toma nota para que no te ocurra y puedas ahorrar más en la próxima ocasión.
1. Cargos “opcionales” por el servicio prestado
En algunos lugares resulta habitual dejar por cortesía una propina al mesero si este proporcionó un excelente servicio. Lo que probablemente no sepas es que, en algunos establecimientos, YA añaden un cargo “opcional” por el buen servicio en la cuenta. Lo que ocurre en este caso es que, no solo los clientes pueden sentir demasiada vergüenza para cuestionarlo si pensaban que iban a pagar menos, sino que la mayoría ni siquiera se fija en dicho cargo adicional y entrega además la propina de siempre. No en vano, en ciertos casos existen meseros que preguntan si quieres añadir la propina cuando el cargo por el servicio ya se ha abonado en la cuenta.
2. Aprovechar el pan de acompañamiento
Muchos trabajadores de restaurantes confiesan esta costumbre: si los clientes no se terminan todo el pan servido de manera gratuita como acompañamiento, este se guarda y se recalentará para volver a servirlo en cestas al día siguiente. Algunos establecimientos, para no perder prestigio, se vuelven un poco más creativos, convirtiendo ese pan sobrante en picatostes u otros productos alimenticios similares.
3. Trucos con la carta
Echar un vistazo a la carta suele ayudar a las personas a elegir lo que van a pedir cuando van a un sitio a comer, pero existen algunos trucos a los que recurren los restaurantes para confundir a los clientes. Los platillos de mayor precio pueden aparecer primero o estar bien resaltados. Los precios también pueden aparecer sin un símbolo de la moneda (dólar, euro y similares), cuestión que provoca que las personas ni se fijen en los precios.
4. Compra y venta de platillos congelados
A muchos nos gusta aquello de pedir comida en vez de cocinarla por tu propia cuenta... incluso a los restaurantes. Algunas cadenas de establecimientos hosteleros admitieron que, a lo largo de los años, pedían sus platillos a terceros y que simplemente los calentaban para sus clientes. Es decir, es posible que hayas ordenado en un restaurante una cena de alta calidad, congelada.
5. Reproducción de música clásica
El tipo de música que suena en un restaurante puede tener un efecto más fuerte en las personas de lo que tú podrías llegar a pensar. La música clásica, por ejemplo, puede ayudar a los clientes a sentirse más adinerados, lo que a su vez los vuelve más dispuestos a pedir más platillos y aperitivos. En definitiva, gastar más.
6. Añadir color artificial a la comida
El salmón es delicioso y saludable, por lo que este se convierte en un platillo popular que se prepara con frecuencia cuando la gente sale a comer. No en vano, puede acabar siendo demasiado popular para restaurantes. Para tener el género a mano en caso de demanda, muchos establecimientos piden el salmón a piscifactorías, los cuales pueden no proporcionar a este pescado una dieta adecuada, generándose en este un color grisáceo. Debido a eso, muchos restaurantes tiñen el pescado de rosa para que se vea más fresco de lo que realmente es.
7. Otorgar a los platillos nombres “especiales”
Cuando la carta está repleta de nombres “sofisticados” de platillos, eso ayuda a la marca a fidelizar a sus clientes. Casi todos los lugares venden sándwiches y, con frecuencia, suelen ser lo mismo sin importar dónde los pidas, pero tú vas a tu sitio favorito porque simplemente te gusta ir allí. Cuando vas a un restaurante, pagas por la experiencia que vives, como por la comida que pides. Nombres coloridos, incluso en un idioma extranjero, han revelado un aumento de las ventas en un 30 %. “Pollo Française” suena más elegante que las chuletas de pollo... sin entrar a profundizar en el hecho de que ni siquiera es realmente francés.
8. Ilusión Delboeuf
Probablemente tú también hayas visto esas ilustraciones donde dos figuras son del mismo tamaño, pero aparentan visualmente ser diferentes. Los restaurantes se aprovechan de esta ilusión óptica: sirviendo raciones en platos grandes hacen a sus clientes pensar que estos obtienen una ración de comida abultada, incluso si la misma cantidad, fácilmente, podría caber en un plato más pequeño. Por el contrario, al ver que todavía queda espacio en el plato puedes llegar a pensar que puedes pedir más comida. También es cierto lo contrario: los buffets libres pueden ofrecer platos pequeños para empujarte a que consumas menos alimentos.
9. Trucos con el tamaño
Supongamos que pides refrescos durante la comida, estos pueden servirse en un vaso estrecho, ya que los consumidores asocian la estrechez con más altura. Debido a esta asociación, se acaba creyendo que se obtiene más por el mismo dinero, cuando en realidad podrían obtener más producto si tuvieran un vaso más ancho. En otras palabras, si te dan la opción de rellenar de nuevo sin pagar más, aprovéchala.
10. Hacer que la comida parezca más sofisticada de lo que realmente es
A la hora de comer, puede parecer que tendrá mejor sabor si se utiliza cubertería de plata en vez de una de plástico, a pesar de ser la misma comida. Cuanto más elegante es la presentación con los platillos, más aumenta la sensación de que estará rica.
¿Qué otros trucos conoces que utilizan los restaurantes para aumentar tu consumo o gasto?