10 Razones por las que ser desordenado no debería hacerte sentir mal
Desde niñas nos han enseñado que el orden y la limpieza deben ser parte de la vida diaria y una señal de disciplina y productividad. Esto parece que nos permite ser exitosas, sin embargo, los grandes genios como Albert Einstein, Steve Jobes o Jackson Pollok eran terriblemente desordenados.
En Bella y Genial te contamos 10 razones por las que no deberías sentirte avergonzada por ser desordenada.
1. La gente desordenada puede llegar a ser más productiva
Es fácil escuchar hablar de las ventajas que tiene ser ordenada, lo que jamás nos dicen, es cuál es el precio que tiene el orden. De esta manera lo planteó el profesor universitario Eric Abrahamson en una conferencia de su libro Un desastre perfecto: los beneficios ocultos de ser desordenado.
Es bueno aclarar que Abrahamson habló de un desorden moderado y puso como ejemplo el trabajo en una oficina. Entonces, la persona obsesionada con el orden puede llegar a invertir más tiempo llevando las cosas de su escritorio al archivador que alguien desordenado, que tiene en su escritorio todo a la mano y que, al final del día, solo guarda las cosas una vez.
Albert Einstein dijo en una ocasión: “Si un escritorio desordenado es signo de una mente desordenada, ¿qué hemos de pensar de un escritorio vacío?”. Evidencia fotográfica da cuenta del caos de su escritorio.
2. El desorden puede llevar a la improvisación y ayudar a adaptarse a los cambios
En esa misma conferencia, el profesor explicó que el orden también tiene que ver con la planeación del tiempo, y que cuanto más ordenado, más estricto se es con el cronograma planeado. Este hábito deja escapar diferentes oportunidades que pueden ser beneficiosas para la gente y las compañías.
Habló de cómo las compañías que planean sus estrategias a largo plazo se pueden quedar atrás de la evolución del mercado, mientras que las que tienen planes estratégicos más flexibles, o no los tienen, se pueden adaptar mejor. “Los planes a largo plazo actúan como vendas en los ojos”, concluyó.
Por ejemplo, Netflix pasó de distribuir DVD por correo a convertirse en una plataforma de streaming y más tarde a crear su propio contenido, mientras que Kodak, el gigante de las películas fotográficas, tenía sus planes a largo plazo tan medidos que no pudo adaptarse al cambio y quebró en 2012.
3. El desorden puede contribuir a la creatividad
Por otro lado, en la Universidad de Minnesota, la psicóloga Kathleen Vohs lideró un estudio para averiguar qué tanto podía influir el orden en el comportamiento de la gente. Este consistió en tomar a 48 personas, dividirlas en dos grupos iguales y someter a uno de ellos a un ambiente ordenado y al otro a uno desordenado.
Al momento de pedirles que dieran nuevos usos a una pelota de ping-pong, observaron que el número de ideas fue el mismo para ambos grupos, pero que eran más creativas las del que había estado en un espacio desordenado. “Estar en una habitación desordenada condujo a algo que las empresas, las industrias y las sociedades quieren cada día más “la creatividad”, manifestó Vohs.
Steve Jobs es un gran ejemplo de creatividad y el orden, al parecer, no era su mejor amigo. En un artículo de octubre de 2011 de la revista Time, En una luz privada: las fotos de Diana Walker de Steve Jobs, se pudo ver la oficina de la casa del fundador de Apple, en la que el aparente desorden era el protagonista.
4. Entornos desordenados pueden relacionarse con la innovación
Otro de los experimentos llevado a cabo por el equipo de la psicóloga Vohs consistió en dar a escoger entre un producto convencional y uno nuevo a los participantes del estudio. Los resultados arrojaron que las personas que estuvieron en un ambiente desordenado prefirieron el producto nuevo, mientras que las que fueron sometidas a espacios ordenados prefirieron el artículo conocido.
“Los ambientes desordenados parecen inspirar a romper con la tradición, lo que puede producir nuevos conocimientos”, concluyó Vohs. “Los ambientes ordenados, por el contrario, fomentan la convención y la seguridad”.
5. Las personas desordenadas no luchan contra la corriente
En 2015, el profesor universitario John Haltiwanger publicó un artículo en el que explicó cómo el universo vive en constante desorden, y que por más esfuerzo que hagamos por mantener el orden, siempre volveremos a caer en el desbarajuste.
“El universo ama el caos”, escribió. “Prefieren (los desordenados) preocuparse por el panorama general que por los pequeños detalles de la vida cotidiana. Van con la corriente en lugar de nadar contra ella”.
6. Otras características de las personas desordenadas es ser audaz y aventurera
Según Haltiwanger, las personas desordenadas prefieren ocupar su tiempo con cosas que tengan un significado más profundo en la vida, que invertirlo en el orden y la limpieza. Este rasgo de la personalidad las hace salir de lo convencional y abrazarse más a la libertad. “La vida es un regalo desordenado, impredecible y maravilloso. Actúa en consecuencia y disfruta del viaje”, concluyó el profesor.
7. El desorden puede forjar un carácter más fuerte
Dentro de los beneficios que trae el desorden, se encuentra, para Haltiwanger, el de necesitar coraje para aceptar el desorden y las consecuentes críticas por ir en contra de las normas establecidas por la sociedad. Sin embargo, recalcó que no es que debamos dejar caer todos los aspectos de nuestra vida en desorden, pues la organización también es necesaria y hermosa, solo que está sobrevalorada.
También señaló que no en vano grandes genios han sido catalogados como desordenados. “Hay simplicidad y belleza en vivir una vida desordenada, que es precisamente la razón por la que produce individuos tan ilustrados e innovadores”, plasmó en el artículo.
En el libro El efecto Facebook: La historia de la compañía que está conectando al mundo, David Kirkpatrick narró cómo Mark Zuckerberg soportó las ofertas de multimillonarios que querían comprar Facebook. Un pasaje de la publicación cuenta cómo el presidente de MTV trató de persuadir al joven, que en ese entonces contaba con 26 años. “Pasaron por el departamento de Zuckerberg, desordenado, de una sola habitación, con un colchón en el suelo, montones de libros”. El muchacho, dando muestras de un carácter firme, respondió: “Acabas de ver mi departamento. Realmente no necesito dinero”.
8. Las personas desordenadas pueden ser poderosas
Nuevamente, el profesor Eric Abrahamson nos dio luces frente a este tema en su conferencia Un desastre perfecto: los beneficios ocultos de ser desordenado, a partir de su libro del mismo nombre. Él explicó cómo la cultura nos ha hecho amantes del orden y que este tiende a dividir, separar y clasificar las cosas para que mantengan un patrón organizacional.
También habló de cómo las personas desorganizadas son, generalmente, más abiertas a vivir nuevas experiencias y a aferrarse menos a las reglas.
Estas características que, como ya lo mencionamos, hacen a la gente más creativa al momento de idear sus propios códigos de organización o desorganización, la convierte en la dueña de la información. Solo estas personas saben dónde están guardadas las cosas (esto también se aplica al mundo de la informática y el virtual), razón por la que, por ejemplo, en una empresa se podrían llegar a convertir en irreemplazables, al menos por un tiempo.
9. La relación entre el desorden y la belleza
Hemos hablado de la creatividad y la innovación como ventajas de las personas desordenadas, pero, desde el punto de vista del maestro Abrahamson, esto tiene resultados prácticos, aunque podrían llegar a parecer subjetivos.
Este tiene que ver con el concepto de la belleza. Si todos poseyéramos una mente completamente estructurada, dividida, clasificada y de líneas perfectas, nos habríamos perdido de grandes obras maestras.
En la conferencia se mencionaron las creaciones del pintor Jackson Pollock y el arquitecto Frank Gehry, grandes artistas del siglo XX que rompieron los moldes para deconstruir el orden establecido y crear obras maestras llenas de belleza.
10. El desorden podría llegar a alejarnos del estrés
El desorden podría llegar a alejarnos del estrés. La Revolución Industrial trajo consigo la innovación de las máquinas, y con ella, espacios más organizados. Esta es otra de las ideas que planteó el profesor Eric en su conferencia. Si las máquinas son más organizadas, ¿por qué no hacer que las personas trabajen como máquinas? Es decir, de una manera automatizada.
A principios del siglo XX, la pareja Gilbreth, con 12 hijos, hizo de su familia una especie de cadena de montaje, en la que el tiempo debía maximizarse con el mínimo esfuerzo, es decir, trabajar como un engranaje perfecto en el que el desperdicio y desorden se redujeran al mínimo. Sin embargo, este tipo de comportamiento se olvida de las necesidades individuales de las personas y pone distancia con el placer.
Los desordenados generalmente, y como ya lo mencionamos, son más dados a la aventura y a disfrutar; el querer ir contra la corriente e intentar mantener todo bajo un estricto orden puede hacer que las personas vivan más estresadas.
Cuéntanos en los comentarios si aprender del desorden te permite no ser tan estricta contigo.