11 Hechos sobre el ballet que prueban que es más complejo de lo que se cree
Ya sea en alguna película, programa de televisión, documental, o incluso si has tenido oportunidad de asistir a una presentación en vivo, el ballet es un arte capaz de dejarnos sin aliento desde el primer instante en que las bailarinas salen al escenario. Las puestas en escena suelen ser de lo más impresionantes y hermosas, pero tras bambalinas se esconden secretos que no cualquier bailarín se atrevería a revelar.
1. Los trajes de teatro no se lavan
- Coser un tutú requiere mucho trabajo, pues confeccionar una falda de este tipo puede llevar hasta 90 horas. Una bailarina lleva, en promedio, entre 50 y 150 tutús a lo largo de su carrera. El presupuesto de un vestuario así es muy elevado: un tutú cuesta alrededor de 2000 dólares.
- Debido a la gran cantidad de detalles intrincados, los trajes no se lavan entre actuaciones. Para refrescar los leotardos y las faldas, se cuelgan al aire y se rocían con un ambientador.
2. Golpean y “afeitan” las zapatillas de punta
- Las zapatillas de ballet parecen ser etéreas solo desde el exterior, de hecho, nadie es demasiado cuidadoso con las zapatillas de punta. Cada par de zapatillas debe adaptarse al pie de la bailarina. Para ello, las puntas se retuercen en todas las direcciones, se golpean contra la pared e incluso se “afeitan” con una rasuradora especial. Después de tales manipulaciones, las zapatillas dan muchas menos molestias y no hacen ruido durante el baile.
- Las zapatillas de punta se desgastan rápidamente. En una temporada de baile, una bailarina profesional puede usar entre 100 y 120 pares de este calzado de danza clásica. Por suerte, las bailarinas del coro y los bailarines masculinos suelen arreglárselas con zapatillas de media punta (estas zapatillas son blandas, normalmente de tela o cuero), ya que, de lo contrario, los gastos en calzado del teatro se multiplicarían.
3. Son incluso más fuertes que otros atletas
- Los bailarines entrenan hasta 12 horas al día en el teatro. Su mañana comienza con una clase general, seguida de varios ensayos seguidos, pruebas de vestuario, fisioterapia y preparación para la actuación. Pero los fines de semana son aún peores. Algunos bailarines actúan en siete funciones de ballet desde el viernes por la noche hasta el domingo al mediodía, por lo que el esfuerzo físico es enorme: una sola actuación equivale a correr 29 kilómetros.
- El esfuerzo físico no acaba ahí, y contrario a la creencia popular de que el ballet se limita al baile y los saltos, esta forma de danza requiere una gran fuerza en la parte superior e inferior del cuerpo, especialmente en los músculos centrales. De hecho, los y las bailarinas no sólo son tremendamente fuertes, sino que tienen que hacer que su actuación luzca delicada y sin esfuerzo. “Kilo por kilo, los bailarines son tan fuertes como los jugadores de fútbol americano, incluso más”, asegura Lisa M. Schoene, podóloga y entrenadora de atletismo. “Ponerse en punta es una de las cosas más atléticas que se pueden hacer. Están levantando de 10 a 12 veces su peso corporal, subiendo y bajando en una simple zapatilla de punta”.
4. Utilizan la colofonia para fines distintos de los previstos
- ¿Te has preguntado alguna vez cómo se las arreglan las bailarinas para no resbalar en el liso escenario del teatro? Tenemos la respuesta. Se frotan los zapatos con colofonia. Los jugadores de baloncesto utilizan el mismo producto en sus manos antes de un partido para conseguir un mejor agarre de la pelota.
5. Se maldicen el uno al otro antes de salir al escenario
- Antes de salir a escena, los bailarines les desean a sus compañeros que se rompan una pierna. Estas palabras, pronunciadas justo antes de la presentación, deberían traer buena suerte. Los bailarines de ballet también tienen una expresión más para esto: “merde” (porquería, caca), cuyo origen se remonta a la época del ballet con animales en escena, donde los bailarines y hasta el público alertaban sobre los desechos que los caballos, por ejemplo, iban dejando a su paso. En términos sencillos, las bailarinas se insultan y maldicen entre sí, pero lo hacen delicadamente en francés.
6. Rara vez se lavan el pelo
- Lucir una sedosa cabellera no está dentro de sus prioridades. Las bailarinas rara vez se lavan el pelo: con una vez a la semana es suficiente, pues mientras más grasosas sean las raíces del cabello, más fácil será colocarlo en su sitio. Para evitar que el pelo se despeine, las bailarinas se sujetan el pelo en un chongo con una red especial.
7. No se pintan los labios de rojo
- Así como las películas rara vez reflejan la realidad tal cual es, la escena de Gorrión Rojo en la que Jennifer Lawrence baila con un pintalabios escarlata es prácticamente imposible en una presentación de ballet profesional. En realidad, las bailarinas no pueden pintarse los labios así, ya que el lápiz de labios rojo está prohibido en el escenario. Todo es culpa del subtono del pintalabios rojo, que puede ser color naranja o azul. Debido a la luz brillante de los focos, al espectador le parecerá que la bailarina tiene los labios naranjas o azules, respectivamente.
8. No eliminan los callos
- Si los callos no duelen, las bailarinas simplemente los dejan en paz. Lo que pasa es que los callos protegen mucho mejor los pies que la piel nueva, que es propensa a las ampollas. Los podólogos especializados en pedicura médica recomiendan eliminar los crecimientos antiestéticos solo si causan molestias físicas.
9. Manejan el período menstrual con ingenio
- Al igual que las nadadoras, las bailarinas no pueden cancelar ni posponer una actuación porque están menstruando. Entonces no les queda otro remedio que recurrir a varios trucos, como llevar faldas y leotardos oscuros a los ensayos o usar tampones superabsorbentes en lugar de toallas higiénicas comunes.
- La joven bailarina, Luna Montana, reveló que las bailarinas utilizan protectores femeninos diarios durante el período como un extra del tampón en caso de “accidentes”. El protector debe cortarse con la misma forma de la entrepierna del leotardo. El toque final es llevar calzas oscuras sobre un leotardo de ballet para asegurar el máximo ajuste.
10. Se jubilan a los 35 años, pero hay excepciones
- En promedio, la carrera de danza clásica termina a los 35 años. Los bailarines de ballet son atletas completos que entrenan varias horas al día y a menudo se dejan la piel dentro y fuera del escenario. La bailarina Wendy Whelan se retiró bastante tarde, a los 47 años, y se sometió a una prótesis de cadera a los 48.
- Las bailarinas de más de 45 años no se ven a menudo en el escenario, pero sí existen. Alessandra Ferri (en la imagen de arriba) se retiró a los 44 años, pero volvió a los escenarios a los 50. A los 53 años, Alessandra volvió a interpretar el papel de Julieta, que representó por primera vez cuando tenía apenas 21 años.
11. La carrera de cada prima bailarina comienza desde el “cuerpo de ballet”
- Los bailarines de una compañía profesional se dividen en tres categorías: cuerpo de ballet, solistas y bailarines principales. El grupo más numeroso es el cuerpo de ballet. Ahí es donde suele empezar cada estrella de ballet. Un miembro actual del cuerpo de ballet bien puede ser una futura “primera bailarina”.
- Los bailarines del cuerpo de ballet se cambian de ropa en el mismo vestuario, no tienen camerinos separados. Todos comparten un espacio común en el que cada uno tiene espacio para un espejo y una estantería en el armario.
Bono: los policías de Rumania toman clases de ballet
- Los policías rumanos asisten a clases de ballet. En la ciudad de Timisoara, los agentes fueron enviados a una clase de baile para enseñarles a manejar el tráfico con más gracia. Veinte policías participaron en el proyecto y practicaron en la barra de ballet dos veces por semana.
No cabe duda de que el ballet es mucho más que arte sobre el escenario. Los bailarines dejan cuerpo y alma en cada ensayo y presentación, son capaces de desarrollar una tremenda fuerza, incluso superior a la de muchos atletas, así como realizar piruetas dignas de gimnastas profesionales. Y hacen todo esto siempre luciendo con porte y gracia.
¿Te parece que los sacrificios del ballet merecen la pena o, por el contrario, las compañías de baile deberían ser más flexibles con sus bailarines?