Bella y Genial
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12 Cosas que hemos estado usando mal todo este tiempo

Solemos estar acostumbradas a usar de cierta manera objetos en nuestras labores diarias. Podemos creer que conocemos a la perfección cada uno de estos artículos, pero ¿alguna vez te has puesto a pensar en si les damos el uso para el que fueron diseñados?

1. Asas en el carro de compras

Estas asas, que en general están en los carritos que tienen la canastilla donde pueden ir sentados los niños, sirven para colgar las bolsas que contienen los alimentos más frágiles, como el huevo, el pan o la leche, que podrían aplastarse o deteriorarse si los amontonamos entre otros productos.

2. Ranuras en el congelador

Las ranuras del freezer no están allí solo para que nos cueste un poco más dejarlo limpio; su propósito es ahorrar espacio, alineando verticalmente las bandejas de comida congelada.

3. Etiquetas en las frutas

Es posible que pocos sepan toda la información sobre la fruta que brindan los números que se encuentran dentro de las etiquetas, a los que se llama “Código PLU”. Los de cuatro o cinco dígitos identifican el producto, indican el tamaño y la forma de cultivo. Por ejemplo, un número de 4 cifras significa que la fruta se cultivó de manera convencional, es decir, que es más que seguro que haya sido rociada con pesticidas. Si tiene 5 dígitos y el primero es un 8, fue modificada genéticamente, y si tiene 5 cifras y la primera es 9, la fruta se cultivó orgánicamente.

4. Rayas en los vasos de plástico rojo

Los vasos rojos de plástico suelen ser los protagonistas de las fiestas. Y las líneas que vemos en ellos también están relacionadas con los festejos. No son parte del diseño ni sirven para agarrarlos mejor, como podríamos creer. Estas líneas son ni más ni menos que medidores de bebida. Ellas indican la cantidad que se debe servir según lo que se esté tomando.

La primera marca el límite para bebidas de sabor más fuerte, y mide 30 ml; la segunda es el límite de bebidas intermedias, y mide 150 ml, y la tercera es la de las bebidas livianas (350 ml).

5. Cobre en los picaportes

El cobre tiene propiedades antibacterianas, por lo tanto, es lógico que se use en las perillas de los edificios, escuelas y hospitales, ya que debido a toda la gente que transita por allí, estas son grandes portadoras y transmisoras de gérmenes.

Sin embargo, si bien es cierto que las perillas a base de cobre transmiten menos gérmenes que las de vidrio, plástico o acero, el sudor de las manos que tocan los pomos es capaz de corroer las superficies de metal y, en tan solo una hora, echar a perder su capacidad combativa.

6. El orden de las letras de los teclados

Cuando se inventaron las máquinas de escribir manuales, las teclas estaban ordenadas alfabéticamente, y todo era más fácil... aparentemente. Esta facilidad hacía que los mecanógrafos escribieran demasiado rápido y los “brazos” metálicos de las teclas se atascaran. Para que esto no ocurriera, los fabricantes de teclados cambiaron el orden de las letras y ubicaron las más comunes en lugares difíciles de alcanzar, con el fin de hacer más lenta la escritura y, de este modo, asegurar el buen funcionamiento del producto. Esta disposición aleatoria se convirtió luego en estándar.

7. El mango cuadrado de la cuchara del McFlurry

El mango del McFlurry es cuadrado y hueco, y por este motivo muchos creen que se puede usar la cuchara como popote. Sin embargo, al succionar se dan cuenta de que la mezcla es demasiado espesa y descartan esta supuesta funcionalidad. ¿A qué se debe entonces esa forma cuadrada?

La cuchara es, en realidad, el instrumento que se usa para preparar el helado, y está diseñada para entrar justo en la máquina que mezcla los ingredientes dentro de cada vaso. Cuando el proceso termina, el mango mezclador se desliza fuera de la batidora y está listo para ser usado como cuchara por el cliente.

8. Agujero en la lengüeta de las latas de refrescos

Todos sabemos que las latas de gaseosas cuentan con un destapador que facilita su apertura. Pero quizá sean pocos quienes estén al tanto de que en el orificio que hay en medio de la pestaña, es posible introducir un popote de tal manera que quede bien sujeto y cómodo para sorber.

9. Ganchos de madera

Además de ser más duradera y resistente que el plástico, el alambre o el acero inoxidable, la madera de cedro con la que están hechos algunos ganchos repele naturalmente a los bichos, como insectos y polillas. Estos sirven especialmente cuando guardamos ropa durante meses, sobre todo prendas pesadas como tapados, chaquetas y vestidos.

Por otra parte, el aroma del cedro combate el olor a humedad que puede acumularse en la ropa que queda guardada en el armario durante meses.

10. Cerdas de colores en los cepillos de dientes

Muchos cepillos de dientes, especialmente los de los niños, tienen en la punta o en el centro una sección bien diferenciada del resto de las cerdas. Posiblemente la mayoría piense que estos cambios de color son marcas decorativas; sin embargo, se trata de indicadores de pasta de dientes que marcan dónde es necesario colocarla.

Y hay otra función que tampoco es muy difundida: además de indicar la cantidad de pasta, algunos cepillos nos alertan acerca de cuándo es necesario cambiarlos. Aunque se recomienda hacerlo cada dos o tres meses, a menudo pasa más tiempo y nos olvidamos de esta recomendación. Para avisarnos que el cepillo está desgastado, están los colores. Cuando estos se desvanecen y las cerdas se tornan blancas, es hora de ir a comprar uno nuevo.

11. Márgenes en los cuadernos

En el pasado se solía dejar un espacio en los bordes de las hojas para proteger la información escrita de las mordeduras de los roedores. Se dejaban libres los márgenes porque era allí, y no en el centro de la página, donde más probablemente mordisquearían los ratones. La línea roja alertaba acerca del punto a partir del cual escribir ya no era tan seguro. Hoy en día, ha quedado esa convención, y es muy probable que los maestros escriban allí notas o aclaraciones para sus alumnos, sin pensar en que sus comentarios podrían ser mordidos.

12. Dos colores en las gomas de borrar

Siempre creímos que la parte azul borraba tinta y la roja lápiz. Pero si esto era así, ¿por qué cada vez que la usábamos para borrar algo de nuestro cuaderno, la página terminaba agujereada? Bueno, al parecer, se trató siempre de un gran malentendido. Los colores distintos apuntan a una diferencia en el tipo de papel.

La parte azul sirve para papeles gruesos y rugosos, en general los que se usan en trabajos artísticos, mientras que la roja es para las hojas finas típicas de las carpetas y cuadernos escolares. En cuanto a si sirven para lápiz o pluma, ambos lados sirven para los dos.

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