Bella y Genial
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16 Historias de personas que vivieron una gran aventura por un error de transporte

¿Alguna vez has tomado el transporte equivocado? Al parecer esto sucede más seguido de lo que se cree. Ya sea porque estás distraída y tomaste otro avión o autobús o porque te quedaste dormida en el camión. Sea como sea, muchas personas han vivido anécdotas similares. Aquí recopilamos unas cuantas, que lejos de terminar en enojos y reclamos, acabaron siendo una aventura inolvidable.

  • En el check-in, el personal de la aerolínea verificó mi nombre e imprimió el boleto. Cuando subí al avión, alguien con el mismo nombre estaba sentado en mi asiento. Todos estaban muy confundidos, nos sacaron a los dos del avión y tardaron mucho en aclarar la situación. Entonces, un hombre se me acercó y empezó a gritarme, a maldecirme y a hacerme correr por el aeropuerto, incluso con mis problemas respiratorios. Con los pulmones en la boca y todos mirándome como si fuera mi culpa, logré tomar mi vuelo, que también se retrasó por la confusión. © RipleyRiot / Reddit
  • Una vez abordé el barco equivocado. Para ser justos, dos barcos idénticos estaban en el mismo lado del muelle, uno al lado del otro. No fue hasta que llegué a la parte superior de la rampa de abordaje que me di cuenta de que estaba en el barco equivocado. Tuve que bajar corriendo hasta el muelle y abordar el correcto. © nullpassword / Reddit
  • El autobús se detuvo en una parada a un kilómetro de mi casa y varias personas se levantaron para bajar. Sin pensarlo, me dejé llevar. Tan pronto como me bajé del camión, me di cuenta de que esta no era mi parada, pero tuve que enfrentar mi error y fingir que estaba todo bien, para evitar la vergüenza de explicarme y volver al vehículo. Caminé hasta mi casa y, con pesar, observé a lo lejos la velocidad del autobús, que pronto, mucho antes que yo, pasaría frente a mi residencia. © JamesForrest18 / Reddit
  • Se suponía que yo debía volar de San Francisco a Los Ángeles, pero accidentalmente me subí a un avión que iba a Dallas. Me quedé dormido, que es algo que nunca hago, y no me desperté hasta que aterrizamos. Fue una experiencia muy extraña, tanto para mí como para los encargados de llevarme de regreso a Los Ángeles. © caducus / Reddit
  • Odio volar y siempre me pierdo un poco en vuelos largos. De Miami, debía viajar a Phoenix. Cuando me bajé del avión, vi que nevaba y casi me da un infarto: ¡estaba en Chicago! Los agentes de seguridad no entendieron cómo había llegado allí y, para empeorar las cosas, no tenía idea de con qué aerolínea había viajado. Los guardias de seguridad registraron mi maleta y empezaron a fastidiarme con la cantidad de medicina que llevaba. Le expliqué que era un suministro para tres meses, para no tener que ir al médico para obtener una receta. Otro punto sospechoso para ellos fue el hecho de que solo tenía dos mudas de ropa y ningún artículo de tocador en mi maleta. Resulta que tenía mucho dolor de espalda y decidí comprar todo lo que necesitaba en Phoenix para no tener que cargarlo. De hecho, era exactamente por mi dolor de espalda que llevaba tantos analgésicos. Al final, encontramos la aerolínea y volví a Phoenix sin costo adicional. © longagofaraway2 / Reddit
  • Estaba programado para ir a Atlanta, Georgia, pero terminé aterrizando en Atlantis, Nueva Jersey. De hecho, me equivoqué al comprar el boleto. © trunxzzz / Reddit
  • ¡Ya me he equivocado de avión! Pero para el mismo lugar... Llegué a mi destino, perdí el vuelo y nadie se dio cuenta tampoco. Solo me enteré cuando mi maleta no llegó a la cinta transportadora y fui a quejarme. Peor aún, cuando subí al avión, había alguien en mi lugar. Pensé: “¡La gente no respeta ni los asientos marcados en el avión! Bueno, ya está, no voy a discutir”, incluso lo tuiteé en ese momento, desahogándome. © liviavolta / Twitter
  • Compré un paquete de viaje para pasar unas vacaciones con mi madre en Foz del Iguazú. Al recibir la información del vuelo, me confundió la sigla del aeropuerto y se la mostré a mi compañero de viaje, quien la miró sin prestar mucha atención y confirmó mi sospecha: debíamos despegar desde otro aeropuerto. En la taquilla de check-in, nos dijeron que estábamos en el aeropuerto equivocado. ¡Nos desesperamos! Entramos en un taxi y corrimos hasta el aeropuerto correcto. Una vez allí, el check-in ya se había cerrado. Frustrado y listo para irme a casa, le propuse: “Mamá, ¿vamos en bus? Es un viaje de 16 horas”, y ella aceptó. En la estación de autobuses, casi no tenía batería en mi celular, pero necesitaba reservar un alojamiento porque, cuando perdí el vuelo, se canceló todo mi paquete. Vi un hotel que parecía tener un precio estupendo, piscina, habitación supercómoda... ¡Era lo que quería y un poco más! En una de las paradas de autobús, cargué mi celular, fui a revisar la reserva y me di cuenta de que el precio estaba en dólares. En otras palabras, ¡era muy caro! Como la cancelación tenía una penalización alta, decidimos mantenerla. Poco después, llegó un nuevo descubrimiento: el hotel no estaba en nuestro destino, sino en Puerto Iguazú, Argentina. Le dije a mi madre y ella se mostró comprensiva, mientras yo me moría de odio hacia mí mismo. Al llegar a Foz, tomamos un autobús para cruzar la frontera y todavía tuvimos problemas para ubicar el hotel, pero en este momento, cualquier problema era pequeño. El viaje fue largo y arruinó nuestro presupuesto, pero nos divertimos mucho y ¡fue inolvidable! — Alencar
  • El Día de la Madre, salí de casa como a las 12:50 p. m. para comprar una tarjeta y flores para regalarle a mi madre. Después de esperar media hora por el autobús, llegó. Después de 20 minutos, me di cuenta de que iba en la dirección opuesta. “Este autobús también se detiene en un supermercado, me bajaré allí”, pensé. Casi una hora después, llegó al punto final. ¡Entré en pánico y pensé que nunca volvería a casa! Decidí quedarme en el vehículo y hacer el camino de regreso, que me llevó una hora hasta el supermercado al que quería ir al principio. ¡El viaje pareció durar una eternidad! Llegué a mi destino casi tres horas después de salir de casa, a las 3:50 p. m., que me hubiera llevado unos 25 minutos si hubiera tomado el autobús correcto. Comí un bocadillo, compré la tarjeta y las flores y finalmente regresé a la casa. Eran las 4:50 p.m. © DanielCracker / Reddit
  • La aerolínea comenzó a abordar aproximadamente una hora antes. Me pareció extraño, pero como la máquina que escanea los boletos estaba rota, los estaban revisando manualmente. Subí al avión y me senté. Un asistente de vuelo anunció la hora del vuelo a Filadelfia por el altavoz. “¿A quién le importa?”, pensé. Lo encontré muy raro y empecé a sospechar... Estaba a punto de preguntarle a un empleado si el avión se dirigía a Washington D. C., cuando un grupo de agentes que se quedan en las puertas de la aeronave se apresuraron a entrar en el avión, se acercaron a mí y me dijeron: “No debería estar aquí, está en el vuelo equivocado”. Me resultó raro que ese asiento estuviese libre. © djamp42 / Reddit
  • En mi primer año de universidad, estaba muy estresado y salí a caminar por la orilla del río, que conduce a la terminal de autobuses en el centro de la ciudad. Allí, tomé un servicio de transporte de regreso al campus, pero terminé subiéndome a uno que iba en sentido contrario. Siendo nuevo en la ciudad, decidí quedarme en el autobús hasta que regresara al centro y me llevara en la dirección que quería, ya que me habría perdido más si me hubiera bajado y tratado de orientarme. En total, pasé una hora y media caminando por la ciudad y conocí muchas cosas nuevas. Por supuesto que no volví a cometer ese error. © flakeyserpent / Reddit
  • Un tipo se subió al avión equivocado por mi culpa. Metí la pata en Fráncfort, Alemania, y retrasé la salida del vuelo. El tipo iba camino a Oslo, pero en la confusión terminó tomando un avión a Shanghái, China. © Tatiana22021979 / Twitter
  • Me quedé dormido y el autobús se averió. Todos se fueron y yo me quedé dormido adentro. El conductor no me vio adentro y decidió ir directamente al garaje en lugar de pasar por mi parada, que era la última. © ArthurLFerr / Twitter
  • En 1982, llevé a 70 niños de Belfast, Irlanda del Norte, a Nueva York, en Estados Unidos, para pasar algún tiempo en hogares familiares. Cuando el piloto anunció que habíamos aterrizado en el aeropuerto Logan, de Boston, fue un momento horrible, ya que pensé que había abordado el avión equivocado, pero la ruta se había cambiado debido a las tormentas en Nueva York. © JohnMcCullough6 / Twitter
  • Volé a Gran Canaria cuando había un autobús esperándome en el aeropuerto y una habitación reservada en un hotel en Tenerife, ambos en España. Debo admitir que se debió enteramente a mi propia estupidez. Afortunadamente, estaba solo y hasta ahora nadie se había enterado. © theoleary / Twitter
  • Cada semana tomo dos vuelos de Río a São Paulo. Llego al aeropuerto, me detengo para pasar por los rayos-X, me quito los zapatos y la laptop, me subo... Tengo todo dispuesto en la cabeza. Ese día fui a Guarulhos, verifiqué la puerta y la hora de salida, subí al avión y me senté.
    —Señor, parece que tenemos una reserva doble de asiento, ¿puedo revisar su boleto?— preguntó la azafata.
    —Por supuesto.
    El avión despegó y decidí leer: “¡Estoy leyendo rápido!”, pensé. Encendieron la luz y pensé que íbamos a aterrizar, pero era para servir agua. Puse una película, miré 25 minutos y me dormí. Me desperté, leí diez páginas más y pensé: “Este vuelo está demasiado largo”. El vuelo salió de São Paulo a las 10:15 p. m. y se suponía que tomaría 40 minutos, pero ya eran las 12:15 a. m. Le pregunté a la chica de al lado:
    —¿No son dos horas mucho tiempo para ir a Río de Janeiro?
    —Este avión va a Maceio.
    —No, señora, yo voy a Río.
    —Pero este avión va a Maceio.
    —¡No, no puede ser! ¡Va a Río de Janeiro!— gritó el chico del asiento trasero, señalándome.
    Me levanté para hablar con la azafata:
    —¿Revisó mi boleto? Yo voy a Río de Janeiro.
    —¡Ay, por Dios!
    Cuando volví a mi asiento, todo el avión ya estaba hablando. Al aterrizar, la asistente de vuelo me informó que un avión me llevaría a Río. Llamé a mi esposa:
    —¡Hola, mi amor!
    —Por Dios, ¿dónde estás?— dijo ella aterrorizada.
    —Estoy en Maceio.
    —¿Qué?
    Como no contesté mi celular, llamó al aeropuerto y le informaron que el avión ya había aterrizado. Así que tenía dos razones para estar enojada: la estaba engañando o me había muerto. © A Culpa é do Cabral / Comedy Central Brasil / Youtube
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