Por qué el estilo de vida de las japonesas es tan diferente al de las mujeres occidentales
La rutina diaria de una mujer japonesa es muy diferente al que estamos acostumbradas las mujeres occidentales, desde el desayuno hasta las obligaciones que debe cumplir en casa y con la familia. No cabe duda de que cada cultura es única, y en el caso de la asiática, a veces parece como si estuviéramos en planetas totalmente distintos.
En Bella y Genial sentimos mucha curiosidad por conocer cómo es el día a día de las mujeres en Japón y nos llevamos más de una sorpresa.
Rutina por la mañana
En Japón, por regla general, las mujeres se levantan a las 5 de la mañana y lo hacen muy silenciosamente para no despertar a su esposo y a sus hijos. Los niños en edad preescolar en este país suelen dormir en la misma cama que sus padres.
Después de los procedimientos de higiene, las mujeres japonesas comienzan a preparar el desayuno o cargan un lavado rápido. No se bañan por la mañana; aquí se acostumbra hacerlo por la noche, después de un día de trabajo. Por la mañana, las mujeres japonesas solo se peinan, se cepillan los dientes y se lavan la cara.
Si el resto de la familia ya despertó, las japonesas hacen la cama. Pero ellas no la hacen como nosotras. Muchas camas no tienen colchas, por lo que solo hay que extender la sábana y doblar el edredón y las almohadas de manera ordenada para evitar el desorden visual.
El desayuno de una familia japonesa también es diferente de aquel al que estamos acostumbrados. No se contentan con sándwiches rápidos o huevos revueltos, preparan un plato completo: guisan verduras, fríen carne, cocinan arroz.
Por la mañana, hay que preparar el desayuno de los hijos para la escuela. Por supuesto que algunas madres se contentan con el hecho de que el niño coma en la cafetería de la escuela, pero esto se considera indecente. Una madre de la comunidad local es, en principio, juzgada por el tipo de desayuno que lleva su hijo a la escuela. Si la lonchera está descuidada o no existe como tal, la madre es considerada mala. Y viceversa. Y no basta con poner comida en una caja. Hay que hacerlo de una manera hermosa, armando algunas figuras con la comida; en resumen, es necesario mostrar creatividad.
El marido se despierta exactamente a una hora que le deje el tiempo necesario para desayunar e inmediatamente ir a trabajar.
Luego lavan los platos y, de nuevo, lo hacen de una manera distinta a la nuestra. El agua no se deja abierta durante mucho tiempo, simplemente enjabonan todos los platos y las sartenes uno por uno y los ponen en el fregadero enjabonados, mientras el agua está cerrada. Luego enjuagan todo junto.
Es curioso que algunas mujeres japonesas no utilicen detergente para preservar su piel. Ponen un jabón especial en el fregadero. Eso también ahorra tiempo: no hay que tomar una botella y exprimir el producto cada vez, simplemente frotas la esponja sobre el jabón y se hace espuma.
Después del desayuno, el niño se cepilla los dientes por segunda vez, luego se viste y se lo lleva a la escuela o al kínder. Muchas mujeres en Japón tienen bicicletas para madres, con cestas y asientos especiales para niños.
Las escuelas y los jardines de infancia de este país funcionan de 6 a. m. a 8 p. m. para que les sea cómodo a los padres que trabajan recoger a sus hijos. Por supuesto que no estudian todo ese tiempo, sino que hay pausas para jugar.
Después de que una madre japonesa lleva al niño a la escuela, regresa a casa y desayuna ella misma. Y luego se va a trabajar, si no es ama de casa.
La tarde para las amas de casa
Si una mujer no trabaja y su hijo no ha alcanzado la edad escolar, pasa todo el día con él. El hecho es que una madre así no podrá enviar a su pequeño a un kínder: las guarderías están disponibles solo para los padres que trabajan.
Durante el día, las amas de casa limpian, cocinan y lavan, además de ir de compras. Y pasean con los niños, por supuesto, principalmente en los parques. En Japón incluso hay un término especial: “mamás del parque”.
Y la sociedad en esos parques tiene una jerarquía estricta. Cada madre tiene su propio “título” y entrar en un grupo local no es tan fácil: solo las líderes pueden decidir si aceptan a una nueva chica en su “club”.
Si hablamos de una mujer trabajadora, deja todas las tareas del hogar para la noche. Después de que la madre recoge al niño del jardín de infantes o de la escuela, va con él al supermercado para aprovisionarse de productos, y luego se dirige a casa.
Mujeres profesionistas
En Japón se da mucha importancia a la etiqueta y se espera la mejor apariencia posible. Llegar al trabajo sin maquillaje o con ropa arrugada es lo equivalente a no tener modales. Como es bien conocido, Japón valora no solo la calidad del trabajo sino también la cantidad. Por eso en la cultura empresarial japonesa no se permite irse a casa antes de tiempo, únicamente porque se haya terminado todo el trabajo de ese día, las horas extras son un común denominador desde hace ya muchos años.
Sin embargo, cada vez más personas priorizan el conseguir un equilibrio entre la vida laboral y la personal, y algunas empresas han designado ciertos días de la semana como “días sin horas extras” en los que toda la empresa puede salir a tiempo. Desde 2017, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria también ha promovido la idea de los “viernes prémium”, en los que todo el mundo se va a casa temprano el último viernes del mes. Curiosamente, esta práctica no se ha puesto de moda, probablemente debido a la actitud todavía anticuada de Japón hacia el trabajo.
Después de la escuela y el trabajo, hora de volver a casa
Lo primero que debe hacer una mujer es lavar la ropa, si no lo hizo por la mañana, ya que en Japón es de mala educación empezar el lavado después de las 7 de la tarde. Muchas personas se van a la cama a esta hora y pueden quejarse del ruido.
Las mujeres japonesas lavan la ropa todos los días. Primero, porque los niños la ensucian rápidamente. En segundo lugar, por su asombrosa afición a la limpieza. Por ejemplo, los lugareños cambian diariamente las toallas del baño.
Después de limpiar y lavar, las mujeres se bañan y bañan a los niños. Luego preparan la cena. Curiosamente, en algunos edificios residenciales el agua está altamente clorada; no se puede beber ni usar para cocinar. Hay que comprar agua mineral para estos fines.
Antes de acostarse, las mujeres preparan arroz para el desayuno. Lo ponen en un aparato especial: una olla arrocera. Este dispositivo tiene una función de temporizador: el arroz comenzará a cocinarse a una hora determinada y no habrá que prepararlo por la mañana.
Primero se acuesta al niño y la mujer puede dedicar todo el tiempo que le queda antes de dormir a sí misma.
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