Jessi Rodríguez: la modelo que lucha contra la gordofobia y quiere ser Miss Universo
Los mundos del modelaje y los concursos de belleza fueron, durante muchos años, círculos cerrados en los que solo entraban mujeres muy delgadas y con una belleza hegemónica. Pero la sociedad evoluciona y eso implica que nuestros estándares de belleza también evolucionen. Ya no podemos seguir pensando que solo hay una forma de ser hermosas, es hora de que empecemos a ver con amor nuestros cuerpos y que abracemos la diversidad, tal como lo hace esta modelo costarricense.
Ser positivas hacia nuestro cuerpo
El movimiento de positividad corporal (o body positivity) ha tomado por asalto nuestras redes sociales en los últimos años. A pesar de que hay personas que argumentan que este movimiento promueve estilos de vida poco saludables y puede fomentar la obesidad, realmente se trata de la autoaceptación y de no permitir que la apariencia física te afecte emocionalmente. Aunque hoy en día el movimiento es muy popular, sus orígenes no son ampliamente conocidos y a menudo son objeto de controversia.
El body positive tuvo sus orígenes en el movimiento por los derechos de las personas gordas. En 1969, Bill Fabrey, un ingeniero de Nueva York, indignado por el trato que recibía su esposa gordita Joyce, leyó un artículo escrito unos años antes por Lew Louderbach, donde se denunciaban las injusticias a las que se enfrentaban las personas con sobrepeso. Bill hizo copias del artículo y las distribuyó a sus amigos, posteriormente convocó a un pequeño grupo de personas y creó la Asociación Nacional para Ayudar a los Estadounidenses Gordos (hoy conocida como la Asociación Nacional para el Avance de la Aceptación de los Gordos o NAAFA, la organización más antigua en defensa de los derechos de las personas con sobrepeso en el mundo).
Mientras tanto, un grupo feminista en California también estaba indignado por la discriminación hacia las personas con sobrepeso, formando el Fat Underground. Mientras NAAFA hablaba de “aceptación de los gordos”, el Fat Underground hablaba de “liberación de los gordos”. En 1973 publicaron su revolucionario Manifiesto Gordo, que demandaba “igualdad de derechos para las personas con sobrepeso en todas las áreas de la vida” y declaraba como enemigas a las industrias “reductoras” (también conocidas como cultura de la dieta).
En las décadas de los 70, 80 y 90, el término “positividad corporal” no se usaba comúnmente, pero se podía ver a activistas con sobrepeso en programas de entrevistas diarios y otros medios, argumentando que la industria de las dietas era una estafa. En los años 90, estos activistas hacían manifestaciones frente a la Casa Blanca, organizaban protestas contra los gimnasios que promovían la gordofobia y bailaban junto a las carrozas en el desfile del Orgullo de San Francisco. Sus discursos sobre amar sus propios cuerpos desconcertaron a algunos oyentes y a otros los inspiraron. Si alguien que se parecía a ellos podía aprender a amar su cuerpo, quizás cualquiera podría hacerlo.
A principios de los años 2000, Internet se convirtió en uno de los principales lugares donde se difundía tanto la vergüenza como el amor por el cuerpo. El anonimato llevó al acoso, pero también permitió la autoexpresión. A medida que los tableros de mensajes y las salas de chat de los años 90 dieron paso a las redes sociales, las personas con sobrepeso que habían encontrado una comunidad en el activismo continuaron construyéndola digitalmente. Los activistas se trasladaron de los grupos de AOL y los foros en línea de NAAFA a Tumblr e Instagram. Los hashtags y los grupos de Facebook ayudaron a las personas a conectarse de nuevas maneras. Una nueva generación estaba difundiendo un movimiento de amor propio conocido como Positividad Corporal.
El viaje de autoaceptación de Jessi Rodríguez
La modelo y activista de 23 años, Jessi Rodríguez, siempre ha defendido la positividad corporal y la liberación del cuerpo femenino, por lo que decidió participar en el casting de Miss Costa Rica para poner fin a la gordofobia y demostrar que la belleza no depende de la talla. En sus redes sociales, escribió que su objetivo no solo es representar lo que considera hermoso, sino también a todas las mujeres que la siguen y la ven como un ejemplo de que se puede representar un cuerpo de manera hermosa y especial, independientemente de su forma o tamaño.
Rodríguez es consciente de que su cuerpo no cumple con los estándares de la sociedad, y por ello, considera importante representar a los cuerpos no hegemónicos y luchar contra la gordofobia. Para ella, es una causa social de gran importancia que debe ser defendida. Además de ser modelo, Rodríguez es publicista y productora audiovisual, y cree firmemente que es necesario trabajar en la aceptación y valoración de todos los tipos de cuerpos, para construir una sociedad más justa e inclusiva.
Jessi, al igual que muchas mujeres, solía tener inseguridades relacionadas con su cuerpo. Sin embargo, un día decidió aceptarse, valorarse y quererse tal y como es: única. Ahora, se enfoca en lo que le gusta y en lo que la hace ser la mujer que es hoy en día. Antes, solía centrarse en sus inseguridades, pero ahora elige dar prioridad a sus cualidades y resalta su poderosa apariencia. En una publicación en Instagram, escribió: “Me veo poderosa, mis piernas y brazos son fuertes, mi pancita no tiene nada de malo, soy capaz de hacer muchas cosas, mi valor no depende de mi apariencia”. Jessi ha elegido ser feliz y tener paz con su cuerpo, un trabajo diario que realiza desde que se levanta hasta que se acuesta.
Cambiando los estándares de belleza incluso en los concursos
Con el nuevo reglamento de Miss Universo, más mujeres tendrán la oportunidad de participar en el famoso certamen de belleza en todo el mundo. Según un comunicado de Amy Emmerich, CEO de la organización, a partir del 2023, Miss Universo permitirá la participación de mujeres embarazadas, con hijos, divorciadas o casadas, siempre y cuando estén en un rango de edad entre los 18 y 28 años.
Cada vez más mujeres jóvenes buscan desafiar los estereotipos y los cánones de belleza que se han impuesto en la industria, para transformarlos en autoaceptación y amor propio. Jessi es una de ellas, quien quiere romper esquemas y desafiar los estándares de belleza impuestos por la sociedad durante los últimos años. “No me considero mejor que nadie, pero sería un honor representar a las mujeres costarricenses, porque más allá de la belleza, las ticas son mujeres inteligentes, trabajadoras y luchadoras. Las admiro a todas y creo que podría representarlas muy bien”, concluyó la joven.
Aunque el término “positividad corporal” se ha ganado muchas críticas, la esencia de este movimiento reposa en promover la aceptación de todos los cuerpos, sin importar su tamaño, forma, tono de piel, género o capacidades físicas. Los defensores de esta causa se enfocan en la salud general del cuerpo humano en lugar de su apariencia física.