Mujer indígena vence la discriminación y se convierte en ingeniera y líder internacional
Nada es imposible para quienes tienen la capacidad de perseverar, incluso en las situaciones más difíciles. Para Janeth Bonilla, el camino para volverse ingeniera agropecuaria no fue sencillo porque era mujer y venía de una comunidad indígena, pero eso no la detuvo. Su gran pasión por el cuidado de las plantas y el campo la llevó más allá de lo que esperaba, pues no solo es una profesional reconocida, sino que ahora se ha vuelto una líder de talla internacional. ¿Quieres saber cómo lo hizo?
La determinación es una fuerza que nos impulsa a seguir adelante, a pesar de las dificultades que puedan aparecer. Cuando una persona tiene una meta clara en mente, no hay obstáculo que pueda detenerla. La fuerza de voluntad no solo nos hace más fuertes, sino que también nos inspira a ser mejores y a superar nuestros propios límites. Además, cuando llegamos a la meta, abrimos nuevos horizontes al alentar a otros a lograr sus objetivos porque demostramos que sí es posible eso y más. Janeth no dejó de creer en sí misma y luchar hasta llegar a su objetivo. Esta es su historia.
Janeth Bonilla es una chica de 28 años originaria de la comunidad kichwa, de Ashambuela, Ecuador. Desde pequeña estuvo en contacto con las plantas, porque sus abuelos se dedicaron a la agricultura, así como su familia. De hecho, los principales impulsores para que ella eligiera su carrera fueron sus abuelos, pues ella comentó en una entrevista que siempre los acompañaba en las tareas del campo, y que fue ahí donde le tomó cariño a la Pachamama, que es como ellos llaman a la madre tierra, además también se interesó por saber cómo funcionaban los ciclos de vida de la flora y la fauna.
Aunque Janeth ya sabía a qué se quería dedicar, no estaba segura de ir a la universidad porque la ingeniera agrícola suele tener mayor presencia de hombres que de mujeres y podía ser un problema, además, ella provenía de una comunidad indígena. Por suerte, su padre la empujó a perseguir sus sueños y a estudiar en la universidad, a pesar de los obstáculos que pudiera enfrentar. Para su sorpresa, su estadía en la escuela fue muy enriquecedora, pues contó que sus profesores le ayudaron a descubrir su verdadero potencial y a tener confianza en sus habilidades y talentos.
Después de graduarse en Ingeniería Agropecuaria, justo antes de que la pandemia de coronavirus llegara a Ecuador, Janeth se enfrentó a una realidad laboral difícil y marcada por la discriminación de género y étnica. Pero no se dejó vencer por las circunstancias adversas y decidió enfocarse en el voluntariado. Así es como se sumó a la Fundación Kichwa Institute of Science of Technology (KISTH), donde pudo aplicar sus conocimientos y habilidades para ayudar a su comunidad. Ahí ella se dio cuenta de que podía complementar los saberes ancestrales con lo que había aprendido en la facultad, como era la implementación de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
Gracias a su compromiso con su labor fue nombrada vicepresidenta de KISTH, y con ello se le dio la gran oportunidad de liderar proyectos innovadores y transformadores como Warmi STEM y RunaSpace. Con su trabajo, está impulsando la educación científica para las mujeres kichwa y abriendo nuevas posibilidades para cultivar microvegetales en el espacio.
Por fin, en febrero de 2021, fue contratada en un empleo acorde a su ingeniería, por desgracia no obtuvo la aceptación por parte de sus colegas, sin embargo, se quedó para probar que era valiosa en lo que hacía: “Me dijeron que no iba a durar ni 15 días, ya que el trabajo era muy pesado... pero lo realmente duro fue aguantar el constante menosprecio por ser mujer, fue difícil ganarme la confianza de los agricultores, que no creían que yo fuera la ingeniera encargada y que pedían hablar con un ingeniero de verdad, o sea, con un hombre”, expresó.
En 2022, Janeth decidió dejar su empleo y viajar a Madrid para formarse en liderazgo y trabajo en equipo. Gracias a su talento y pasión, fue becada por la Fundación Pablo VI y su experiencia internacional ha dejado una huella imborrable en ella.
De regreso en Ecuador, las puertas del programa Futuros Líderes del Banco Pichincha se abrieron para ella, dándole la oportunidad de adquirir nuevas herramientas y unirse a la célula de agronegocios del banco. Su perseverancia y dedicación la llevaron a obtener el cargo de Oficial Comercial Agrícola en noviembre de 2022, después de una exitosa entrevista. Para ella, esa experiencia fue una de las más agradables: “Fue la más linda entrevista a la que me he presentado, me evaluaron como profesional, por mis capacidades y mis conocimientos, sin darle un peso negativo a mi condición de mujer y de indígena”, dijo entusiasmada.
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Parece que todo lo que Janeth había sembrado ya estaba dando sus frutos porque fue invitada a ser embajadora en el encuentro de One Young World en Manchester. A pesar de la dificultad que suponía hablar en inglés ante una audiencia tan grande, ella se preparó con dedicación y esfuerzo para dar lo mejor de sí misma y poder representar a su país y a su comunidad de la mejor manera posible.
Y por si fuera poco, Bonilla fue nominada para los premios Women that Build Awards y ha recibido el galardón “Estrella naciente” dedicado a todas esas mujeres sobresalientes que luchan por lograr impactos positivos. Es impresionante cómo ha superado todas las barreras y estereotipos para alcanzar este reconocimiento en el campo de la tecnología.
“Ha sido un año lleno de altibajos, pero he aprendido mucho y me he conectado aún más con mis raíces”, enfatiza Bonilla, mientras habla sobre los desafíos que ha enfrentado en su vida. Pues ha experimentado pérdidas significativas como la muerte de una abuela y la preocupante salud de otra. Como modelo a seguir para las jóvenes generaciones indígenas, Bonilla sabe que tiene una gran responsabilidad y, por lo tanto, insta a los jóvenes a perseverar en la educación. Lamentablemente, esta sigue siendo un desafío para las comunidades indígenas debido a la falta de recursos. Sin embargo, la joven líder les recuerda a los jóvenes como ella, sobre todo a las chicas, que no deben tener miedo de fracasar, ya que esto no debe ser una limitación, sino una oportunidad para mejorar. En su lugar, deben enfocarse en aquellos que creen en ellas y seguir adelante.
Janeth Bonilla es un ejemplo a seguir y un verdadero modelo de superación, pues, a pesar de las dificultades y los desafíos que enfrentó en su vida, logró triunfar y destacar en el campo de la tecnología y los negocios, convirtiéndose en una líder inspiradora. Su historia es prueba de que nada es imposible y que, con trabajo duro, dedicación y pasión, cualquier objetivo puede ser alcanzado. Por fortuna, hay muchísimas mujeres como ella, como la señora Clara, quien decidió estudiar la primaria a sus 46 años, que siguen mostrando que son invencibles.