Bella y Genial
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25 Niños que lograron avergonzar a sus padres al ser tan honestos

Dicen por ahí que los niños siempre dicen la verdad; que si quieres una opinión realmente honesta, le preguntes a un niño. ¡Y es cierto! Con la edad, aprendemos a decir las famosas “mentiras piadosas”, pero los chiquillos no saben de esas cosas, ellos son tan directos, que en muchas ocasiones dejan a los papás boquiabiertos y sin saber dónde meter la cabeza de la vergüenza.

  • Un día sonó el teléfono fijo en casa y mi hijo de 3-4 años corrió a atender. Escuchamos cómo respondía: “No puede venir a contestar porque está en el baño haciendo popó”, refiriéndose a mi marido. Resultó ser su jefe quien llamaba... © Ana Villaseñor Glez / Facebook
  • Un día caminaba con mis dos hijos pequeños cuando de repente la menor, de 3 años, gritó: “¡Mamá, mamá, una bruja!”. Me di cuenta de que se refería a una señora mayor muy maquillada. Traté de hacerla callar, pero mi hija seguía gritando. Afortunadamente, la señora solo se rió y le dijo “niña traviesa”. Le expliqué a mi hija la situación y me disculpé con la señora. © Marisol JuBe / Facebook
  • En una ocasión llevé a mi hija de 3 años al trabajo y cuando llegamos noté que estaba triste. Le pregunté qué le pasaba y delante de mis compañeros, ella me dijo que yo le había mentido, ya que le había dicho que trabajaba rodeado de payasos y que aquello no era el circo. © Adán CH / Facebook
  • Durante una conversación con mi padre, él me dijo que, en caso de que alguien preguntara por él, dijera que estaba dormido, ya que no quería ver a nadie ni recibir visitas. Entonces mi hermano menor, de 5 años, se ofreció a decirlo en caso de que llegara alguien.
  • Unos veinte minutos más tarde, alguien llamó a la puerta y era un visitante preguntando por mi padre. Mi hermano, recordando lo que papá le había dicho, respondió amablemente: “Dice mi papá que está dormido y no quiere ver a nadie ni recibir visitas en este momento”. © Lorena Oliva / Facebook
  • Una vez, mi hijo de 4 años hizo una pregunta incómoda en presencia de la esposa de mi padre. Él preguntó en voz alta: “¿Por qué la mamá del abuelo lo regaña tanto?” © Rocío Díaz / Facebook
  • Recuerdo que una vez estábamos esperando el autobús con mi hijo pequeño y había un señor delante de nosotros con una barriga muy grande. Mi hijo lo miró atentamente y me preguntó: “Mami, ¿ese señor tiene un bebé en su panza?”. © Bren Ruiz / Facebook
  • Una vez, mi hijo hizo una pregunta un tanto incómoda a mi vecina. Ella solía pedirme cosas con frecuencia y un día mi hijo le preguntó: “Adriana, ¿tú eres pobre? Siempre le pides cosas a mi mamá”. La vecina solo atinó a decir “¡¡¡Ay, Sergio!!!” antes de alejarse. A partir de ese día, nunca más volvió a pedirme nada. © Xochiquetzalli Yàotl / Facebook
  • El día del cumpleaños de mi hija de 5 años, decidí involucrarla en la limpieza de la casa para mantenerla entretenida. Le pedí que me ayudara a ordenar la casa antes de la llegada de su abuela (mi suegra). Durante todo el proceso, le recordaba que debíamos apurarnos, ya que su abuela estaba por llegar y la casa estaba desordenada. Cuando finalmente llegó su abuela, mi hija corrió hacia ella y le dijo: “Abuelita, estoy muuuy cansada. Hemos estado limpiando porque teníamos muuucho desorden y queríamos tener todo ordenado para cuando llegaras”. © Blanca Leticia Rodriguez / Facebook
  • Recuerdo la primera vez que llevé a mi hijo a un funeral. Quería asegurarme de que supiera cómo comportarse, así que le expliqué que cuando yo me acercara a alguien para decirle que lo sentía mucho, él debía hacer lo mismo. Le recordé esto varias veces durante el camino y cuando llegamos al lugar. Finalmente, llegó el momento de acercarnos a los dolientes y mi hijo dijo: “¡Feliz CUMPLEAÑOS!”, en lugar de lo que le había enseñado. Me miró con una sonrisa de satisfacción pensando que lo había hecho bien... © Maria De Los Angeles Mereci Soria / Facebook
  • Fui de paseo con mi hija y mis cuatro sobrinos. Cuando subimos al autobús, una señora me preguntó si todos los niños eran míos. Respondí afirmativamente, pero antes de que pudiera decir algo más, mi hija intervino diciendo: “Y mi papá se llama Domingo”, seguida por los demás niños que gritaron los distintos nombres de sus papás. Fue muy gracioso ver la cara de sorpresa de la señora y de los demás pasajeros que escucharon todo. © Ilsa Larios / Facebook
  • Recuerdo una reunión en la que estábamos compartiendo la mesa con otra familia. Durante la conversación, mi hijo, que tenía unos 5 años en aquel entonces, entabló una charla con otro niño de edad similar sobre legos y dinosaurios. En medio de la conversación, mi hijo comentó que el triceratops era muy gordo, a lo que el otro niño añadió que debería usar una faja como su mamá para no verse tan gordo. Fue un momento gracioso que causó un poco de vergüenza a la señora, quien en ese instante tenía una pierna de pollo en la boca. © Katy Lazaro Vivas / Facebook
  • Recuerdo cuando mi hija tenía una presentación de ballet y tuve un pequeño problema con la camisa que tenía previsto llevar. Afortunadamente, mi hermana me prestó una. Después de la función, nos llevaron a un salón donde se celebraría un brindis. Estábamos allí disfrutando de la comida cuando accidentalmente derramé un poco de salsa en la camisa. En ese momento, mi hija, frente a varios padres, me dijo: “Mami, es mejor que esa mancha salga porque la camisa es de mi tía y es su favorita”. © Vane Rodríguez Caballero / Facebook
  • Una vez, una vecina vino a mi casa para venderme productos por catálogo. Mi hija estaba presente y observaba a la señora, quien tenía un nuevo corte de cabello. Entonces mi hija le dijo: “Espera aquí”, y corrió a su habitación. Después volvió con un tablero de El abecedario de Elmo y le dijo a la señora: “Mira, te pareces a este”, señalando al pájaro amarillo. Me sentí muy avergonzada y pedí disculpas por el comportamiento de mi hija, pero la vecina lo tomó con humor. © Karina Landa / Facebook
  • Iba con mi hermano menor, quien es mulato y no fue criado por su padre biológico. Cuando era un bebé de dos años, no entendía por qué su piel era más oscura que la nuestra. Entonces le explicamos que su padre era de raza negra, por eso su piel era más oscura. Un día, fuimos al mercado y había una pareja africana vendiendo zapatos. Mientras yo compraba, mi hermano pequeño vio al hombre y gritó emocionado: “¡Papá!”. El vendedor se puso muy avergonzado, yo también, mientras que la esposa del vendedor se reía a carcajadas después de que le expliqué la situación. Realmente deseaba desaparecer en ese momento. © Natalia SN / Facebook
  • Mi sobrino era un niño muy travieso y mi padre intentaba usar todo tipo de tácticas para que se comportara mejor. Una de las cosas que solía decirle era que si no se portaba bien, nunca crecería lo suficiente para ser un hombre alto y fuerte. Pero un día, mientras estábamos en un autobús, se subió un hombre con enanismo y mi sobrino corrió hacia él con una expresión de lástima en su rostro. Le preguntó si no había crecido lo suficiente porque se había portado mal, y mi padre palideció de vergüenza. Para sorpresa de todos, el hombre respondió con una sonrisa y le dijo al niño que había sido un niño muy malo y por eso no había crecido tanto. A partir de ese día, mi sobrino mejoró su comportamiento. © Jacqueline Ochoa / Facebook
  • Una vez, mi compañera me invitó a una fiesta para niños, pero no tuve ganas de salir el fin de semana. Cuando mi compañera me preguntó por qué no fui, le di una excusa tonta. Sin embargo, mi hija me desmintió delante de ella y le dijo la verdad: “No es cierto, no quisiste ir. Dijiste que te daba flojera, ¡yo sí quería ir!”. © Ampelia García Prieto / Facebook
  • En una ocasión, mientras comprábamos en una tienda de accesorios, una chica estaba probándose gafas de sol y me pidió la opinión de mi hija de 5 años, diciendo que los niños siempre dicen la verdad. Mi hija la miró y le respondió sin filtro: “Te ves como un payaso”. © Melania Sosa / Facebook
  • Un lunes en el kínder, se llevó a cabo la ceremonia de saludo a la bandera, donde se canta el himno nacional y se dice el juramento. En el primer día de mi hijo, la maestra anunció: “Es hora del saludo a la bandera”. Mi niño levantó su manita y saludó a la bandera diciendo: “Hola, bandera”. Me pareció tan tierno que lo abracé y me reí discretamente. © Diana C Jimenez / Facebook
  • Una vez fuimos a una función de danza contemporánea en un teatro grande en la ciudad de México. Mi hermana estaba presentándose y nosotros nos sentamos en la mitad del teatro. La función fue un poco larga y durante una de las piezas, las luces y la música se apagaron. En ese momento, la voz de mi hija de 4 años se escuchó: “Ay mamá, esto está taaan aburrido”. Traté de contener la risa pero mucha gente a nuestro alrededor no pudo evitar reírse también. © Ana Estrello / Facebook

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Imagen de portada Adán CH / Facebook
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